Los años 20s no van a ser los más funky de la historia. O al menos de momento no parece. Sin embargo también hay héroes inesperados, como Cimafunk en Cuba. Y aún más en la categoría de lo improbable está que el disco funk de 2022 salga de la mano de un argentino en pleno mundial. Pero ahí está Dante Spinetta, primogénito del rap y el funk en su país, que en la pandemia se la pasó estudiando una vez más las raíces: James Brown, Sly Stone y Prince. Así, haciendo mejor que nunca lo que mejor hace, presentó «Mesa Dulce«.
Dante funk es el mejor Dante. El Dante de “Leche”. Movido por sentir y hacer el amor. Con la cintura haciendo círculos y todas sus capacidades como productor marcando los tantos. Abre con ‘Rebelión’ y ‘Sudaka’ (con el Truenito haciendo sus trucos), temas que podrían reinaugurar Soul Train. Los vientos, el bajo, la batería y la guitarrica rítmica tienen su dosis justa de virtuosismo, siempre en función del groove colectivo.
Pero “Mesa Dulce” no es solo funk para arriba. ‘Gambito’ con Ca7riel y ‘Movie’ tienen P-Funk, G-Funk espeso y algo de R&B. En general el proyecto tiene su toque nacional. ‘Deja Boo’ samplea a James Brown de la misma forma que lo hacía Charly y ‘El Lado Oscuro del Corazón’ tiene una cucharada spinetteana que logra una de las fusiones ideales entre la música de Dante y su padre. Y también aparece la familia en ‘Primer Amor’, una hermosa balada dedicada a Patricia Salazar, su madre, recientemente fallecida.
Si el disco está titulado apuntando al mejor momento de la noche, al hacerlo arriba de la mesa, es natural que la mayor influencia sea la persona que más sexo ha tenido en la historia de la humanidad: Prince. Está en la forma de dirigir la batuta y en los lentos ochenteros como ‘Cruzaremos’ y ‘Ridículos’. Chocolate caliente con frutos prohibidos.
Este pico en la carrera de Dante a sus 45 años no se trata de efectismo, de su zona de confort. Se trata de que esta es la música más Dante que hay. Funk en pasteles que aunque pasen los años nunca va a ser vintage, siempre va a estar como pintura fresca. Aguante.
Recomendación Extra: “Lovesexy” (1988)
Prince de los 80s tardíos, con menos reverb y una de sus versiones más funky. ¿Líbido? A montones, tanta como su genialidad para absolutamente todo lo que significa la música.