MAG: “Verborragia es vómito verbal, escupir lo que tenía contenido”

Entrevista a MAG y crónica de la presentación de su EP “Verborragia”


La presentación de “Verborragia” vio a Club Lucille lleno de un público extremadamente específico que cruza ravers de antro, metalerxs, tatuadorxs, promotores del glitch pop y familiares orgullosos. El público objetivo desorienta un poco, pero esconde un potencial: Cualquier apasionado por la creación alternativa puede hacerse lugar entre la audiencia de Mag. Ya sea por absorber influencias o directamente devorarlas, su propuesta es inclusiva por lo mucho que abarca. Es un nicho bonaerense que copa Uniclub en cada Fractura y se siente vivo viendo a K4 invocando demonios del punk, el industrial y el rap más hardcore con banda, igual que pudo haber sido Ca7riel unos años atrás cuando boosteaba el trap con metal y funk en la ATR Vanda (no extraña que Mag haya abierto la presentación oficial de Barro, nuevo proyecto heavy de Ca7o). Dentro de todas las excepciones Mag tiene potencial de ayudar a hacer una nueva (y mutante) regla.

Fotografía por @nicho.santini.

Es una novedad en todo sentido, por sonido y también por carrera. Es autóctona de la década del ’20 y el rango de herramientas y referencias coincide con su generación. Sus estrenos más recientes tienen una paleta completamente electrónica, cualquier sonido se samplea, se lo cruje, lava, estira, comprime y solda hasta que quede un golpe que no pueda ser reemplazado. “Verborragia”, su segundo EP, es el pisotón con el que se presenta formalmente en el circuito nacional.

Mag”, su EP debut, hoy casi que parece hecho por otra persona. Son tres canciones de producción indie y corte entre el R&B y un NeoSoul tímido. Ya había destellos en los relieves de su voz, pero fueron raptados por la oscuridad poco después. Mag cuenta que ese disquito homónimo no representa casi nada de su propuesta, pero “Sigo utilizando recursos de esos géneros para lo que estoy haciendo ahora, más que nada por el lado vocal. Muchas armonías de voces las tomo de ahí”. Y no miente, ‘GRIP’ y ‘RASTRO’, el tercio final de “Verborragia” apoyan su emoción en sutilezas que crecen de su voz.

En la primera mitad del EP rapea y le queda pintado, tanto para la batalla de autosabotaje que titula la obra, como para la ero-sádica ‘DOSIS’ y la insaciable ‘DAMELO’. Con el rapeo ya da cuenta de lo buena cantante que es: le exprime la mejor sonoridad a las sílabas, es puro estilo. Truco o herramienta, forma parte del entendimiento de todo lo que puede hacer con la voz y lo que vale eso. “Antes pensaba que cantar era elemental para hacer una obra musical y dejé de verlo de esa forma para entenderlo simplemente como un recurso. Si susurro, grito o rompo la voz puedo generar una variedad de sensaciones mucho más grande que si estoy cantando todo el tiempo. Y eso es algo que quiero hacer con mi música, adentrar a la persona en distintos mundos”.

Algo que la define hasta ahora es el aprendizaje. Su crecimiento artístico es brutal y está blindada en todos los frentes: en el estudio, en vivo y en lo audiovisual su propuesta es tan profesional como creativa. Los videoclips de ‘Tekhoe’ y ‘Para Que’ no son megaproducciones y aun así se ven a la misma altura (y hasta por encima) de muchos clips financiados por multinacionales. Tebo, hermano de Mag, bajista de la banda y también es el director audiovisual del proyecto. Encuadra igual que ella con la música, los elementos justos y necesarios, símbolos con fuerza de shock y efectos con fuerza de choque.

¿Para qué volver atrás?” pregunta el single de cabecera del EP, mientras en el video una ¿nueva? Mag secuestra a Mag, le arranca una fruta por la garganta y se la come. El saqueo y el desprendimiento atraviesan “Verborragia”, siempre el foco mira a la distancia, incluso cuando ella es objeto de la canción, se ve desde lejos como en un sueño. Mag cuenta que “Fue un proceso muy impulsivo. Expresar sentimiento muy viscerales como el enojo, la tristeza, el deseo. Verborragia nace de eso, de expresar sentimientos de los cuales estaba hasta cierto punto avergonzada y no expresaba hacia afuera”.


¿Cómo los tracks nativos de Ableton y forjados en hardware pasan a analógico? Volvamos a la noche del 4 de mayo, presentación oficial de “Verborragia”, para conocer detrás del telón.

Pero primero un párrafo paréntesis para Juana Rozas, telonera de la fecha, y la forma que toma en vivo su genial disco “Vladi” (leasé el número 21): Juana trae himnos pop salidos de una peli de terror clase B (B de bien camp). Como toda alma popstar se nota que ensaya frente al espejo sin parar y los resultados impactan. La concentración es total, cada mirada que clava está tan calculada como la coreografía (dos bailarinxs entran y salen de escena en una rutina que se ve libre sin dejar de potenciar el transe de cada tema). Apenas se escapa una sonrisa fuera del libreto. Con Bruno Donato, figura clave del pop de avanzada argentino, disparando pistas y toda una sonata de luces que la siguen, Juana tiene un show de alta categoría, preparado para escenarios cada vez más grandes.

Ahora. Mag tiene claro que “es complejo adaptar mis canciones a formato banda, pero a la vez es un proceso re divertido. Con el tiempo aprendimos que no es necesario apegarnos completamente a la versión original. De hecho muchas veces ese no es el camino porque simplemente no se puede. Lo que realmente presenta el desafío es preservar esa esencia digital que tiene cada canción”. Ya de partida es emocionante ver qué sucede en la transformación y también es una prueba de fuego para ver si la unidad nuclear compositiva pesa más que la producción. El paso a paso de la transformación fue “disparando pistas, utilizando efectos de voces, diseñando mejor los sintetizadores para que se acoplen a la banda”. Y el resultado es un conjunto metalero “que me encanta, porque mi primer acercamiento a la música, cuando era una niña, fue el metal, y poder volver a eso es algo que me fascina”. Esa fascinación se nota en el escenario.

La presentación cubre todas las facetas conocidas de Mag. Empieza despacio, con su repertorio más íntimo y los instrumentistas en modo caricia. Sienta las bases con R&B de bordes jazz-rockeros que track a track va creciendo con más intervenciones en la atmósfera. Mag canta todo pero no habla, no hay saludos ni nada que acorte la distancia con su presencia envuelta de negro y misterio. Contados entre 15 y 20 minutos se va, y para cuando sus cuatro acompañantes terminan una jam tranqui-funky está de vuelta con el overol blanco del videoclip de ‘PARA QUE’. El tono cambia inmediatamente. Solo queda el factor groove, ahora más grueso, transformado en groove metal. Tebo con su bajo de cinco cuerdas cumple los requisitos de todo manija de Les Claypool y Trujillo. Se toca la vida por Mag y lo siguen desde el teclado, la guitarra y la batería, ahora más sueltos en la frecuencia pesada de esta etapa de Mag.

Cuando la maquinaria manda baile el público obedece contento el tecno entumecido, hay cabeceo para el nu mental y pogo para los momentos pro-disturbios, como la aparición de Roma como invitado. Mag suelta guturales, grita, rumia, todo con un instinto rápido, que sabe cómo quiere sonar y toma todo lo que hay alrededor para lograrlo. Tienta ponerle la presión de ser la promesa de tal o cual sector de la música argentina y más. La potencia está y con su equipo están preparados. Nomás queda seguirle el rastro.

Reel como registro audiovisual del evento.

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