Los 21 del 2021: Mejores Discos Argentinos del Año

Un recuento histórico de qué sucedió con la música argentina en el segundo año de la pandemia.


Argentina tuvo un año musical excelente, como no se daba hace unos pares por lo menos. Para aportar algo a la historiografía cultural del 2021 hacemos este relevamiento de lo que sucedió en varios movimientos a través de obras de larga duración que han destacado.

Los Mejores Discos Argentinos de 2020

Tanto EPs como LPs están en orden de preferencia de menor a mayor, se lo puede leer como top o como simple antología. Para cubrir un poco más de terreno existen las menciones honoríficas, que incluyen trabajos excelentes que no entraron por gustos personales o ganas de escribir que provocaron. Además, vale decir que genialidades como “CRO9UIS”, “Siervo” y “Mundo Virtual” han tenido coberturas más que dignas en otros medios (links adjuntos). Se recomienda que, si disfrutan de los paradigmas entre paréntesis, también les den una oportunidad.

Vale decir que para 2022 se espera la llegada de “Tesoros en la Tundra” de Golden Boyz, “Speaking Tango” de Minino Garay, “Salve” de Noelia Sinkunas, “El Don” de Acru y Veeyam, “KONURBANA” de Pampa Trash, además de discos aun sin nombre de Faraonika, Cirilo Fernandez, Odd Mami, Marilina Bertoldi, Mir Nicolás, Zero Kill, Muhammad Habbibi y Santoz. Todos prometedores.

Aclaración: Si bien la lista intenta representar lo que sucedió para la música argentina en 2021, se centra principalmente en algunos fenómenos puntuales: Hip Hop, tango, jazz y pop, más algún atisbo de electrónica, R&B y reggaetón. Por ignorancia del autor no se incluyen trabajos de metal, trova, música clásica, etc, lo que no significa que no los hubo.

Menciones honoríficas:

-normA — CRO9UIS (Punk) [Tot Records]
-Palo Pandolfo — Siervo (Folk) [S-Music]
-Azabache Tango — Azabache (Tango)
-Julieta Laso — La Caldera (Tango) [Ultrapop]
– Agustín Guerrero — Estupidez (Tango) [Club del Disco]
-Sasha Sathya — L4 N1374 D3 L4 51RV13N74 (Reggaetón)
-Peces Raros — Dogma (Pop) [Gonna Go]
-Fransia — Mundo Virtual (Pop) [Queruza]
-Nan Que — Viuti (Pop)
-Melanie Williams & El Cabloide — Somos 2 (Pop)[Goza Records]
-Proyecto Gómez Casa — POST XXXX (Pop)
-Yamile Burich — Bardo (Jazz)
-Sin1Rostro y SP1200–19365 (Hip Hop)
-Iemai — Survival Horror (Hip Hop)

EPs

5. DJs Pareja & Lupe — Nuestra Forma [Muy Muy Limited]

Un nuevo EP de Lupe, esta vez producido por el dúo DJs Pareja, donde la platense evidencia porque es una promesa nacional. Son tres canciones originales y un remix, todas de un tech house hiper delineado, efectivo en su repetición. La voz de Lupe se mantiene etérea y precisa para expresar emociones así como para motivar esos bailes de interiores para los que está diseñado “Nuestra Forma”.

4. Saramalacara x Evar — USB IDOL [Bohemian Groove]

Con un lenguaje virtual que va de floggers a e-girls Sara está volviendo cool lo que era blanco de bullying. En “USB IDOL”, una cápsula de ocho minutos donde concentra toda su propuesta, Saramalacara evoluciona del soundcloud rap a una propuesta novedosa de influencias filo-otakus: OSU!, nightcore y vocaloid. Estéticas que rara vez se aprovechan fuera de sus nichos a las que Sara y Evar les hacen justicia.

3. O.L.I.V.I.A — (NO) ESTOY SOLA [Axioma Code]

Más de unx durante la cuarentena se convirtió en Rapunzel encerrada en la torre. Apareció ahí la disputa eterna sobre la soledad y la separatidad (ver Erich Fromm) ¿estamos solos o nos sentimos así? O.L.I.V.I.A busca responder(se) en “(NO) ESTOY SOLA”. La clave es del pop de ciencia-ficción en tiempo presente que el año pasado la hizo nuestra artista argentina del año. En cinco canciones con invitadas que representan compañía, sea virtual o física, alcanza una respuesta personal y musical satisfactoria.

2. An Espil e Iván C. Bakmas — Jesica Alegría

Hay duplas que no pueden fallar y esta es una de ellas. Ellos son Iván Bakmas es el guitarrista de Jasper, una de las bandas más grooveras del circuito local de música afroamericana, y An Espil, una de las cantantes con más personalidad y despliegue en el nicho de NeoSoul y R&B argentino, además de ser corista en Nafta, una de las bandas del momento. La química es total y prueba de esto son los 15 minutos de “Jesica Alegría”, su primer trabajo conjunto.

Los cinco tracks se suceden con una fluidez deliciosa en un paseo liviano por la intimidad de An. Sacan las mejores cualidades del lado orgánico del género, con toques funkys sutiles y una voz desafiante.

1. T&K — Frío Espero [Lealtad Music]

Cada obra de T&K encapsula una esencia propia. Clásicos como “Writting Classics” y “1993” lo hacen, pero también lanzamientos más dosificados como “El Libro Negro” y “Frío Espero”. Este último es su trabajo más abstraído de la realidad de la ciudad. Plena introspección en tiempos de cuarentena donde se relacionó consigo mismo y la naturaleza de forma más meditada.

Cinco canciones en las que alcanza su mayor perfeccionismo verbal. Aparece con herramientas lingüísticas sin precedentes en su trayectoria. Versos mayúsculos con fraseos adictivos y palabras que se paladean una por una. Con más de una década en la cancha se encuentra cada vez más detallista. “Frío Espero” se basa en tomar frutos de lo elemental, pero más desarrollado y cuidado que antes. Su brevedad no impide que sea una pieza clave en la trayectoria del rapero más importante de nuestro país.

LPs

21. Soui Uno — Refugio [OVXL]

Para Soui “Refugio” es su álbum debut y su ascenso de promesa a referente local. Sus atmósferas sombrías y baterías inquebrantables que hacen sacudir la cabeza lo hacen ideal para admiradores de la cruzada de Griselda tanto como tradicionalistas del boom bap de siempre.

El disco funciona como un refugio y a la vez exorcismo para la drogadicción y trastornos alimenticios. Su voz y rimas filosas mantienen la atención del escucha compás a compás, soltando punchlines y dando pistas sobre los derroteros que la hicieron ser quién es. En cada línea que clava la rapera bonaerense se para firme frente a los demonios del pasado y a quienes le fallaron. Soui vino por todo.

Até mi cuerpo con algún trastorno de alimentación
Llorando suplica que pare con la canción
¿Cómo le explico al que no vive sintiendo el dolor
que si lo escribo es porque el rivo me hizo mierda el corazón?

Mala Paciente

20. Wos — Oscuro Éxtasis [Doguito Records]

Wos creció. Logró salirse del envase de freestyler progresista que le convenía más al público casual que a sus canciones. En “Oscuro Éxtasis”, su segundo LP, esa pose combativa aparece en ‘Que Se Mejoren’, pero la línea general no va por ese rock populista, sino por el camino que inauguró en ‘Pantano’, el track más profundo de su debut. Es para celebrar que apueste por sus inquietudes creativas, aunque estas no encajen con el puesto que le dio tanto éxito.

No solo creció Wos en los últimos dos años, también lo hizo Evlay y ambos como dúo de rapero-productor. En lo macro y en lo micro componen y ejecutan mejor. Tracks como ‘Gato Negro’, ‘Culpa’, ‘Mugre’, ‘Mira Mamá’ y ‘Mugre’ demuestran capacidad para enfocarse hacia dentro hasta exponer las entrañas llenas de ese agrio empalagoso que da título e hilo conductor al álbum.

Reseña en profundidad.

19. Camila Arriva Grupo— Mujeres [Acqua Records]

Existen dos ideas fijadas sobre el tango. La primera que el tango es macho y, por defecto, de un machismo decimonónico inseparable a sus formas. La otra que, como el vino, te espera a que crezcas para que lo puedas disfrutar, lo que naturalmente lo vuelve “para adultos y viejos”. Ambas son difíciles de refutar, pero podemos afirmar que, como mínimo, hay excepciones. Camila Arriva, joven cantante nacida en Lanús, va en contra de estos dos preconceptos con “Mujeres”.

Un álbum de ocho tangos clásicos y nuevos, compuestos por mujeres (desde Eladia Blázquez y Mercedes Simone hasta Maia Castro y Verónica Bellini) e interpretados por mujeres, ella con su voz y un cuarteto integrado por la pianista Noelia Sinkunas, la violinista Sara Ryan, la bandoneonista Sofía Calvet y la contrabajista Mariana Borghi. La virtud es política, pero por supuesto que también musical: Cada canción elegida tiene una afinidad natural con la gran voz de Arriva y los arreglos de Sinkunas para el conjunto. Son contundentes y logran dar con el tango en otra forma, juvenil y femenino.

18. Dillom — POST MORTEM [Bohemian Groove]

2021 fue el año de la RIP GANG. La consolidación de Bohemian Groove como sello, la seriedad con la que se están manejando y la forma en la que buscan ir a fondo con cada propuesta son los motivos principales de su expansión en números y calidad.

POST MORTEM”, con sus virtudes y defectos, cautivó la audiencia local. La producción a cargo de Evar, Fermín, Lamadrid y el mismo Dillom es de un nivel altísimo, capaz de darle cohesión a un disco que pasa libremente por variaciones de pop alternativo, reggaetón, horrorcore, hyphy y emo rap. Como es de esperar de un debut, sus influencias a veces son demasiado claras (Odd Future, Eminem y la generación de Soundcloud), pero consigue meter su cucharada de picardía e imaginario propio de cumpleañitos, BDSM, amoríos disfuncionales y drogas.

Con varios bangers de por medio Dillom reflexiona sobre pegarla, oscilando entre sentirse un fracasado exitoso o un ganador sin competencia a la altura. Entre las sensaciones intermedias llegan las expresiones más valiosas de cómo es despertar en el sueño centennial trapero.

Reseña en profundidad.

17. Adrian Abonizio y La Máquina Invisible — Ciudad Malandrina [Acqua Records]

En un cruce generacional que acerca a Adrián Abonizio, de más de 60, y La Máquina Invisible, grupo de veinteañeros, se confirma la compatibilidad entre la trova y el tango canción. “Ciudad Malandrina”, hecho en y sobre Rosario, es el retorno al tango de Abonizio, uno de los exponentes de aquella generación de trovadores de la ciudad santafesina que dio a Fito Páez, Silvina Garré, Juan Carlos Baglietto y más.

Con la capacidad lírica que lo ha llevado a ocupar su lugar, Adrian pone en prácticas narrativas que giran en torno a una urbe problemática, tan querible como desastroza. Sus dramas no son estéticos sino humanos y el cantautor logra transmitirlos de esa forma sin perder el protagonismo de la ciudad. En las canciones a las que habilmente da forma la pequeña orquesta que es La Máquina Invisible, Abonizio pone su voz, que poco tiene de tanguera pero que funciona contrastando su tono clemente con el filo reo de sus letras. Consiguen exponer una galería de imágenes cotidianas capaces de expresar más que cientos de estadísticas sobre la vida en Rosario.

El pacú intoxicado se vende en los mercados
con merca en el corazón

Ciudad Malandrina

16. Intendente — Bruto [Axioma Code]

La dupla de Río del Pary y LaDa666a es una de las favoritas de la noche porteña. Son promotores de la jodita en cada banger y en “Bruto” ese equilibrio de rap y electrónica se inclinó todavía más para las raves. La idea fue hacer himnos para gritar en giras donde no se descansa, algo para lo que la cuarentena no fue un impedimento.

Bruto” es su primer disco y en el decidieron meter EDM al palo para bailar bajo efectos diversos. Se mantienen lascivos, adictos a formas peligrosas de divertir el cuerpo. La rompen sus bangers y deja sediento al escucha.

15. N.a43 Is The Eye — The World is the Painting of God

Holy K, Sin1Rostro, Soui Uno, nn.carvalho, Timmy Trein, H de Perra, Hermano Jade, alsina.carson, Skan, Gytana y N.a43 Is The Eye, entre otros tantos, representan una nueva generación del rap en Buenos Aires. Una camada nativa del drumless y el renacentismo neoyorquino en el rap, con sus propios códigos y formas instalados en sus modus operandi. N.a43 con el EP “L.A.W” y la beat tape “DEW of Life” en el 2020 ya se había perfilado como promesa para esta década y, al pasar un año, se cumplió con su LP debut: “The World is the Painting of God”.

Loops tensos de cuerdas, vientos o piano con solo lo imprescindible, son los lienzos para la semántica espiritual y pictórica que hila el relato de principio a fin. Ni el título ni nada es arbitrario en esta obra. Hay una cosmovisión parcialmente encriptada con la que se insiste en el tracklist, haciendo referencias a una relación espejada entre Dios y el Mundo. Un relato meditado que conlleva ideas teológicas de lo más interesantes, especialmente en un país como Argentina donde no se suelen corresponder las inquietudes de este tipo. En una línea compartida con bestias como Mach-Hommy, el arisco 43 abre puertas que nos comunican con algo más.

14. luan sounds — 2002

León Cordero* nació en 2002 y eso es tan escalofriante como encantador. Se presta a ponerle la presión de ser el futuro musical del país. El santiagueño produce a un nivel de primera línea, capaz de hacer hits veraniegos como el funk carioca suave ‘Kalor’ o baladas melosos como ‘Again’. Sin embargo para su disco debut dejó de lado sus dotes mercadeables y se metió de lleno en el espectro de Hip Hop experimental e industrial que está casi inexplorado en Argentina.

2002” concentra en 26 una cantidad increíble de momentos musicales y hasta anti-musicales únicos. Es un Triángulo de las Bermudas informático del que desbordan ruidos y frases que le dan alma. Son pocos los pasajes con beats y versos de linealidad medianamente estándar, pero son tan logrados como los tiempos de disrupción plena. Su mejor equilibrio de fuerzas transformadoras lo encuentra en ‘SUPAH CUMPA’, uno de los tantos caminos a seguir para su prometedor futuro.

*Desde el 2022 León adoptó su nombre de nacimiento para su carrera artística, dejando atrás el pseudónimo luan sounds.

13. Flavio Romero — Paisajes de un Venidero Retorno [Club del Disco]

El tercer LP del contrabajista Flavio Romero es de cocción lenta. Su cuarteto con piano, batería y vientos no se apresura para llegar a los puntos de ebullición más vistosos del álbum como ‘Etude Sudaca’ o ‘Lienzo’. Porque estos paisajes se conforman tanto de las grandes figuras que portan como de las minucias que los hacen tan impresionantes.

Se nota la dirección de un contrabajista en este viaje por futuros pasados, atento desde las bases a la pluralidad de voces musicales en sus composiciones personales. Además Flavio no es cualquier contrabajista, es uno de los más destacados del jazz local y se conoce bien con sus cómplices, con quienes tiene la química que necesita este tipo de música. Con sus escapadas de la convención, su trabajo de estudio y su creatividad, “Paisajes de un Venidero Retorno” sobresale en el tan rico panorama nacional.

12. Ca7riel — EL DISKO [Clix]

Ca7riel, una de las figuras más importantes de esta generación de músicos argentinos, planteó “EL DISKO” como la puesta de todo lo que es él como artista. Con esas condiciones podemos interpretar la situación actual de Catriel Guerreiro: está bien, está motivado y está alzado.

Es una etapa de su vida en la que no hay conflicto. Ya están despejadas las tormentas, tanto la económica que lo aquejaba en ‘POVRE’ , así como la personal que lo perseguía en su ‘BZRP Session’. El aislamiento fue enfermizo, pero la cura también sirvió de antídoto para los demás males. Es un proceso que narra subliminalmente en ‘Polvo’, el cierre y a la vez la pieza más trascendente del disko.

Este tercer álbum no tiene nudo. La música es un fin en sí mismo y se desarrolla sin parangones de la forma más mutante que le pueda salir a Ca7o junto a Tomy Sainz, su ídolo y aliado, baterista de Huevo, Román y, en general, uno de los mejores del circuito argentino. En otro caso la falta de tensiones podría hacerlo un envase vacío, pero no es así cuando hablamos de dos de los músicos más creativos del país. A dúo jugaron con la tensión entre lo experimental y lo comercial, sea en clave de R&Bs o raps deformes donde fluyen funk, neosoul y plugins de EDM. Con una herencia fuerte afroamericana, es música de una búsqueda densa al mismo tiempo que es pegadiza para el cuerpo y la mente. Efectivamente se lo pasa muy bien.

Reseña en más profundidad.

11. El Doctor — FAFA

Al Doctor no se la contaron. Su credibilidad es total y no compra con nadie. Como músico es único en el territorio argentino, que no tiene idea de cómo reaccionar a un gángster nacional. “FAFA” es su álbum debut (siendo “Youtub chupame la” un compilado) y, a la vez, su mayor legado hasta la fecha.

Tiene todo lo que significa El Doctor y más. Los beats son de drill, tanto la versión inglesa que pega ahora como la chicagüina originaria, un sonido apenas explorado en el plano local y que El Doc ya domina plenamente. También hay plugg, boom bap y hasta trap metal, variaciones que suman a la clase del doctorado.

Al frente de todo está la cualidad superlativa del Doctor que es ser puro shock value a un nivel que en Buenos Aires solo han llegado Ricky Espinosa y los más zarpados de la cumbia villera. Pablo (así se llama) rapea cosas que la mayoría no se atreverían a decir publicamente jamás. Eso incluye desde bizarreadas puras como “Yo que no soy Brad Pitt, pero a veces tiro facha” hasta las líneas más frías que se hayan grabado en nuestro país:

Shout out para mi gente de González Catán
Donde los wachines mataron a Satán

Ni Makri Ni Kishner

El Doc demuestra que absolutamente todo puede rimar con un sinónimo de falopa, garche o calle. El campo semántico es limitado, pero están llevadas a fondo todas las posibilidades (“A esa puta le enseño, Julián Weich, le cumplo el sueño”). Ese valor de shock adictivo de cada barra es lo que lo define, casi que su única virtud, pero la desarrolla tan bien que con eso le basta para hacer un álbum mucho más potente emocionalmente que músicos de lo más letrados.

Para él la escena del trap no pasa de ser un casting de One Direction, un lugar donde se esfuerza el triple para abrirse paso y representar el lado más oscuro de la calle, al que incluso piensa volver si la música falla. Muchas veces parece ser pura violencia porque sí, pero también deja conocer las heridas psicológicas al punto de que cierra con ‘Me Voy’, una carta suicida. La muerte es una constante y un boleto asegurado hacia el infierno. Solo los raperos más capaces representan las dos caras de esas vidas ásperas: El poder y la debilidad.

Amor si me muero no llores por mi no te preocupes por eso,
mis amigos están muertos o están presos,
no quiero hablar de eso
solamente dame un beso

Dame un Beso

10. Patricia Malanca — Traerán Ríos de Tango las Páginas de un Libro [Acqua Records]

Partimos de la rareza que son los álbumes de tango hechos 100% de composiciones nuevas, necesarios para que el género no se estanque por la nostalgia nata que lo devuelve sobre sus pasos. Patricia Malanca, con Acho Estol como mano derecha, escribió cada canción de “Traerán Ríos de Tango las Páginas de un Libro” inspirada en una obra literaria distinta, siempre argentinas y siempre de autoras mujeres como Leila Guerriero, Mariana Enriquez u otras grandes. Este diálogo artístico otorgauna riqueza en términos de contenido y referencias que es enorme.

La voz de Malanca y aquello que narra son totalmente protagónicos en la música, que se estruja y libera a la par que cada historia. Cada track tiene su propio elenco de sesionistas, dispuesto a adaptarse a chillar, tensar o aliviar cada vez que se lo requiera. Así logran piezas de total intensidad como ‘Otra Chica Muerta’, ‘Catedral Sin Dios’ y ‘Salvate Amor’, donde se intercalan pulso a pulso con el rapeo de Real Valessa en una conjunción de tango y Hip Hop de lo más lograda.

Traerán Ríos de Tangos las Páginas de un Libro” es una obra fuerte en todo sentido. Porta una gran variedad de relieves emocionales y vocales para firmar una porción robusta de realidad.

9. Paco Amoroso — SAETA [Clix]

La pausa del dúo de Ca7riel y Paco Amoroso conforma todo un suceso para la música argentina. La dupla del momento se separa y, aunque sus discos hayan salido con dos semanas de diferencia y en el mismo canal, su cariño mutuo fue guardado en el ámbito privado para dar lugar a la independencia de ambos. Algo que pesaba más para Paco, que por un lado siempre fue considerado “el compañéro de Ca7riel” y por el otro venía con un linchamiento web por algunas pavadas reprochables que dijo en su momento que pasaron a mayores debido a la difusión pública.

Ya no hay nada que me saque del mareo
Sigo yendo a buscar vida si la veo
Y aunque quiera salir, sigo atado al anzuelo
Pensé que iba a haber sol pero solo no puedo

Imán

Ulises Guerreiro sobrevivió a estar entre la espada y la pared con una encerrona de cuarentena. En el camino quedó el aspecto más gede de su personaje y también esa desesperación de ‘Si pasó de moda te juro que me suicido’, como rapeaba en ‘Todo el día’. El house lo refugió. Ganó en madurez y pasó del frente rítmico, siendo hasta ahora baterista y rapero, al melódico, dándose a conocer como cantante a la vez que como individuo. No es casual que una de las últimas líneas de “SAETA” sea “Y no fue Paco, fue Guerreiro”.

La trama del disco es principalmente nocturna y romántica, pero también deja escapar ciertas confesiones de errores, miedos (‘Imán’) y más. En ‘Switch’, segundo en la tracklist, dialoga con ni más ni menos que Adrián Dárgelos sobre amoríos, pero también sobre disfraces situacionales y una vida irregular: ‘Bien, mal, bien, mal, bien/Hasta que se rompe el switch’. Las huellas de su proceso no están expuestas claramente, pero se pueden encontrar.

SAETA” intenta y consigue establecer un mood de microbailes y amor desvergonzado. El house no será el género más popular de Argentina, pero este tipo de lanzamientos muestran posibilidades más allá del nicho. De parte de Paquito existe un buen gusto para la elección de productores: Axel Krygier, Maxi Sayez, Bruno Donato, ALOT, Percii, Baby Boom, Felipe Brandy, Tadefonk, Neekl y Polsick, todos nombres para tener en el radar. Ellos ponen a surfear sobre los beats magias creativas que están presentes en todo este repertorio, ejemplos sobran: La guitarra en ‘Chinga Sport’, la flauta traversa y el talkbox en ‘Da Igual’, la combinación de bajo funky y piano de ‘Pistola Desnuda’, entre otros.

Paco fue capaz de conglomerar la manija del Doctor, así como versos de puro deseo como los de Tío la Bomba y Lara91k, además de la siempre obtusa genialidad de Dárgelos. Todos en un álbum de house, donde todos conviven bien pero fuera de su zona de confort. En curaduría de feats no tiene competencia por sorpresivo y excepcional.

Quedaron en el pasado las dudas de su capacidad para dirigir una propuesta artística propia y de calidad. 26 minutos le bastaron para renovarse con un discazo, raro y natural a la vez. Relajado y con la repetición como aliada, se lleva los méritos de ser de los más disfrutables de la lista.

Reseña en más profundidad.

8. S.Riquelme — El Último 10

No es ninguna revelación que el trap en Argentina, ese trap que se puso de moda, no tenga que ver con la movida original de Atlanta. La escena local lo enfocó en ser una renovación de energía juvenil necesaria en la música argenta, pero más allá de que se comparta el flexear y se imite a Migos, poca relación hay con las trap houses donde se cocina crack en el sur estadounidense. Es una característica general de nuestro Hip Hop donde, como dijo Malandro, “el rocho no canta, va atrás del filo”.

S.Riquelme rompe con esto y mata dos pájaros de un tiro. Encarna el lado picante de la calle a la vez que no se hace pasar por transa yankee: “Esto no es gelato puta, es porro de la villa”. A los transas se les caga de risa después de que le fíen el postre. “Yo ya era trap sin hacer trap, imaginate haciendo trap”. Lo suyo es argentinidad al palo, explotado de jerga y descansero a muerte. Te cuenta la de acá con los detalles y los códigos de acá. Sin discriminar entre reggaetones y traps sucios escupe por y para la calle punchlines como “robando Pokemone’, equipo Rocket”.

El Último 10” es, por escándalo, uno de los mejores discos de trap que se hicieron en el país. Santiago es de esos raperos de ultratumba que no salen del under si no es casualidad y, con lo poco rentable que es hacer música así en este país, rara vez llegan a grabar un disco. Por suerte con DosisMuzic y JaviiProd lo hicieron y esperemos que no sea el único.

7. Sassyggirl — Intima [Agva Records]

El reggaetón argentino finalmente despegó. El generó pega en el país desde, como mínimo, ‘Gasolina’. Sin embargo, la producción autóctona hasta ahora ha sido escasa en relación con el nivel de rotación que tiene en fiestas y medios de comunicación. Esta década marca una suerte de comienzo oficial para un reggaetón nacional masivo, que ya no solo se cierne a las formas puertorriqueñas y colombianas (siendo Cazzu el mejor ejemplo local de ellas), sino que va más a lo local gracias a los productores y DJs detrás del turreo y el RKT, además del estrellato de L-Gante, que dificilmente sea el último.

A su vez, en el underground el neoperreo local suena cada vez mejor. Six Sex apareció como la revelación argentina del año, Sasha Sathya publicó su segunda placa, “L4 N1374 D3 L4 51RV13N74”, y Sassyggirl editó “Intima” bajo Agva, sello de electrónica siempre a la vanguardia.

La búsqueda es el ravetón, actualizando la búsqueda casi futurista de Dj Blass con contenido apto para los clubes alternativos de Iberoamérica. Dejando de lado el minimalismo que se acostumbra en el reggaetón, en “Intima” se le da mil vueltas al patrón sincopado de timbales. La fuerza de las percusiones varía de las más camufladas (‘Ravetón’) hasta las más fuertes (‘Guayoteo’), así como hay experimentación generalizada con juego de voces, samples y capas que le suman el valor anfetamínico.

Si uno hace un recuento de los temas que son hits en el álbum tiene que nombrárlos a todos. El equipo de productores es internacional e imparable: El Plvybxy, Merca Bae, Medio Cielx, Rattlesnakke, Genosidra, King Dou Dou, Brujjas Deejay y Niqt. Además hay apariciones de Sara Hebe, Dj Sustancia, Lizz, Tomasa del Real, NereidO y la misma Rattlesnakke. El mérito es de todos ellxs, pero principalmente del comando de Sassyggirl, su estilo trashy y su visión.

6. T&K y Mir Nicolás — 29 [Lealtad Music]

Nico Mir y T&K nacieron los dos un 29 de junio y a partir de ahí viene “29”. Un disco en el que expresan su amor por el rap, específicamente el Hip Hop boricua y el sonido de la MPC. Mir dijo que este era un álbum que siempre había soñado hacer y esto vale por el sonido, pero también por el orgullo latino.

Kool G Rap siempre está presente, pero acá rescata otras cosas. En parte el buen gusto para el R&B con Vanina Devito como invitada estrella, pero más que nada la influencia puertorriqueña de compilados como “Boricua Guerrero” y personajes como Tony Touch, Daddy Yankee, Vico C, Big Pun y Dj Playero, a quien se lo referencia directamente en la portada.

La diferencia entre homenaje e imitación siempre es difusa, pero este es un ejemplo bien claro de lo primero. Dejan los trips de lado, toda búsqueda de tener la barra, el verso o el disco del año, e incluso el talento de ambos como beatmakers: Llamaron a Dabeunotres para que produzca todo. Dabe no solo es muy bueno, tiene una MPC, la clásica e irremplazable para dar con esos bajos y breaks que ya casi no se hacen.

Reseña completa.

5. Coghlan — Bossa Buenos Aires [Yolanda Discos]

Buenos Aires siempre fue reseñada por los músicos como un centro de nostalgia o de opresión. Un hogar para la melancolía en el resoplido de los bandoneones clásicos, un puerto de Bronca para jazzistas como Jorge López Ruiz y un aguantadero de reaccionarios para varias generaciones de rockeros. Sin dudas ha generado cariño, pero rara vez hay optimismo alrededor de su figura. Ysy A en ‘Buenos Aires es Amor’ mostró un orgullo porteño poco visto en centennials, pero otra ídola joven, Nathy Peluso, la cantó como una metrópolis solitaria. Chano Carpentier la condecoró como mágica y hasta ahora fue la gran excepción. Hasta ahora.

 Coghlan borra de un plumazo el esfuerzo sobrenatural que le cuesta al hombre argentino bailar con todo el cuerpo y hace un atentado contra la vergüenza en “Bossa Buenos Aires”. En su propuesta manifiesta una confianza en sí mismo que le permite disfrutar plenamente el contexto. Esta seguridad no es unipersonal, busca compartirla activamente en líneas como “Por favor/No tengan vergüenza/Acérquense al fuego/Acá no hay nadie mejor que vos”. Su cosmovisión es contagiosa y sus formas convincentes.

Curiosamente la geografía de estas composiciones es digital, pero logra representar mejor que nadie cómo brilla el sol reflejado en el Río de la Plata. Una nueva tónica para una nueva forma de vivir la metrópolis. Su energía liberadora estalla en electropops que están entre lo más novedoso de la música argentina, incluso en el underground: Contrasta con la oscuridad deconstructed club de AGVA y con las capas de sintetizadores construidas sobre remembranzas que se estilan en Laptra. Coghlan reflecta luces del hyperpop, refuerza con neopsicodelia y las coreografía para que bailen inspirado en el beat baleárico.

Cuando parece que en Argentina no hay futuro, “Bossa Buenos Aires” y la nueva generación de pop inauguran un faro.

4. Ramiro Flores, Hernán Jacinto y Pablo González — Tauro [Club del Disco]

El trío Mapu, tres referentes nacionales del jazz juntos con formación de saxo, teclados y batería, dio un recital por streaming y, contra lo aparentemente descartable del formato, quedó para la historia. “Tauro”, de composiciones propias y una spinettiana, es casi una hora de jams de altísimo vuelo.

Lo que hay es un triálogo entre las yemas de Jacinto que desconocen la gravedad, el soporte diplomático preparado para todo que otorga la bata de González y el dinamismo total de Flores en saxo soprano, saxo tenor y trombón. El equilibrio entre las partes es irreprochable. Escucharlos es como ver una bola de rayos constantemente estimulada para sacarle infinitas combinaciones eléctricas. Al formato improvisacional jazzero le suman su pizca rockera y un sonido moderno muy necesario para la escena criolla.

3. Punto y Pacífico — Tierra en Trance [Yolanda Discos]

El mayor evento musical en Argentina el 2021 fue sin dudas que parta la nueva generación de pop nacional. Amplia en su provecho de las distintas corrientes mundiales del pop, pero con dos principios en común: Son artistas actuales y necesarios. Punto y Pacífico, Fransia, O.L.I.V.I.A, Coghlan, Nan Que, Faraonika, La Banda del V.I.P, FERMÍN, Mimi Lagarto, Lirio, entre otros que se irán sumando, tienen lo necesario para generar el gran movimiento musical de Buenos Aires en esta década.

Sin pretensiones aparentes Francisco Zuleta hizo su primer disco, “Tierra en Trance”. En la teoría no parecería ser un LP particular para la producción local: Un chico que en cuarentena hizo canciones con su computadora, consultando con un productor por videollamada y finalmente editándolas con un sello independiente. Pero para Zuleta y Moreu, productor clave del panorama, fue suficiente ese despliegue sencillo para realizar el debut del año.

La sensibilidad de Punto y Pacífico es inequívocamente pop, pero lleva hacia puertos atípicos. Las composiciones de “Tierra en Trance” obedecen patrones propios, sin estribillos pegadizos, pero con motivos que logran el mismo efecto recurrente. Con una voz procesada en digital canta letras con muchos más verbos que adjetivos, en constante acción e interacción con el receptor.

En Argentina apenas se ha hecho art pop electrónico, pero con sus paisajes musicales vívidos y la creatividad de cada momento Punto y Pacífico lo explaya en plenitud.

2. K4 — K4 [Bohemian Groove]

K4 es un loco feo. Probablemente no guste a nunca a la mayoría, pero hace la música más mutante de la nueva generación argentina con dosis extremas de adrenalina y conceptualización. Su propuesta, que siempre había supurado potencial, se concentró al máximo en “K4”, un disco con personalidad múltiple.

Este, su segundo álbum, se ensambló a partir de los EPs y personajes “K1”, “K2” y “K3”, cada uno con narrativas y estéticas propias. El primero de manija motorizada, rapeada en cadencias de trap con combustión pesada que rompen todo lo que se acerca. El segundo marginal crónico y radioactivo, en formato banda de bajo, guitarra y batería (ni más ni menos que el gran Proyecto Gomez Casa) con post-producción. El tercero alienígena, enigmático pero hiperactivo, que sobre lisergia digital se debate sobre su lugar en el mundo.

Estéticamente es de lo más creativo que se puede escuchar no solo en las vertientes más experimentales del Hip Hop en Argentina, sino en el mundo entero. Además de que su excentricidad igualmente está en el contenido de cada línea, que hace collages con los flashes más fuertes de nuestra memoria fotográfica para relatar secuencias de caos. Todo esto, junto al interés que genera conocer a K1, 2 y 3, al mismo tiempo que a K4 y a Tomás, empaquetado en 35 minutos de arte en bruto.

1. Diego Schissi Quinteto — Te [Club del Disco]

Ese terreno que encontraron Rovira, Salgán, Piazzolla y otros, llámese música de Buenos Aires o tango nuevo, poco se lo aprovecha para lo fértil que es. Diego Schissi, gigante local del piano desde sus tiempos jazzeros en el histórico Quinteto Urbano, está entre quienes siguen profundizando en las posibilidades de esa música nuestra. Sin imitar él y su grupo tocan en la misma liga que aquellos ídolos de antaño, que también sostienen su actualidad en los resultados de este ejercicio.

Te” además funciona sobre la pertenencia de Luis Alberto Spinetta a nuestro repertorio cultural más elemental. La única composición que no es de Schissi en el álbum, ‘Nube’, es suya. Además de que los títulos de las canciones están dados en ‘Por’, con su letra hecha de palabras conectadas por la música de sus fonemas y no por la lengua.

Cada una de las 19 canciones tienen su idea núcleo. Santiago Segret en bandoneón, Guillermo Rubino en violín, Juan Pablo Navarro en contrabajo, Ismael Grossman en guitarra y Diego en piano se encargan de expresar esas ideas de la forma más pura posible. Así salen temas enrevesados, impredecibles que, de forma totalmente instrumental, hablan.

Conversan e intercambian con la historia bonaerense en el proceso interminable de construir nuestra identidad. “Te” está grabado en 2019, subsidiado por el INAMU a través del Fondo Nacional de las Artes e impreso indeleble en el legado tanguero.

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