La identidad nunca muere: El viaje de Nero Lvigi hacia sus raíces afroperuanas

A meses de la publicación de su tercer disco, «Afroperurban: Los De Verdad Nunca Mueren», el más importante de su carrera, Nero Lvigi nos recibió en su barrio, La Victoria, en Lima. Tuvimos una íntima conversación con él sobre sus desafíos, inquietudes y metas como rapero. Un camino minado por la incertidumbre y el riesgo constante, pero también lleno de sacrificios, identidad y redención.

AARON

Fotografías: Valeria Vicente.

No hay que caminar mucho para darse cuenta que estás en La Victoria. La calle te da señales. Los santos pintados en diferentes esquinas, la música saliendo desde el fondo de los callejones en medio de las avenidas y las siglas del equipo de fútbol Alianza Lima escritas en varias paredes, son los síntomas urbanos de un distrito que se rige bajo su propia identidad y su propia religión. Estamos en Lima, a quince minutos del Centro Histórico. Cerca de las nueve de la noche, la fotógrafa y yo, el periodista, nos dirigimos hacia el encuentro con quien es, precisamente, el rapero de La Victoria, y que personifica todos las características mencionadas. 

Nos espera en su hogar, cerca de la calle Sáenz Peña. Cruzando la calle, hay un grupo de jóvenes practican box. “Yo también estuve practicando un tiempo con ellos”, nos comenta el Nero Lvigi, que serio y tranquilo, pero sin dejar de ser hospitalario, nos invita a pasar. En su casa se respira rap. Desde los discos de vinilo que están puestos en su repisa, donde podemos identificar «The Score» de The Fugees, «Late Registration» de Kanye West y «Good Kid Maad City» de Kendrick Lamar; hasta la música que suena de fondo: la sesión que acaba de estrenar Norick en la plataforma Casa Parlante de Santiago de Chile. También hay libros de Hip Hop, juguetes de colección, y algunos cuadros que adornan su sala.

Es claro que estamos frente a uno de los tipos más raperos del Perú. Que paseó su música por países de Latinoamérica como Argentina, Chile y Ecuador, primero con su grupo Inkas Mob y después como solista. Hace unas semanas regresó de su gira por Europa, donde ofreció conciertos en Francia, Italia y España, presentando su más reciente disco: «Afroperurban: Los De Verdad Nunca Mueren«. Disco que también es motivo de esta entrevista.

Yo represento a ese chico tranquilo que no habla mucho
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Sobrino de Chino Chiok, el que se fue pa Nueva York
El que sacó adelante el block y nunca disparó una glock

REPRE$ENT

Mucho antes de ser el rapero de La Victoria, Nero era simplemente Luigi García Chiok, un joven que trabajaba en el área de marketing de una conocida clínica de la capital donde durante años acompañó a gerentes a realizarse chequeos médicos. “Fueron tres años en donde tuve contacto con la mayoría de dueños de empresas del país. Por supuesto a ninguno le contaba que rapeaba”, recuerda. En 2019 renunció a su trabajo para dedicarse de forma absoluta al rap. Con su primer grupo Inkas Mob, que está activo desde 2014, había aunado todas las credenciales para empezar una carrera de solista y aunque el futuro en ese momento no era claro, sus sensaciones sí que lo eran.

Tal vez fueron esas mismas sensaciones que sintió cuando conoció el rap. En el año 2002, cuando su primo ‘Fito’ llegó de New Jersey y le mostró a 50 Cent. La semilla ya estaba plantada para que el descubrimiento sea propio. “En mi casa robábamos cable y gracias a eso podía ver televisión. Me pasaba horas esperando los especiales de Hp Hop de MTV y Telemundo. Ahí descubrí a Jay Z, DMX, Kanye West. Luego empecé a ir a Polvos Azules [galería comercial histórica de Perú] y compré mis primeros discos”, rememora con nostalgia.

Y como el que se casa, casa quiere, a Luigi no le bastaba ver a sus artistas favoritos en televisión, y empezó a ir a los pocos conciertos de rap que había en el Perú. El primero marcaría su vida para siempre. Abril del 2006. Tego Calderón, que en esos años cautivaba al público latino con discos como «El Abayarde« y «El Enemy de los Guasíbiri«, hacía su debut en Lima. “Fue la primera vez que pagué una entrada y la primera vez que supe que había raperos en el Perú”, cuenta. Aquel día también se presentó Radikal People, legendaria banda de Rapper One y compañía, y Callao Cartel, histórico grupo de la provincia del Callao liderado por El Kasike. Tres años más tarde volvería a ver al rapero boricua, pero esta vez abriéndole el concierto a 50 Cent.

Tego, rapero afro caribeño, marcó el norte de lo que Nero Lvigi quería construir con su música. Su primer disco, «Original Gallo de la Vicky» (2020) es una referencia a «The Original Gallo del País» (2012), el primer mixtape de Tego. En él habla de su barrio Sáenz Peña, de La Victoria, de Alianza Lima, del Señor de los Milagros, de la violencia en las calles y de la esperanza que se necesita para habitar en ellas. Pero también de su familia. “Es un disco dedicado a mi tío ‘Chicho’. Él era bien conocido en el barrio. De hecho, está pintado en la esquina”, revela.

En esa entrega se encuentra su carta de presentación como solista ‘Freestyle 2020‘; una crónica de la violencia barrial como ‘La Calle Está Peligrosa‘ y el infaltable homenaje a su cuadra ‘Sáenz Peña Grone‘. También es un álbum que presenta a raperos de Money Gang Victory, un proyecto que tuvo como objetivo captar a los jóvenes artistas de La Victoria y brindarles un espacio donde puedan enfocarse en su música, como alternativa a la violencia y al pandillaje.

En 2023 llegó su segundo álbum, «RINDIENDO CUENTA$$$«, un retorno al boom bap luego de su etapa trapera con los Inkas Mob. “Es un disco que está dedicado al Hip Hop. Suena a East Coast”, confiesa Luigi. Además, ahí explora su relación con el dinero y su hambre por conseguirlo. “Es mi ‘Money Trees‘”, bromea Luigi, quien también es fanático de Kendrick Lamar. 

Si su carrera siempre estuvo llena de preguntas y una inacabable búsqueda de su verdad, el periplo no podía estar completo sin reafirmarse en sus orígenes. Específicamente los genealógicos, que lo conectaban con sus antepasados y una herencia de música negra que ya cargaba sobre sus hombros. Respondió con «Afroperurban: Los De Verdad Nunca Mueren«, un disco que honra la cultura afroperuana, que habla del racismo y de la espiritualidad; de las tradiciones y costumbres; y de su familia.

Cuando muera que me velen en Sáenz Peña,
pero que me entierren en San Luis

San Luis Freestyle

«Murieron los negros viejos / pero entre la caña seca / se escucha su zamacueca / y el panalivio muy lejos/ Y se escuchan los festejos / que cantó en su juventud». Así advertía Nicomedes Santa Cruz, intelectual afroperuano, la desaparición de la Décima a mediados del siglo pasado. Esta tradición lírica y oral había llegado al Perú por medio de los españoles, pero prontamente fue abandonada por las clases altas del virreinato. Su vigencia en la actualidad se debe a que fue rescatada por la población negra de esa época, mayormente iletrados que pertenecían a barrios populares de la Lima colonial. Los versos de Nicomedes corresponden al poema ‘Ritmos Negros‘ y la estrofa continúa así «De Cañete a Tombuctú / de Chancay a Mozambique / llevan sus claros repiques ritmos negros del Perú».

El distrito de San Luis está ubicado en la provincia de Cañete. El lugar al que hace referencia Nicomedes. A 150 km de Lima. Hace algunos años, fue reconocida como la “cuna del arte afroperuano”. De ahí surgieron íconos nacionales como Caitro Soto y Ronaldo Campos; también es tierra de la familia de Porfirio Vásquez y de Susana Baca. Y es tierra de los padres de Nero Lvigi, que nacieron ahí, pero desde muy jóvenes tuvieron que migrar a Lima en busca de oportunidades, porque en San Luis los sueños no siempre alcanzaban para vivir.

“Fui a vivir 4 meses a Cañete con mi papá para hacer el disco. Está escrito y creado ahí”, nos cuenta el rapero sobre el proceso creativo del álbum. Además, revela que es un obra dedicada a su padre, a quien se le escucha apenas arranca la primera canción. “Él tiene una radio de noticias de Cañete llamada Asociación Cultural Todas Las Razas. La voz que aparece en el intro es suya”. Su padre también aparece en el documental promocional del álbum que estrenó en agosto.

Las canciones de «Afroperurban» conectan con las experiencias que lo marcaron en su niñez. Por ejemplo en ‘San Luis Freestyle‘ y ‘Paraíso Eterno‘ reflexiona sobre la muerte. “La primera vez que yo fui a un velorio fue en San Luis, cuando tenía cinco años. Todos mis familiares son de ahí y cada vez que alguien fallece, viajamos a enterrarlo”, cuenta. También revela que, una de las razones por las cuales decidió agregar al disco la frase “Los De Verdad Nunca Mueren”, tiene que ver con la necesidad de inmortalizar a las personas que son importantes en su vida. 

Esa necesidad también está acompañada por una serie de obras de arte pintadas por su pareja Melissa, que a su vez, son las portadas de los singles. Ahora mismo los cuadros están distribuidos por toda su sala. En ellos, se ven los rostros de Alejandro Villanueva, emblema del fútbol nacional y máximo ídolo de Alianza Lima; Santa Efigenia, patrona de La Quebrada en San Luis; Victoria Santa Cruz, hermana mayor de Nicomedes y la representante más importante del arte afroperuano; y por supuesto, un cuadro de San Luis de Cañete.

Con toda la carga cultural y reivindicadora que existe en este trabajo, era imposible saltarse una problemática tan presente como lamentable: el racismo. «‘Criminart’ es la canción que habla del racismo”, dice Luigi. En esta pieza participan Karolinativa, rapera y activista, también autora de uno de los discos más trascendentales de la tradición afroperuana, «Familia» (2017). Se suma Luen O.D y el ex futbolista Roberto Guizasola, que aparece sobre el final diciendo: «Siempre se ha dicho que los negros solo servimos para el fútbol, pero nosotros somos unos negros preparados. Entonces a la gente le molesta eso».

La crisis política del Perú también es una cuestión que preocupa al victoriano. «Me meo en todas sus leyes, vomito en todos sus reyes / Tienen que matarme para que el hocico me sellen», rapea en ‘Iglesias Vacías‘, donde colabora con Norick de Rapper School. “Son temas de los que se debería hablar todo el tiempo”, enfatiza. Además, nos revela que hace unos días fue invitado para recibir una conmemoración en el Congreso de la República, pero que no irá. “No puedo tener doble discurso. Es mi postura”, afirma decidido. 

En el Perú la oferta turística se concentra en lugares específicos: Cusco, Arequipa y Lima. Incluso entre peruanos, se prefiere elegir estos destinos por su popularidad. Por eso, uno de los objetivos de Nero Lvigi es que a raíz de este disco, San Luis de Cañete sea más conocido y un lugar para visitar. “Cuando te muestran un cajón, te hablan de alguna comida, o te ponen música afroperuana, lo primero que piensa la gente es en Chincha. Pero San Luis es considerada la ‘cuna del arte negro’. Mi propósito es que San Luis sea más reconocido y turístico”, dice. “Todo se verá el próximo año, en el aniversario (de San Luis). A mí me encantaría que me inviten a tocar”, confiesa. 

Dime cuál es tu verdad, ¿has pensado en eso?
¿Realmente sabes tu propósito en este proceso?
L.D.V.N.M

Pero a pesar de toda la seriedad e impronta rapera que lleva encima, Nero Lvigi acoraza una sensibilidad que sale a la luz cuando habla de sus sueños y de lo que realmente lo mantiene vivo. “Me llena hablar de lo que soy. Cantarle a mi gente. Siempre le he rapeado a La Victoria, a Alianza, a Cañete, el pueblo de mis viejos. Eso es lo que me hace feliz”, confiesa emocionado. “No sé cuántas personas viven en San Luis de Cañete. ¿Tal vez 10.000? Muy poco para lo que realmente uno apunta. Pero es lo que me gusta. Mañana puedo sacar una canción de reggaetón y se puede pegar, pero te juro que no me siento bien. Esto me encanta. Aquí canto a mi familia, a mi viejo. Él se sintió bastante contento con el disco”, continúa mientras suena de fondo ‘L.D.V.N.M‘, track final y el momento de agradecimiento a las personas que marcaron su historia.

Sobre el final de la conversación, mientras nos desplazamos por su sala observando los libros y discos que tiene en su repisa, nos revela dos primicias. La primera es que su próximo proyecto será un en EP de G-Funk junto a una crew de riders que conoció en Barcelona. “Me trataron tan bien que hasta me hice parte de ellos. Me tatué y ahora soy un ‘cholo’». Al rapero le fascinó que fuera una comunidad de inmigrantes y que exista unión entre personas de diferentes países: “Hay peruanos, mexicanos, bolivianos, argentinos. Todos son una familia”, subraya mientras suena de fondo ‘Summer Breeze‘ de Dezzy Hollow y Norman Carter. La segunda primicia tiene que ver con la primera. Y es que después del EP, empezará a trabajar en un disco de G-Funk afroperuano. “Quiero hacer la segunda parte de Afroperurban. Meter cajón y samples peruanos”. 

Nero Lvigi, hasta la fecha, ha aportado una discografía importante al rap nacional. Desde su inicio con los Inkas Mob, y luego como solista. Pero a pesar de que acaba de girar por Europa y dio luz a su proyecto más ambicioso, a sus 34 años mantiene la ilusión de un potrillo que espera con ansias su primera carrera. Al rapero de La Victoria le quedan desafíos y horizontes que todavía persigue. Antes de irme, le hago la última pregunta: “¿Cómo te visualizas en 20 años?”. Me responde tranquilo señalando el televisor: “Así”.  En la pantalla, hay un video de Warren G, que con sus 55 años rapea ‘This D.J.‘. «It’s kind of easy when you’re listening to the G-Dub sound…» se escucha. 

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