A finales del 2015, la cantautora Luiza Lian le presentó unos poemas y esbozos de canciones que había grabado mediante nota de voz a Charles Teixier, productor y baterista de su banda en vivo. Estas grabaciones terminaron transformándose en canciones que conformaron su segundo álbum, «Oyá tempo«, el cual era completamente distinto a todo lo que Luiza había hecho anteriormente, y bastante distinto del panorama musical brasileño en ese momento.
Si bien la inspiración detrás de la producción supuestamente venía de Travis Scott o de Hudson Mohawke, tanto la estética como la utilización de samples presente a lo largo del mismo la acercaba, quizá accidentalmente, mucho más al vaporwave. Y aunque ya para ese entonces acercar ese género a la música pop tampoco era 100% novedoso, lo que lo diferencia más allá de la intencionalidad es su sonido e identidad puramente de Brasil. Junto a lo “experimental” y electrónico, «Oyá tempo» sintetizaba en 26 minutos referencias culturales a religiones afrobrasileñas como el candomblé o el umbanda, ritmos de baile funk, y un estilo de escritura propio de la música popular brasileira (MPB).
Las colaboraciones entre Luiza y Charles continuaron a lo largo de los años, y crearon otro disco más, «Azul moderno«, el cual la acercó a un público mayor dentro de su país natal. Hecho que hace más curiosa la espera de cinco años entre su tercer y cuarto disco, pero la razón es un poco obvia: la pandemia. El grueso de su cuarto álbum, «7 estrelas | quem arrancou o céu?«, el primero bajo ZZK Records, ya había sido compuesto en el 2019, pero con el pasar del tiempo cada tema comenzó a tomar otros significados y caminos para la artista, no solo por la cuarentena, sino por atravesar casi toda la presidencia de Jair Bolsonaro y la crisis política en su país.
En ciertos puntos, la música de «7 estrelas | quem arrancou o céu?» no está tan lejos del trabajo de otras de sus compatriotas que fusionan estilos locales con un pop más alternativo. Su sonido puede tener alguna conexión con la música más popular de Brasil, como también con las propuestas más experimentales del mismo, sea la vanguarda paulista de los años 80 o el material del sello QTV hoy en día. La sensual ‘Homenagem‘ no sonaría muy fuera de lugar en algún disco de la nordestina Duda Beat, y ‘Desabriga‘ podría pasar por un tema de alguien como MC Tha tranquilamente.
Pero más allá de sus momentos más “suaves”, una de las tantas cosas que separa el proyecto de Lian del de cualquier otro es la producción, constantemente densa, compleja, utilizando samples e instrumentos de una forma que resulta hasta desconcertante. Incluso en los momentos más accesibles del álbum se nota la forma en la que permea la influencia de la electrónica experimental. En temas como “Cobras na sua mesa” o “Eu estou aquí” se juega con las influencias del funk brasileño y del MPB de una forma similar a la que artistas como L’Rain, Klein o Elysia Crampton juegan con la psicodelia, collages sonoros, distintas formas de distorsión, glitches y más para crear una atmósfera caótica. Sin embargo puede seguir siendo, en mayor o menor medida, identificable como “pop”.
Todo este caos musical se refleja en las letras de Luiza cuando plasman la situación política compleja que atravesó Brasil en los últimos años y que culminó en la presidencia de Jair Bolsonaro. El punto de vista es pesimista, preocupado por el futuro. Tiene sentido que, en una de las canciones más experimentales del disco como lo es ‘Forca‘, se hable acerca de “falso poder” y como “la misma fuerza que levanta, te puede cortar la cabeza”. El disco abre con ‘A minha música é‘, que si bien empieza con un estilo R&B bastante etéreo, termina con la voz de Luiza distorsionada y robótica diciendo la frase “todo mundo morto”.
Viendo más allá de toda la incertidumbre, el disco termina en una nota un poco más positiva. La canción que da (la mitad del) título a este álbum, ‘7 estrelas‘ es una oda a la espiritualidad, honrando y haciendo referencia a las 7 líneas de la religión umbanda, en uno de los puntos más accesibles y pegadizos del mismo. Y para cerrar todo, ‘Desagua‘, un tema con una clara inspiración en la samba, es a nivel sonoro uno de los temas más ligeros, con una melodía verdaderamente bonita que más deja brillar la voz de Luiza. En este track puede también establecerse una relación, sobre todo en las letras que tratan de sanación y de ir hacia adelante, con el final de una presidencia ligada a una crisis social que causó muchos momentos turbios. Si bien es posible que se haya hecho mucho antes de que esto ocurriese, el tema toma un nuevo significado más optimista, un nuevo matiz con el pasar del tiempo, contrarrestando la desesperanza de buena parte del álbum.
La dualidad constante, presente mismo en que el disco tenga dos títulos – “7 estrelas” y “Quem arrancou o céu”, – es algo que caracteriza esta obra para bien. Lo oscuro y lo luminoso, la calma y la desesperación, las letras románticas, sensuales y espirituales y los comentarios sociales y políticos, los sonidos futuristas y el arte tradicional. Quizá lo que plantea «7 estrelas | quem arrancou o céu?«, más allá de ser el proyecto más notable de Luiza hasta la fecha, es que no siempre hay una dicotomía en sí, que las líneas entre una cosa y la otra no necesariamente son tan claras.