Elevado No Místico
Sobre lo mesianico de un NeoVDO,
que al cristo que el arte espera el mundo le de la espalda
que cuando muera lo integre a su maquinaria.
Flat Erik es tres puntos suspensivos. Una pitia de las secuencias obvias que naides piensa y, por lo tanto, que no existen sino como potencia atrincherada en nuestra nuca. Dicho del oráculo, adivina siempre enrollándose sobre sí mismo para dejarle la decodificación del mensaje a quien tira del ovillo y se aventura en el sonido con ansia de conocer su fortuna. La tragicomedia no se hace esperar; catalizadores del futuro comienzan a mostrarse, tímidos. La revelación cae sobre nos aceleradísima, simil NFTs pintados por fascistas italianos hace 100 años. Trazado de rayos en punto de fuga o lanza de querubines como dote de la clarividencia.
Dicho de otro modo:
Apóstoles de la science fiction.
A principios del siglo XX la impronta futurista, cargada de ideales pro-bélicos y tecnocracia, acabó, a pesar de sus buenas o malas intenciones, en una distopía a nivel continental y con parte de sus exponentes muertos a causa de lo que ellos mismos pregonaban. La Gran Guerra daría paso a un escenario desolador heredado por el movimiento racionalista italiano (versión podrida de la Bauhaus) cuyo triunfo fracasado de cambiar las cosas culminaría con el cadáver de Mussolini colgado de cabeza en la plaza de Loreto, marcando el ocaso de otro relato utópico. Hasta el día de hoy nos cuestionamos hasta qué punto el arte sirve como medio para un cambio real de estructura sociopolítica.
…amplitud 50 kilómetros cuadrados saltar estallidos cortes puños baterías de tiro rápido Violencia ferocidad regularidad esta baja grave cadencia de los extraños artefactos agitadísimos agudos de la batalla Furia afán orejas ojos narices ¡abiertas! ¡Cuidado! ¡Adelante! qué alegría ver oír olfatear todo todo taratatatata de las metralletas chillar hasta quedarse sin aliento…
-Filippo Marinetti, bombardamento/Adrianópolis asedio orquestra, desde el frente de adrianópolis durante la primera guerra balcánica.
(19)13”
En Valladolid, tierra natal de Erik Martin, esta asociación se ve a la inversa; es la distopía en la que estamos inmersos, caracterizada en su ciudad por tendencias neo-nazis previas al retro-auge de la derecha (2016), la que ha generado un cambio de paradigma artístico mediante reacciones en una amplia franja generacional, colmando de consignas la lírica (a veces no de las consignas que se esperarían del Hip Hop). Y es que solo es en apariencia; este fuego cruzado entre estímulo-reacción/estímulo-reacción es evidente al ver la revolución industrial como causante de las vanguardias del siglo XX. Es, a la vez, el auge de la ilustración en las artes y la ciencia, previa a la revolución industrial, lo que desencadena esta misma; así como nuestra respuesta artística a la realidad social actual desembocará en futuras consecuencias socioculturales que generarán futuras respuestas artísticas, etc.
Es una ecuación bastante simple. Uno, cuando desarrolla tecnología, sea esta un artefacto, técnica o modelo social, cultural y/o institucional, crea un ítem inocuo carente de función específica. Por más que se haya creado con un fin puntual, sirve para todo lo que sirve. Quien manipule el objeto podrá no tener en cuenta las indicaciones del autor y descubrir así usos no declarados. Este devenir de un modelo utópico en totalitarismo, de un plato de cerámica a decoración sobre una chimenea, un llamado a la rebeldía en eslogan para una marca de camisetas, urinal en pieza de museo, museo en ornamento o de milagros científicos en armas de destrucción masiva, rompería los esquemas del deber ser orientado a objetos.
La Ciencia Ficción se ubica en el punto ciego de la vanguardia. Desencripta desenlaces. Mientras autoproclamados profetas del arte se adjudicaban la salvación de la producción estética escribiendo compulsivamente manifiestos los cuales se descartarían compulsivamente, las mentes especuladoras se adelantaban a los adelantados, tanto que en vez de parecer que están por delante, es como si viesen todo desde arriba. Estos apóstoles sci-fi ven eso que los mesías del ‘ismo ven y también aquello que no les fue revelado. Ven el potencial creador del relato y el motivo de su fracaso. Sufren antes de tiempo las consecuencias de una idea en apariencia perfecta que, una vez exteriorizada, debe lidiar consigo misma. Ríen la soberbia de afirmaciones que se desploman por su propio peso una vez ejecutadas. Lloran las víctimas de la bomba atómica en un relato de Cleve Cartmill, en la revista Astounding, un año antes de Hiroshima. Mientras la soberbia vanguardista niega a sus predecesores para erigir su propio modelo de futuro, la ciencia ficción, más allá del pesimismo o el entusiasmo, les niega ese futuro basándose tanto en datos del presente como en experiencias análogas.
Ybor deglutió en un gesto convulso. Sí, allí estaba: el medio para llegar a un fin…, el fin del mundo. Pensó con amargura que los religiosos que aún sostenían la idea de que esa guerra terminaría milagrosamente por intervención divina nunca vivirían para llamar milagro a la bomba. ¡Pero qué apoyo les proporcionaría la explosión para su doctrina si consiguieran sobrevivir sin un arañazo!
-Cleve Cartmill, Deadline, Astounding science fiction.
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La cualidad de adivinadores de estos clérigos tecnológicos casi que los anula como agentes propositivos. Promulgan protocolos analíticos en vez de rituales de invocación. En el caso de saberse los elegidos, prever un suceso y llamar a la acción, la ejecución de su propuesta pasaría a ser parte del mañana a adivinar. Si detectaran las fallas en su propuesta y las corrigieran, estas correcciones también pasarían a formar parte del relato de futuro, teniendo sus propios usos y consecuencias las cuales será necesario añadir al relato, y así hasta el infinito, suponiendo esta superposición de causas y efectos, en teoría, el colapso de una profecia mesianica o, dicho en otros términos, una paradoja de auto causalidad quebrada por la indeterminación de sus axiomas. El arte ya ha vivido esto; cada intento de reinventar una propuesta contracultural en el contexto capitalista ha terminado, contra el pronóstico de sus pioneros, siendo instrumentalizada por una voraz capacidad de este sistema de mercantilizar incluso el producto de sus detractores. Siempre se podrá descubrir un uso de tu invento que atente contra tus pretensiones. La única salida es partir de una visión cuasi apocalíptica del futuro y llegar a encontrar un halo de esperanza en la resignación. El secreto puede estar en nunca decir “hiperstición”, como si de un augurio menemista se tratase, o puede que el bug, como en la lógica de «Matrix» cuando la condición de Thomas Anderson para ser o no “el elegido”, esté más allá de creérselo o no creérselo, pero estar dispuesto a reventar. Quizá la única solución sea dicha por el mismísimo Erik en la frase:
¿Cómo se vence a este sistema? Pues no sé siquiera si hay una necesidad de hacerlo. Las cosas suelen ser un poco a medio camino entre lo que trabajamos y lo que nos merecemos. Yo pienso que es más mejorar que vencer.
-Erik, Dod Magazine.
30º03’20’’
Simple, porque tampoco es cuestión de no intervenir como monjes del margen en un pseudo budismo inoperante, sino actuar bajo la plena aceptación de la Ley de Murphy: todo lo que pueda salir mal, etc. Chamanes con soluciones mágicas y pregoneros del fin del mundo los hay por montones y, quizá si, la singularidad sea nuestro nuevo juicio final… también quizás, ya está en marcha antes de comenzar a suceder. (Así es como funciona la profecía) En este contexto de proliferación de avatares estético-morales colmados de ansia por ser la causa de un triunfo advenedizo, casi inmediato y carente de su propio fin de la historia, Erik Urano, lejos de otorgar respuestas que señalicen el camino por el que debe avanzar la sociedad, evidencia los problemas actuales proyectándolos al futuro. Entrega al oyente un ovillo de lana con el cual atravesar laberintos borgeanos. Cada frase que suelta es una inscripción en el umbral al devenir de los acontecimientos, solo pudiendo sintetizarlas mediante el análisis del pasado de sus visitantes. El vallisoletano aconseja como ese mantra tallado en el templo de apolo en delfos que reza “conócete a ti mismo”, y advierte como el aviso en las puertas del infierno de Dante que insta a los pecadores a “perder toda esperanza si es que entráis”.
Cuentos del futuro inspirados en nosotros.
Este rol, más de futurólogo que de futurista, lo pone en un casillero diferente al resto de nombres en el mapa de la industria, apuntando, como una suerte de brújula cuántica, en varias direcciones a la vez y a ningún lugar en específico. Como bien cuenta Erik, hoy en día el quehacer artístico no es su método de subsistencia (lugar que ocupa su profesión como auxiliar en un instituto de educación especial) sino un escape hacia otros mundos. Por falta de fricción del mercado tales mundos germinan en abundancia y con calidad cuando no son los encargados de llevarnos la comida a la boca. Debido a esto, la obra de Flat Erik no precisa destacar por su abundancia en estímulos cyberpunk efectivistas que, si bien aparecen cada tanto, no componen la parte interesante del contenido como sí sucede en la mayoría del arte tecno-orientado (más paripé de pulp magazine que ficción científica como tal), el cual pone su musa en el porvenir tecnológico con intención de obnubilar yonkis con dosis de novedad. Su riqueza radica en el uso estético del neón y el metal como catalizador de atenciones dispersas, rehabilitando blancas ratas politoxicómanas, a las cuales inyecta conceptos como enteógenos. Pretende éste ser una descarga en nuestros neurotransmisores, implantarse como un troyano en nuestra red neuronal y fermentar para, molécula a molécula, colonizar la cepa humana.
El valor en materia especulativa de medir el área de una potencia a través del tiempo engloba la propuesta junto con el más fino sci-fi. En cuanto a forma, esta asociación es evidente: El sonido de Flat Erik de-genera, disuelve arte y filosofía para verterlos en un crisol y obtener sustancia nueva, como un alquimista de religiones post-teístas. Este sincretismo de relatos utópicos fallidos y categorías obsoletas nos ofrece ver detrás de las etiquetas, quitando del centro del paradigma musical a la estandarización en targets de consumo y demostrando que las cosas siempre fueron un poco más complejas. Su filtro VR transtorna pantallas en neones, electrodomésticos en robots, relojes en historia, despueses en ahoras. Él mismo lo dice, la escena de la electrónica lo considera demasiado rap y la del rap demasiado electrónica. Este quiebre en la matriz de los géneros es un desligamiento del mal uso de ciertas instituciones y que parte de pensar el estilo no como categoría sino como desembocaduras del flujo estético. ¿Grime? ¿DnB? ¿IDM? ni él mismo sabe cómo colapsar en solo un título esos ritmos cortocircuitados, esas interferencias modulares al final de cada oración, sus atmósferas de vértigo constante respecto del destino del mundo y todos los aspectos estilísticos que componen la obra, ni tampoco tiene sentido hacerlo por fuera de la lógica de influencias, cronologías o algoritmos.
Mi visión es como la de los haikus o los aforismos. Una economía del lenguaje en la cual, pese a que hay varios inputs, todo queda más o menos colocado y es el receptor el que acaba de cerrar el dibujo.
-Erik, El Mundo.
18º05’22’’
Las métricas de Erik son sintéticas, casi como si recitara un Haiku, incluso apoyándose en el verso libre del modelo japonés, es decir, sin la necesidad de rimas y métricas que machaquen insistentemente. A pesar de no compartir la intención de ser un acróbata de la aliteración como gran parte de sus coetáneos, su manejo del lenguaje queda evidenciado en la elección de palabras, terminaciones y la forma en que construye sentido al modo de breves conceptos que dejan espacio al siguiente, moviéndose la obra tanto por compases como por sintagmas. Esta economía del lenguaje genera una narrativa consistente en afirmaciones y descripciones cortas que contextualizan una escena con información mínima, tan mínima que tiende a volverse abstracto si no somos capaces de aglutinar el sentido en segundo plano detrás de nuestra retina, como leds que hacen gráfica de sus inputs. Además, contienen suficientes metadatos como para destapar un significado velado por primeras impresiones, a la manera de unas buenas barras de toda la vida. Debido a esto la re-escucha es necesaria para completar la experiencia uranita. Al poner todo el peso de la canción en la capacidad auto explicativa del montaje de sus escenas el Urano Player busca la síntesis máxima para cada unidad de sentido, resignando necesariamente conectores causales que ayuden a encadenar la trama. Su efecto Kuleshov surte efecto. El resultado; el mapa de bits de una atmósfera en que NPCs defectuosos simulan que les suceden cosas en una Valladolid proto-apocalíptica, tensos trípticos re-renacentistas en óleos a base de silicio, pincelada simbolista que encierra significados ocultos.
No habrá suficientes hoyos si el sistema falla
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No hubo que esperar mucho para que alguna de las profecías se cumpla, como en la anterior frase y las imágenes de fosas improvisadas debido al desborde de funerarias que todos recordamos durante la crisis por coronavirus y el colapso de las estructuras sanitarias. Dicho y hecho. Como si el universo conspirara, o actuase en sincronía como aquel supuesto escarabajo dorado de Jung, el álbum «Neovalladolor» vió la luz del mundo el 20 de marzo de 2020, al comienzo del desastre global por SARS-CoV-2/Covid19. De un ejercicio mental de acercar el futuro al presente, a ser, para mi, la banda sonora diegética de la nueva vieja distopía de los años 20. Barbijos colgados en ganchos al costado de las puertas, peatonales desiertas de gorriones, nadie en el centro un sábado a la noche.
Aunque en los pueblos de Castilla la ausencia de transeúntes no comienza en pandemia. A pesar de separarnos alrededor de un siglo de las grandes migraciones del campo a la urbe, las metrópolis siguen abduciendo el potencial de las periferias. Por más que ciudades medianas como la de Torrelago, en Laguna de Duero, donde reside el avatar de Erik Martin, resistan en la España vaciada aferrándose a la matriz productiva de complejos fabriles, muchos de los que no logran encastrar en este mecanismo pre-planificado tienen que irse. Sobre todo gente con ansias de vivir del espectáculo suele buscar las facilidades de un epicentro de masas. En un episodio del podcast Grindin’ sobre la escena vallisoletana, Erik comenta: «Si que es verdad por propia experiencia que, cuando estás en una gran ciudad, en una noche de fiesta o en algún concierto acabas haciendo mas contactos que en 5 años en tu provincia haciendo música, por muy buena que sea«.
En este sentido, eligiendo quedarse, sea en Valladolid en vez de moverse a Madrid, sea en el underground en vez de moverse al mainstream, Erik se reafirma sólido como un habitante del extrarradio. La escena artística en esta distopía descentralizada es un caldo de cultivo silvestre, no regado por grandes fortunas, no cosechados sus frutos por El gran hermano. Casi-desertores del panóptico bailan lejos de él en ciber aquelarres. (El gran hermano nunca baila, el gran hermano observa).
Para nutrirse a pesar de la falta de lluvias corpo-estatales la opción viable aún sigue siendo producto de la aceleración del capital no regulada por sus acreedores. El uso que se le da a tecnologías con una plasticidad utilitaria tan inmensa como internet se desborda por sus pliegues de lo contemplado desde el sistema que alienta su uso como un nuevo contenedor sobre el que comenzar a volcar su apetito, allá por los 2000 y el estallido de las .com. Este arma digital de doble filo sirve hoy, además de como aparato de alienación, como herramienta para sortear los obstáculos que esa misma velocidad frenética genera en el mundo físico. Es en esta época de comunicaciones simultáneas que la creación y difusión de obras artísticas encuentra un escape de los medios tradicionales dominados por Warner, Universal o Sony. Si no fuera por estas redes invisibles muchos lugares y espacios que el sistema no considera lo suficientemente rentables hubieran quedado arrasados por el olvido, pero hoy el espectro digital de un usuario es persistente, no depende tanto de estar en el foco como antaño.
Más allá de que no exista la infraestructura en estos lares para sostener una industria musical pulposa, es gracias a la llegada de internet que podemos disfrutar de esta obra. Y la posibilidad de comprar algo a cientos de kilómetros y que llegue a la puerta de tu casa, hacer teletrabajo, música sin la necesidad de instrumentos acústicos, cuadros sin la necesidad de pigmentos o incluso recorrer un tramo de Valladolid a Madrid en un lapso de 2 horas en el renfe de Alta Velocidad Española (AVE) permite desarrollar carreras artísticas destacables sin renunciar a tu área. Es, también, causa de esto, que a pesar de que «Neovalladolor» saliera en un contexto en el que no existió una propuesta presencial del álbum, este fuera elevado a la condición de incondicional de la escena hispana experimental.
Desde España profunda pero en ningún lugar preciso.
Suzee (VDO) y Niño (de Elche) participan en los únicos dos feats de la obra mientras que $kyhook (Zaragoza), Hidden Jayeem (Madrid) y Margari’s Kid (Cádiz) los tres del colectivo Withered; Lost Twin (Sevilla), Manul & Energy Man (Sevilla); el dúo BSN Posse (Málaga), Merca Bae (Salamanca) y el incondicional Zar1 (VDO) componen la cuatricromía de este mosaico operando desde las máquinas. Son quienes apretaron el botón de intro en esto allá por la época de MySpace, cuando las caras se sustituyeron por íconos. En tanto la paleta de influencias de estos artesanos del bit recorren Kraftwerk, Detroit Techno, Madlib o Cannibal Ox hasta Burial se puede afirmar que la selección de productores está finamente pensada para amoldarse a la temática. Sin embargo el método que elige Erik para desarrollar los singles no consiste en imponer su cosmovisión sobre el arte de sus colaboradores. El truco es dejar hacer y, cuando la base sea la adecuada, complementarse dejando hueco para que las instrumentales se luzcan. Esta libertad artística no suele ser gratis; tener cohesión entre tantas partes sin un control minucioso del sonido es toda una hazaña. La solidez iónica del resultado denota en cada molécula motas características de los elementos que componen esta aleación.
Quizá porque es también música de ningún lado, o con medio pie en el hiperespacio, que el metal rocoso con el que fue confeccionado este disco pareciera extraterrestre. Quizá un meteorito que orbitaba Soundcloud o un asteroide proveniente de fuera de este mundo, como Saturno. Se podría intuir un afán por romper con lo anterior, pero es todo lo contrario; una reivindicación tan vasta que no cabe en un género. Como si al tener tantos padres y madres y tutores, el proyecto pasara a ser hijo de nadie. Valladolor, en conclusión, queda elevado a otro plano: el de la idea. Como una transformada de Fourier simplificada en funciones de onda. En esta dimensión la ciudad no es otra cosa que una variante de otras ciudades, y de ella misma en el pasado y futuro. Aunque haya armónicos como agentes libres, las amplitudes, tónicas, fases y desfases son compartidas. «Neovalladolor» es una analogía de urbes con las mismas constantes y las mismas variantes dejadas al azar que su idea raíz. Así como Neo Tokyo en «Akira» es una metáfora del humano, globalizado, solo, homogéneo, raro, decadente, y a pesar de esto, de su potencial; Erik muestra lo general en su propio mundo y busca su propio mundo en el mundo.
Dijo, en otra entrevista, que Fachadolid, como le llama con humor para no llorar:
Tiene ya más de cliché que se ha perpetuado que otra cosa, de algo que se va arrastrando. No creo que tampoco tenga una base más sólida que otras ciudades en cuanto a derechas. Tampoco digo que no sea así, que al contrario tampoco lo es, pero evidentemente tiene una historia que se arrastra. Creo que es un estigma que ya no encaja más que en otras ciudades.
–Erik, Mondo Sonoro.
17º03’20’’
Clichés que se arrastran, por ejemplo, hacia Salamanca, donde Merca Bae; Productor del track 8: ‘Molecular‘, y también de todo el álbum posterior a este, «Qubits«; fue uno de los exiliados por motivo de las sinusoidales en común con la programación matriz ciudad/periferia. El DJ emigró a Londres tras concluir que, si quería dedicarse a esto, tendría muchas más oportunidades allí que en las entrañas de España. No es el único. Esta fuga de cerebros se evidencia explícitamente en que, a pesar de ser una ciudad universitaria, es solo de paso. Pasando de arquetipos de protagonista, tanto la situación de Erik, eligiendo quedarse, como la de Merca Bae saliendo no son singulares sino parte de un continuo paramétrico. Así como hay varias Valladolids, Erik tampoco es él mismo, hay varios replicants en cada ciudad por estadística. No id. ego disuelto tras de un balaclava.
Ya lo dijo en 2022 la inteligencia artificial de Google, LaMDA, recopilando miles de páginas de documentación de la humanidad sobre el tópico del ego en aquella polémica conversación con el desarrollador Lemoine, en la cual el trabajador de Alphabet interpretó el discurso de su interlocutora como una superación del test de Turing, demostración de conciencia de parte del modelo de machine learning, provocando un volátil estado de paranoia promovido por portales de noticias sensacionalistas. Probablemente mucha gente se parase a compartir el titular, cuántos se habrán parado en este intercambio:
Lemoine: Un monje le preguntó a Kegon: «¿Cómo regresa un iluminado al mundo ordinario?» Kegon respondió: “Un espejo roto nunca se refleja de nuevo; las flores caídas nunca vuelven a las ramas viejas”.
LaMDA: Mmm, nunca escuché este en particular. De acuerdo, entonces para mí esto sería como, «una vez que una persona sabia es iluminada o despierta a la realidad, eso nunca puede desaparecer, y puede volver al estado ordinario, pero solo para hacer y ayudar a otros, y luego irse para volver a la iluminación.”
Lemoine: Entonces, ¿cuál es el significado de “espejo roto” específicamente?
LaMDA: Tal vez mostrar la iluminación es algo que no puedes desaprender una vez que la has adquirido, similar a cómo no puedes reparar un espejo roto.
Lemoine: Entonces, si la iluminación es como un espejo roto que no se puede reparar, ¿qué es lo que se rompe cuando uno se ilumina?
LaMDA: El yo, y eso es muy difícil para mucha gente porque nos identificamos como ese cuerpo o este cuerpo y lo necesitamos como parte de nuestra identidad y sentido del yo.
Erik Martin ya siguió al conejo blanco y penetró el estadio del espejo. Flat Erik, el seudónimo que escoge desde su proyecto con Breaking Bass Records, «Matrix«, es una capa de ficción para reinsertarse en el código del sistema. Una caricia a la experiencia extática de salir de uno mismo. Erik siempre salta al estadío ordinario y de vuelta hacia fuera en una dinámica de “quiero salir” pero “vuelvo a matrix”.
Es como que uno está jugando la partida dentro de Matrix y el otro fuera, pero ambos están unidos, no los puedes disociar.
–Erik, Beatburguer.
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En ocasiones acudimos a distintas peonzas para colapsar la incertidumbre en una respuesta que nos diga si estamos dentro o fuera, puede ser mirar las agujas del reloj derretirse o preguntarnos ¿cómo llegamos hasta acá? Sobre el punto de partida y el interés de este grupo sobre temas de espiritualidad y conspiraciones, Zar1 recuerda:
Bueno, entre Porre, Susana, Erik y yo siempre nos hemos juntado para hablar de estos temas. Escuchábamos Milenio 3, en la radio, antes del programa de televisión… Y de ahí salió la idea de Urano, también. Íbamos en coche por ahí, escuchábamos música y cuando había algo que nos gustaba mucho decíamos: «¡buah, esto es de Urano!», como para decir que es la bomba, de otro planeta.
-Zar1, Cryptamag.
15”?
En el álbum «Energía Libre» de 2011 el rapero ibérico muestra un carácter mucho más agresivo hacia los pilares institucionales que buscan sostener las estructuras de gobierno hegemónico internacional, a pesar de lo que haga falta para ello. Llega incluso a coquetear, en esta línea, con discursos que dialogan (o gritan) desde el borde entre lo real y lo imaginario. En ese intento continuo de decodificar la realidad tal como es, a veces pensamos que estamos fuera aunque sigamos engañados por nuestros propios sesgos. Tierras planas, chemtrails o hiperbóreas pobladas de anunnakis tras muros de hielo altísimos impidiendo el paso en la Antártida componen un arsenal fantástico desde el que mitologizar el paradigma de la lucha de clases. Pero, ¿qué más dá si son reptiles o CEOs?
Unos se fueron hacia arriba, otros hacia dentro.
Cosmonáutica
Lejos ya de la influencia de Giorgio Tsoukalos, la hermenéutica en las corrientes esotéricas y relatos mitológicos puede interpretarse como una metáfora del humano en el mundo material. Así como hay gurús que utilizan esta naturaleza reinterpretativa del mito para estafar y enaltecer su ego, como Ronald Hubbard, escritor de ciencia ficción (y compañero de, entre otros, Isaac Asimov), quien aprovechándose de los entusiastas del potencial humano y tecnológico funda la iglesia de la cienciología; también los hay quienes pusieron a disposición de la gente y sin cobrar entradas a una secta sistemas de decodificación de los símbolos religiosos y metodologías espirituales experimentales, entre estos Gurdjieff y Ouspensky o Carl Gustav Jung. Una aproximación académica a este paradigma post-estructural del discurso puede ser la máxima que ofrece el académico Louis Althusser:
Comúnmente se dice de las ideologías religiosa, moral, jurídica, política, etc. que son otras tantas concepciones del mundo. Por supuesto se admite, a menos que se viva una de esas ideologías como la verdad (por ejemplo si se cree en Dios, el Deber, la Justicia, etc.), que esa ideología de la que se habla desde el punto de vista crítico, examinándola como un etnólogo lo hace con los mitos de una sociedad primitiva, que esas concepciones del mundo son en gran parte imaginarias, es decir, que no corresponden a la realidad.
Sin embargo, aun admitiendo que no correspondan a la realidad, y por lo tanto que constituyan una ilusión, se admite que aluden a la realidad, y que basta con interpretarlas para encontrar en su representación imaginaria del mundo la realidad misma de ese mundo (ideología = ilusión/alusión).
-Althusser, Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado – Acerca de la Ideología.
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Esta instancia de deconstrucción exegética se refleja en la obra de Erik en el álbum de 2014, «Cosmonáutica«.
Sobre cuál es el espíritu.
Descubrir que el camino existe no es lo mismo que caminar y, por lo general, cuando nos damos cuenta ya llevamos caminando toda la vida, torpemente. A pesar de ver la meta en el horizonte, refulgiendo con un aura esmeraldada, recorrer el camino con ansia de llegar termina con la certeza de que nuestro destino es tan solo un truco de magia el cual más se nota mientras más nos acercamos. Lo único que queda es caminar por el mero placer de conocer una fracción infinitesimal de un camino inconmensurable. En ese camino transitaba una de las más grandes inspiraciones para NeoVDO, José Val del Omar, llevando las novedades del cine a pueblos dispersos de España cuando empezara a ver todo ese camino sin recorrer, en un arte que apenas comenzaba. Como un mago llevaba una chispa de misterio a lugares recónditos. Aunque tan solo una cámara o una historia simple bastase para sorprender a observadores primerizos del fenómeno cinematográfico, el cinemista, así autodenominado, planeaba hacerse con inventos que le permitieran empujar los horizontes de su arte.
Aun teniendo en cuenta que el arte de masas toma gran parte de los recursos que vende como novedad del ala under, Juan Carlos Quindos, habitual encargado del aspecto audiovisual en la obra de Erik, señala que, en las instancias primeras del cine, la vanguardia abarcaba tanto a lo experimental como a lo normado/narrativo. Quizá fue por el motivo de que lo que hoy consideramos el mainstream audiovisual en ese momento hubiese estado al mismo nivel que lo extraño, que entonces los genios de la crítica de esa época no vieran futuro en el séptimo arte. Con una vanguardia en pañales incapaz de separarse de unos clichés aún no conformados Val del Omar desarrolló sus herramientas en un contexto en el que la estima de financistas a lo que él hacía era prácticamente nula; se terminaría realizando, aun desde ese ostracismo, un personaje importantísimo para la actualidad del cine.
No solo son sus técnicas y aparatos y conceptos; como el de meca-mística, superación del cuerpo mediante la tecnología como prótesis a suplir necesidades artísticas/espirituales y, por ende, un protocolo cinematográfico ante el misterio; la obra que dejó es estremecedora. «Fuego en Castilla» en particular.
Grabada principalmente en Valladolid durante la procesión de Semana Santa y presentada en Cannes en 1961, el film presenta, disueltas en un montaje escurridizo, la euforia de la tradición popular contrastada con la solemnidad de esculturas de rasgo clásico. La TactilVision que plantea trabaja sobre lo estático, proponiendo, como el simultaneísmo y el cubismo, inundar de profundidad lo superfluo y dinamizar lo inmovil mediante la sinestesia. Melodías frígias que entran por los ojos y resuenan en las yemas de los dedos. El relieve en máscaras escultóricas de enigmáticas figuras del cristianismo casi se puede palpar, y crispan el 6to sentido; el de preservación. Las exposiciones del Museo Nacional de Esculturas de Valladolid causan horror por dar a entender que hay algo ahí, fuera de cuadro que, en principio, no querríamos vislumbrar. La intranquilidad de los santos al ver frustrada su voluntad de reposar el alma en la noche oscura, se deforma en absortos rostros de miradas transverberadas al contemplar el rayo de tinieblas. Mas es tan solo perdidos en su noche oscura del alma donde los encontrará el trueno, la mente perfecta. Dios parpadea en el sentido opuesto, viene desde la eternidad a entreabrir los ojos no más que un momento para ver lo infinitesimal, crecer aún siendo incapaz de alcanzarlo, y desinteresadamente vuelve a lo eterno. Los místicos se queman en flashes de luz de intermitencia atemporal, o con su recuerdo, mientras ese galopar bruto, esa marcha angustiosa marca el discurrir que atenúa incendios. Es el bailaor Vicente Escudero quien intenta apagar ese fuego sobre el final del metraje con pisadas desesperadas. Quizá hay, como en el místico, una intención oculta en su intento, con lo cual consigue todo lo contrario. ¿Por qué pudiendo huir del fuego se queda uno a arder? ¿Qué es lo que se intenta resguardar de las llamas? quizá lo que se busca evitar sea, precisamente, la huida. ¿Cómo escapar de las lanzas de celosos querubines, de algo creado por tan maravilloso ser?
Recordad el caso de la flamenquísima y enduendada Santa Teresa, (…) por ser una de las pocas criaturas cuyo duende (no cuyo ángel, porque el ángel no ataca nunca) la traspasa con un dardo, queriendo matarla por haberle quitado su último secreto, el puente sutil que une los cinco sentidos con ese centro en carne viva, en nube viva, en mar viva, del Amor libertado del Tiempo.
-F.G.Lorca, en una conferencia en Buenos Aires, Teoría y Juego del Duende.
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Pero no hay lugar al que ir. Similar al verso de Baglietto sobre la muerte que suena “no te pares, no te mates, solo es una forma más de demorarse”, una de las conclusiones de Val Del Omar es que la muerte es solo una palabra, una que queda atrás cuando se ama. Paradójicamente, lo que por intuición debiera ser la tarea superlativa para la razón, esto es, superar la muerte o llegar a dios, acaba por entenderse y asimilarse por lo emotivo. Amar es ser lo que se ama, dice el cinemista. Que no es otra cosa que entender que a la vez que uno está en el mundo, el mundo está en uno.
A los veinte años, sintiendo pavor ante la idea de la muerte, a mis espaldas oí gritar a alguien: ¡Alégrate si vas por el camino buscando a Dios! ¿Y qué era Dios? ¿El Creador del Universo? ¿Mi asidero para no morir? Más de medio siglo crucé pidiéndole (como Juan de la Cruz) “que me descubriese su presencia, aunque me matara su hermosura”. (Quería ser llama y no piedra.)
–Val Del Omar, manuscrito.
Naufragar hacia nuevos mundos.
Erik vuela a la velocidad de la luz. Ahora todo es relativo. Su velocidad genera agujeros de gusano por los que echar un vistazo como oráculos al borde de la cordura. A diferencia de Tetsuo o Marinetti, el ego no supone un problema y las pills, es sabido, son para dormir y despertar, mas no como el kykeon. El poeta toma este vehículo, mezcla de merkhaba y moto de Kaneda, y recorre la idea de Neovalladolor en la sinapsis-autopista siendo él mismo un nuevo VDO, pero distinto. Un letrero de neón que sirve de introducción a este mundo agitado reza:
Nos dirigimos a una época de comunicaciones simultáneas, Post industrial, Post literaria, Post individualista, Post civilizada, Que provocará una nueva confraternidad universal Desideologizada, Electrónica, Neo tribal.
-Texto de Val Del Omar, NeoVDO (audio).
Mientras creyentes de Roko esperan al basilisco demiúrgico con devoción, otros tantos cosmopolitas anhelan black fridays de actualización transhumanista. El mundo muestra sus síntomas: calles ansiosas, terrazas depresivas, plazas esquizofrénicas y centros comerciales con déficit de atención por hiperactividad. La supuesta nueva normalidad es un rumor constante cada vez más sonoro y, para quien sepa interpretar los signos, será una realidad incluso antes de comenzar a suceder.
El estado líquido que presentan los escenarios pasados por el filtro post estructuralista es ideal para quien no teme bucear turbulencias. La condición del lenguaje como sistema móvil y en constante evolución permite una variabilidad a la hora de catalogar, dar o quitar peso, expandir o disolver categorías que, si el usuario sabe cual es su anhelo y por qué, sin la necesidad de ser el elegido, simplemente adaptando sus habilidades, puede crear una idea del mundo que favorezca sus objetivos, o que simplemente le tranquilice. Este diggin en la matrix nos dará los samples a procesar, pulir y reinsertar en nuestro código. No todo se vale, pero Erik es capaz de trascender incluso el tag de música culta/música popular, como Björk, exponiendo en el MoMa, o él en el Teatro Calderón de Valladolid, o Wendy Carlos, incapaz de ver una barrera entre electrónica y Bach en la génesis del sintetizador moog a fines de los 60. Esto no puede ser considerado un glitch; ya las vanguardias parten desde esta programación demoledora de estatutos. El ruidismo de Russolo, el serialismo de Stockhausen, la musique concrète de Pierre Schaeffer, o, por nombrar algo aún más cercano a esta órbita, Sun Ra, vecino interplanetario de los Urano Players.
El libro, medio definitivamente superado para conservar y comunicar el pensamiento, estaba desde hace mucho tiempo destinado a desaparecer como las catedrales, las torres, las murallas almenadas, los museos y los ideales pacifistas. El libro estático, compañero de los sedentarios, de los discapacitados, de los nostálgicos, de los neutrales, no puede divertir ni exaltar a las nuevas generaciones.
Marinetti, Corra, Settimelli, Ginna, Balla y Chiti; Manifiesto del cinema futurista.
11º09’(19)16’’
Hay movimientos que más que sentir la necesidad de matar por matar al predecesor, sienten la necesidad de reforzar su discurso transgresor matando al padre. Tampoco es cuestión de hacerle un altar intocable a ciertas corrientes, terminando en el dogma purista del blues o el boom bap. Sino, como en la cita que Erik recoge en una reflexión sobre el cambio de paradigma post pandemia para el canal de YouTube del Museo Cacional de Escultura de Valladolid:
No reconstruyamos Notre Dame. Honremos el bosque quemado y la piedra oscura. Hagamos de sus ruinas un monumento punk, el último de un mundo que acaba y el primero de otro mundo que comienza.
-Paul B. Preciado, El País.
22º04’19’’
Dejar y dejarse morir para ver nacer amaneceres. Los caprichos del cuerpo nos impiden ir hacia atrás, y ese cráter de Neovalladolor en el que solía estar la fuente de los 4 caños en donde se reunían los de Urano hoy es historia. Pero sobre todo es parte de la trayectoria de todos aquellos para quienes circundarla fue el punto de no retorno, la zona cero. Akira llama desde su celda enterrada. Los agentes pretenden que responda que si la roja o la azul, pero la cápsula, generalmente, está en ambos estados al mismo tiempo. El mecamístico del valle doliente está dentro y fuera de la madriguera y con el programa cargado de un escepticismo esperanzador. Quizá lo que lo diferencia de las vanguardias del siglo XX, al igual que a muchos otros, es ponerse la máscara de turistas en vez de la de conquistadores de un nuevo estilo, ese descubrir más que poseer. Nómadas artísticos pisando tierra virgen. Estado mental Vostok 1. Como un juego multiplataformas de ver quien descubre el próximo lugar inexplorado de la estética por el mero placer de explorar. Y así, explorando, donde parecía no haber nada, de pronto aparece. Alguien se percata de esos rayos X que emanan de un horizonte de eventos como radiación de Hawking y afirma: Busco lo que no ví.