Jhay Cortez - Timelezz

La nueva generación de la isla de Puerto Rico.

Jesús Nieves Cortez, conocido popularmente como Jhay Cortez, ha sido uno de los nombres más interesantes de la nueva camada de reggaetoneros jóvenes que dejó la década pasada. Luego de una saga de años bastante deslucidos para el género, el quinquenio más reciente ha traído el ascenso de nombres como Bad Bunny, Myke Towers, el anteriormente nominado Rauw Alejandro, Mariah Angeliq y, por supuesto, Jhay Cortez; todos ellos consolidados como la nueva generación de la isla de PR y sus cercanos culturales.

Este grupo de artistas, que pasaron de ser notables excepciones a convertirse en la regla, han sido vitales en la recuperación comercial y de calidad que ha tenido el reggaetón en el presente, devolviendo al boom-ch-boom-chick (“tumpa tumpa” dirán otros) a la titularidad de la música popular.

Ahora bien, lo interesante dentro de la propuesta de JhayCo, en particular, es la capacidad de entender y sentir la esencia de la vieja escuela, cosa que lleva a que su música palpite de la misma forma en que lo hacía el reggaetón en la época añorada del mismo. A veces lo hace de maneras demasiado evidentes (y, por tanto, menos vistosas), como las citas y homenajes a canciones que registran ya cerca de dos décadas de existencia. Pero cuando encuentra métodos más sutiles para comunicar su placer en recuperar una época que ya no existe, brilla como pocos han sabido hacerlo.

Ajeno de la cita, recursos desgastado de la recursividad en el reggaetón, tanto la producción como la escritura en “Timelezz” son capaces de reinterpretar sutilmente el reggaetón, uniendo las sensibilidades contemporáneas y las percusiones sintéticas con homenajes evidentes pero delicados al proyecto de “Los Rompe diskotecas” de Héctor “el Father”, a las producciones picantes de Nelly, la mente maestra, al imponderable himno ‘Dile’, de Don Omar, entre otros hitos relevantes de la historia de la música boricua.

Sólo por esa capacidad de sentipensar profundadamente el género, Jhay Cortez pasa de ser la sombra de monstruos más grandes que él (como mostró gráficamente lo eclipsado que se vio en el remix de su hitazo ‘No me conoce’), a ser una figura que brilla con luz propia y se resguarda en el respeto de sus colegas.

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