Una de las cosas más difíciles de lograr para una obra musical es que desde el segundo uno sea cautivante. Amapola lo hace con una facilidad envidiable en su corta discografía, que esperemos se siga expandiendo. No hace falta una definición más compleja ni más extensa que la que ella da para sí misma en sus propias palabras: “cantora de canciones y paisajes”.
Materializa una sensibilidad especial en un sentimiento que funciona como hilo conductor: la melancolía. 9 tracks que parecen encarnar el espíritu de una guitarra latinoamericana que realiza un viaje introspectivo. Aprendizajes, errores y contradicciones embellecidas con la imaginería de hierbas, flores y plantas.
El mundo musical de Amapola pinta una variedad de paisajes a veces más grises, a veces más coloridos. Invita a dejarse caer en la cama para tomarnos un momento y pensar qué es lo que nos hace levantar nuevamente. Siempre podemos plantar hierbas para la tristeza, en caso que haga falta.
