Alex Turner y Matt Helders tienen 36 años. Nick O’Malley y Jamie Cook, 37. Arctic Monkeys existe hace ya 20 años. La mejor expectativa que podríamos tener de la banda es que no vuelvan a hacer Teddy Picker o The Look from the Afternoon, no por no ser temas geniales, pero porque nadie es la misma persona después de 20 años, ni tiene las mismas opiniones, puntos de vista, ni las mismas influencias musicales/artísticas.
Ya habían pegado un cachetazo en «Tranquility Base Hotel & Casino» (2018), soltaron las guitarras, abrazaron el disco conceptual, los sintetizadores y el tono sepia. «The Car» lo que muestra es lo que pasa cuando alguien, además de expandirse musicalmente y tener ambiciones, logra consistencia.
Todas las reseñas van a abusar del “cinematográfico”, pero no achaca tanto a un relato lineal más que a la creación de un ambiente en el trayecto del disco. La nostalgia del Hollywood crooner, el uso del imaginario como metáforas para remitirse al sentir entre personas y la creación de personajes. La música en modo lounge, con progresiones estructurales y melodías interlineadas en vez de partes definidas.
Influencias las hay, reminiscencias a bandas sonoras originales de los 60 y 70s, a big bands y a una cuota de soul setentero, con el letargo en el delivery de la voz dando puntos de costura entre elementos y la vuelta de la guitarra filosa en los arreglos de Jamie Cook, emparentándolos con las cuerdas que colaboran en varios temas. Encontraron la melancolía inglesa y le están sacando todo el jugo posible.
Hay bandas que encuentran su nicho y se dedican a sus artes para un público que las añora (AC/DC, RHCP, Ramones, Oasis, entre otras). A muchas las amo. Si esperaban eso de AM van a patalear. Lo lamento por ustedes, se están perdiendo muy buenos discos.
Recomendación Extra: “Truelove’s Gutter” (2009)
De Richard Hawley, colaborador de la banda, también de Sheffield, con una trayectoria similar del britpop a la introspección y exploración musical.