Me encuentro más en sintonía con las direcciones que me impulsan a ver hacía arriba que las que me mandan a medir caminos. El concepto de Sur, la categoría Sur, ha tenido una resignificación importante en los últimos años. Los círculos políticos, sobre todo los de juventudes, han encontrado en el sur un lugar de reconocimiento y resistencia, sin embargo, el debate frente a la definición y apropiación del concepto como lugar y postura se encuentra en constante movimiento. Los que están en el norte físico también aseguran hacer parte del sur, los del sur físico no aceptan a algunos que consideran ubicados en el norte. Es recurrente presenciar competencias que buscan definir quién carga más Sur a sus espaldas. Se han configurado una serie de filtros de distintas naturalezas que trancan la pertenencia al Sur. Hay muchas cosas que se dicen que aún guardan un perdido sentido de orientación y busca poner a la gente a caminar en una sola dirección. Gabriela en su disco debut trae como protagonista al Sur y nos abre la puerta a revisar qué es lo que entendemos por ello y poder distinguir cuáles son los discursos que estamos dejando que convivan con nosotros y habiten nuestros hogares.
“El Sur del Ser” muestra las raíces musicales de la autora, pero lo hace dejando de lado el imaginario de “raíz” como algo exclusivamente enlazado a la tierra. Presenta dichas raíces como una red de memorias y sentidos que se fusionan con su sistema nervioso y brota por medio de una voz dramaturga y un clarinete de melodías agudas. Este disco muestra la manera en la que los sonidos andinos tienen la posibilidad y el dinamismo para fusionarse y tomar elementos de géneros como el folk, el rock y el jazz. Podemos escuchar cuerdas y vientos que chillan, una gama amplia de instrumentos de percusión para acompañar y pisar el ritmo con fuerza y una voz que brinca cuando siente que debe hacerlo. Los coros (que muchas veces se piensan como acompañamientos planos) toman el protagonismo y pasan a ser un instrumento que permite conectar con el espectro que aúlla, silba y protesta en cada canción. La voz dentro de “El Sur del Ser” también se torna discurso y permite vibrar a la par de las reivindicaciones, reclamos y posiciones políticas que Gabriela presenta en escena por medio de la música y narrativa de su obra. La voz de la obra se sitúa a la altura de los Andes y nace al sur de Colombia, en el departamento de Nariño, y uno de sus propósitos es retratar lo que significa pertenecer y sentirse partícipe de aquellas latitudes por medio de un viaje que se encuentra recorriendo una espiral con dirección al centro.
Nariño se encuentra ubicado al extremo suroeste del país, marca la frontera con Ecuador y su geografía permite desde darse un baño en el mar hasta ascender 4,764 metros para encontrarse con la cumbre de un volcán nevado. El departamento ha sido un territorio que se ha visto aislado, tanto por su ubicación, como por condiciones históricas que se remiten a los tiempos de la colonia. Sus hijas e hijos, en respuesta a una nación que no ha sabido reconocerlos como propios, se han dado a la tarea de unirse y forjar una identidad arraigada en la que la música y el arte se alzan como principales protagonistas. En Nariño confluyen la andinidad y las realidades rurales de la cordillera occidental y central, dentro de ello se encuentran las sonoridades campesinas que traen melodías que inician en Perú, suben a Ecuador y entran a Colombia pasando por Nariño. Este recorrido ha marcado y dotado a los nariñenses de bambucos, pasillos, sanjuanitos, torbellinos, guabinas, cumbias y boleros; pero la gran protagonista es la autóctona murga andina que al ritmo de guitarras, flautas, tambores y violines es la que suena en el corazón de los nariñenses y la que les marca los pasos. Esta pesquisa de indicios identitarios sobre lo que significa ser nariñense son algunos de los elementos que dotan de sentido al álbum y le dan una referencia física, sonora y cultural, es decir, del arraigo del que se es testigo al escuchar “El Sur del Ser”.
Gabriela nos habla de un camino a lo largo de su álbum, precisamente de un viaje. Mi viaje personal al escuchar El Sur del Ser se proyecta en mi imaginación como estar descendiendo una montaña de los Andes mientras festejo el Inti Raymi. Cualquier persona que emprenda su propio viaje de la mano de Gabriela se encontrará con nueve bases de montaña a las que deberá prestar atención para lograr una experiencia consciente y profunda. Las canciones que componen esta obra son esos momentos en los que el viaje decide y transforma su dirección.
De las cenizas inventé humanos
Entre pedazos de palabras
27 (Primer poesía vertical) – Roberto Juarroz
y caricias en ruinas,
encontré algunas formas que volvían de la muerte.
Venían de desmorir.
Pero no les bastaba con eso.
Tenían que seguir retrocediendo,
tenían que desvivirlo todo
y después desnacer.
No pude hacerles ninguna pregunta,
ni mirarlas dos veces.
Pero ellas me indicaron el único camino
que tal vez tenga salida,
el que vuelve desde toda la muerte
hacia atrás del nacer,
a encontrarse con la nada del comienzo
para retroceder y desnadarse.
‘Entro y Salgo del Tabú’, la primera canción del álbum, nos abre las puertas al mundo narrativo del Sur del Ser, el cual está compuesto de relaciones, de tactos que se encuentran y desencuentran en un espacio de danza que gira constantemente. Gabriela contempla cenizas y experimenta con ellas para después darse a la tarea de reconstruir y generar nuevas formas a partir de estos elementos que se encuentran por los suelos. ‘Entro y Salgo del Tabú’ es el primer pregón dentro del álbum; aquí se encuentran los elementos musicales que serán una constante dentro del baile del «Sur del Ser«: una voz con matices dulces, entrañable y con una capacidad de proyección característica, una percusión que sabe acompañar, pero que también tiene momentos para ser protagonista, vientos y cuerdas que dirigen las melodías, coros con la capacidad de crear atmósferas de misticismo y los espacios para que la palabra no-cantada se alce como protagonista.
El viaje con el que nos encontramos abre sus puertas y construye su camino a partir de cenizas, baile y festejo. En esta canción Gabriela empieza a danzar e interactuar con cuerpos, sentires políticos, jolgoriosos, afectivos, territoriales y unificadores; todos estos elementos están muy presentes dentro del álbum y la relación que Gabriela tiene con ellos a lo largo del disco se da a partir de la acción, del movimiento, de ENTRAR Y SALIR.
El hecho de que el material con el que Gabriela interactúa sean escombros y cenizas, propiamente despojos, y que les dé un tratamiento humano, invita a pensarnos acerca de nuestra relación con lo que dejamos atrás ¿Qué lugares estamos dando a lo que una vez fue nuestro?¿avanzar es abandonar? ¿podemos hacer algo con aquello que se nos deshace en las manos? La canción entra en contacto con este tipo de cuestionamientos, se unta las manos e “inventa humanos” con los que festejará a la luz de la Luna. Habla acerca de los contactos que rodean su vida y dentro de sus reflexiones se puede identificar tanto el momento de la soledad que sensibiliza y cuestiona, como el posterior encuentro que sale al baile y se muestra en algarabía en relación con los demás. Los ciclos del «Sur del Ser» buscan aflojar, marear y desestabilizar todos aquellos tabúes que nos han hecho despegarnos la mirada y rechazarnos entre nosotros, tabús que nos han distanciado de realidades que nos cobijan a todos. Este primer track nos habla de acciones muy concretas frente a esos ideales resquebrajados y creencias violentas que nos distancian. Un escenario muy concreto en el que desde nuestra propia humanidad podemos optar el cambio y así generar nuevas formas de relacionarnos en las que nos reconozcamos desde la diferencia, los afectos y el cuidado. Este sentido relacional, que es una constante dentro del álbum, convive con la construcción de canciones que le permiten la soledad y la distancia. «El Sur del Ser» es un baile que da espacio para el encuentro, pero que necesita transitar ciclos y respirar en soledad.
¿Ocio para todos? Por supuesto
Melancolía de tus ojos tristes
Ocio Para Todos
melancolía en las cicatrices
melancolía por lo que antes quise
melancolía por lo siempre amado
Algarabía en mis pies cansados
algarabía ay caminito andado
algarabía ay que la gente sana
algarabía ay dando la batalla
‘Ocio para Todos’ presenta una dualidad: la melancolía y la algarabía; ambos estados necesarios para encauzar el viaje de El Sur del Ser. La melancolía se muestra como el primer momento de la canción, siendo un estado que contempla y observa, que da un repaso por el cuerpo y la memoria para así permitirse sentir cansancio y tristeza. Permite canalizar a la indignación, da un tiempo para su gestación y cultiva así a los cimientos de la algarabía que pasará a ser aquella acción que moviliza, se levanta y lucha. Es una relación que se conecta por medio de la reacción: el estado nostálgico en ‘Ocio para Todos’ provoca la necesidad de buscar cambios posibles mediante la algarabía y la reunión colectiva. El jolgorio también nos habla del “caminito” que sugerentemente llama a marchar en vez de caminar. Esta “marcha” resuena con los paros estudiantiles que se dieron en Colombia en los años 2019 y 2021 en los que efectivamente la desazón se tornó colectiva y generó movimiento. El llamado al cambio fue atendido y la necesidad de transformación se apoderó de nosotros (y se sigue apoderando en algunas ocasiones) hasta llegar a colectivizarnos y empujarnos a la calle a formar masas de gente que cantó, gritó, reclamó, bailó y se chumó, todo en un solo momento.
La unidad de la protesta, la que nos abriga y nos brinda compañía, es la que nos llena de fuerza. Es cuestión de girar la cabeza para encontrarse con una persona con la que al menos compartes uno de tus reclamos y anhelos para así poder caer en cuenta de que gracias a esas particulares conexiones ambos se han levantado y caminan dispuestos a que les mojen, correteen y llenen los ojos y la garganta de gas pimienta, pudiendo llegar hasta el último y fatal extremo en el que les arrebate la visión con una bala de goma, unos perdigones les abran la cabeza o encuentren la muerte a manos de un grupo de tombos.
En ‘Ocio para Todos’ nos topamos con un bajo que se suma al protagonismo del clarinete y acompaña a la melodía de la canción para después dar un espacio a la flauta de Ana María Oramas, la cual se hace notar como una lechuza que se mueve entre la noche. Las sombras y destellos que aporta la flauta, las palmas que se escuchan de fondo y el trabajo de producción crean un tema que produce la sensación de estar en medio de un trance. Dentro del recorrido de “El Sur del Ser” todos estos elementos crean un espacio espectral. En este trecho la danza se siente observada y acompañada por una presencia que va reptando entre las alturas.
El Dragón
Y es que
Ocio Para Todos
cuál será
cuál será la talla del parásito
El parásito del que Gabriela nos habla tiene su nombre grabado, no es secreto saber que se habla del capitalismo. La imagen que recrea la canción da la impresión del dragón del apocalipsis que surca los cielos y nos mira expectante, hambriento y que con el paso del tiempo se sabe cada vez más robusto y destructivo. La sonoridad del tema alimenta este imaginario al crear un aura que va ascendiendo para después situar en ella al nombrado parásito que, omnipotente, acciona.
Cuál será la talla del parásito
Ocio Para Todos
Al que la tierra se le pudre en la mano
Y se alimenta de los restos de la gente cansada
Frente a la melancolía producida por el parásito y las huellas que va dejando en nuestra vida la algarabía nos presenta al ocio como una reacción. La gravedad con la que ‘Ocio Para Todos’ cierra, acompañado con la presencia marcada del bajo, aporta a entender la densidad y pertinencia del mensaje que moviliza la canción. El ocio es la necesidad, es el reclamo; la risa y precisamente la reunión colectiva son imágenes que representan a la sonrisa como un alivio, como una acción que redime y dignifica.
Hay presas que aún
Ocio Para Todos
siendo devoradas
siguen vivas en las tripas del señor
y aún hablan
y aún cantan
y aún ríen de la vida tan cansada
ocio para todos reza su canción
Hoy me beso las heridas sin una gota de dolor/En acto público de amor
En una dinámica de preguntas y respuestas, aquellas que la gente influyente suele hacer para relacionarse con sus seguidores, a Gabriela se le atravesó un “¿qué es ser artista?” y ella respondió: “ser artista es tener la valentía para aprender frente a los ojos de todos”. ‘Mujeres Vuelan en Guitarras’ es una carta de presentación en la que te encuentras con una voz que te dice: aquí estoy, hoy soy música, soy artista, permito que me veas y me permito a mí misma salir al mundo.
Esta es la composición que más se acerca al rock dentro del álbum. Se escucha una batería que entra con fuerza, la guitarra sorprende con un rasgueo constante y suena un bajo que por momentos eclipsa a la guitarra en la búsqueda de agregar gravedad al mensaje de la canción. La voz baja un par de tonos y se expresa con un gesto que transmite desprendimiento, para presentarnos un tramo final, que precisamente habla de volar, como una brisa que invita a darle continuidad al viaje. A pesar de ser una música que ha dado lugar al clarinete y a la voz desde su característica teatralización Gabriela también reivindica a la guitarra como ese instrumento seguro que se ha ido resignificando de la mano de las mujeres en las últimas décadas.
En esta canción encontramos una de las alusiones más directas a la figura del Yo dentro de toda la obra. Gabriela se muestra y se declara a sí misma en libertad. La desvinculación de roles curativos o incendiarios también hace parte de romper el tabú y, más importante aún, de romper con la tradición que esencializa a la mujer artista dentro de roles predeterminados. La canción cuestiona de manera directa al imaginario de la mujer artista, especialmente a la cantautora, siendo vinculada a la sabiduría ancestral y su relación entre la salud y el uso de plantas medicinales. En esa misma dirección también busca dar lugar a las múltiples formas en las que la sensibilidad puede tener lugar en el arte, siendo crítica frente a la figura de la artista que “se abre el pecho” y narra su emocionalidad desde el desgarro. Gabriela invita a abrir las alas y dar al arte formas y colores que rompan el canon que se ha mantenido gracias a un folklore que se ha arraigado por décadas. Estos cuestionamientos también tienen un objetivo directo: aquellas miradas masculinas que buscan una emocionalidad y puestas en escena específicas en las artistas. ‘Mujeres Vuelan en Guitarras’ guarda entre líneas una consigna muy clara: “No te mires con ojos de hombre”.
Hoy no traigo medicinas
Mujeres Vuelan en Guitarras
para que te sientas mejor
ni tampoco gasolina
para incendiar tu interior
Trencito de los Andes
Después llegan ‘Que no me Suelte’, ‘Trompito’ y ‘Tierrita de Mi Madre’, tres canciones que transportan de los surcos de la algarabía de las calles a hundir los pies descalzos sobre tierra, para empezar a danzar en el frío del camino hacia las alturas de los Andes. Estas tres canciones se impregnan de una melodía que lanza clamores que añoran cercanía, son voces que evocan al hogar, extrañan a la mama y al taita, recuerdan a las amigas, las puertas de la casa. Este bloque de canciones es un retrato fidedigno de la experiencia del nariñense que sale de su territorio y siente la necesidad de retornar. En el viaje del Sur del Ser este “trencito de los andes” transporta a una evocación directa a la memoria, al hueso del recuerdo que palpita y permite conectar sin importar las distancias. En este bloque hacen presencia los sonidos del Sur con mayor fuerza y sentimiento. El “cuerdeo” andino es el protagonista; de la mano de la guitarra y el charango nos encontramos con canciones en los que la voz y las cuerdas chillán, retumban y se ahogan. La entraña del «Sur del Ser» se hace visible y canta sollozando.
‘Que no me Suelte’ es la primera voz que añora, es una canción que habla acerca del ritmo cotidiano desbordante y violento y de su poder para desorientarnos. La carrera en la que nos encontramos nos atropella y despoja de certezas hasta el punto de ponernos a dudar de nuestro camino, y esto, como retrata Gabriela, lleva al sufrimiento y a estados solitarios. La nostalgia aísla y el refugio es continuar recurriendo a nuestro centro, precisamente al Sur de nuestro Ser, ese interior repleto de fuerza, viento y memoria al que necesitamos agarrarnos para no caer en plena escalada.
‘Trompito’ es esa melodía que te permite asentar lo que acabas de escuchar, que invita a desplazar la mirada hacia el Sur para zarandearse al ritmo del clarinete y la percusión. ´Tierrita de mi Madre ́ es la canción que habla de manera más tangible sobre aquellos lugares de los que te sueles desconectar, que sueles, de repente, perder de vista. Es cierto que te desplazas, entras en otras sintonías, te desprendes físicamente y te dispones a otros espacios, entras a otros ritmos, pero dentro de ti guardas la necesidad de volver, de retornar a la tranquilidad que te brinda respirar una brisa fría, de ver que las cosas en tu casa marchan bien, alegrarte de que tu hermana esta mejor que antes, impresionarte de lo mucho que han crecido tus hermanos y de encontrar la calma al ver que tu abuelo y tus dos abuelitas, a pesar de todo, siguen igual de animados.
Este “trencito de los Andes” que orquesta una travesía por Túquerres, Ipiales y Pasto, por el río Guáitara y por los volcanes Galeras, Chiles y Cumbal, puede ser una brújula emocional al momento en el que no es posible de orientarse por medio de latitudes; con ella es posible recoger pasos y llegar al Sur, que asombra y acoge, pero que también permite alzar la vista y sentirse observado por las alturas.
Te quise hasta marchitarte
‘El Sol de tus Ojos’ admira al amor y aporta luz sobre sus recorridos. El hilo de este tema se encuentra en marcha continua y es conducido por los colores del jazz. Al hablar de los estados del día, del sol y de la luna, llega la imagen del amor expuesto a la intemperie: al mediodía abrasador, al paso la tarde y al descenso de la luz, al reinicio de las horas. Somos testigos del transcurso y sufrimos porque lo vemos morir y sabemos que no podrá abrigarse con el próximo ciclo. El amor se manifiesta sin pausa, se encuentra en marcha constante y nuestras experiencias en torno al mismo dan fe de ello. Somos habitados de distintas maneras por él y lo enfocamos en distintos seres, ideales y anhelos, pero bien sabemos que no es algo que se mantenga perfecto o inalterable, es un cambiaformas que se abre lugares, a veces parece ser escaso, pero siempre vuelve a retoñar.
No es de la aguja el agujero
El Sol de tus Ojos
una hebra sin principio
nos atravesó los cuerpos
y siguió su camino
Hacia las alturas
‘Etéreosexual’ y ‘Posmodernillo Depredador’, los tracks finales del disco, dan la sensación de ubicarse en otro plano en relación a las demás canciones. El resto del disco conserva cierto discurso colectivo. El viaje hasta este punto ha transitado por cuestiones que aluden a la reunión, a la lucha, a volver a casa y a la algarabía, pero estas dos canciones se escuchan desde un sentido de individualidad, desde una reflexión que atañe principalmente a lo personal para después entrar en circulación con los demás.
‘Etéreosexual’ fue una de las canciones que más presencia tuvo en mi vida durante el anterior año. En 2023 la cama se me hizo más grande. Esta canción me llama a la imaginación del deseo, al movimiento que ocurre en mis adentros. Se presenta como una dimensión que permite anticipar y soñar con un mundo abierto a la experimentación en el que todo es posible y nada tiene ataduras. El plano de la ficción permite abandonar el cuerpo, dejar las ataduras de lo físico y así poder, como bien dice Gabriela, fugarse.
Esta pieza es la personificación de la mística del álbum. «El Sur del Ser» se vuelve una sinfonía, da la sensación de estar siendo tocada por una orquesta. Los coros y sus sonidos espectrales crean un ambiente fértil para que la voz de Gabriela sea el centro.
Es mi capricho el que se fuga
Etéreosexual
yo permanezco ilesa en mi cama
dispongo de todas las horas sin fenecer
y los días no cambian y la cama se agranda
Esa construcción de la distancia, esos 5 centímetros, cuenta con toda una elaboración de por medio. Al imaginarla puede entenderse como “corta”, pero 5 centímetros pueden expandirse a decimales hasta el punto de hastiarse de contarlos. Esa distancia de la que nos habla Gabriela puede ser cualquiera, larga o corta, finita e infinita y hasta puede ir cayendo o yendo. Esta expansión es posible gracias al juego del vaivén en el que la canción se mueve donde las posibilidades son nombradas, pero no limitadas. Esa distancia se manifiesta de manera tan fluctuante gracias a que orbita sobre un solo centro, una unión que se encuentra en contacto, pero que no se materializa, que va entrando y saliendo. Lo que suma a la mística de todo este movimiento es que ocurre en la quietud y parsimonia de una cama. Los sucesos transcurren en posición de “descanso». Descanso va entre comillas porque es una reflexión hecha por una persona que está acostada a nivel físico, pero su actividad real existe en el plano de lo inmaterial. Lo sensorial, lo ideal y lo emocional ocupan el espacio de acción en ‘Etéreosexual’; en sintonía con la reflexividad en movimiento que encarna al álbum. Podemos hablar de “centros”, pero también acerca de cómo se expanden y se ponen en relación con el mundo y las personas, reconociendo la canalización como uno de los primeros pasos para lograr la expansión a otras latitudes. Este espacio para la idea de lo ileso, de lo intocado, es central dentro de la canción.
Es importante que dentro del arte se legitimen lugares para la pausa de tomar una decisión o una postura; una de las maneras de lograr aprovechar el tiempo que Gabriela explora es la atención al detalle que facilita encaminar la quietud hacia el campo de la acción. Uno de los mensajes cruciales de la canción es el de la validez de sepultar la acción por concebir el pensamiento. La experiencia de vivir en el plano de la posibilidad ocupa el cuerpo y sus vibraciones –el Ser se dispone como un espacio disponible para nada más que el oleaje de los escenarios que le esperan– encontrando así el goce en la preparación que permite la imaginación.
Estamos a cinco centímetros
Etéreosexual
del sueño y del cielo
no sé si cayendo o yendo
cuando los dos somos el centro
el vaivén es del cielo es del suelo
nosotros estamos quietos
Adentrarse en este tipo de “espacios” puede ser conflictivo, sin embargo no deja de ser una opción dentro del plano del hacer. Al hablar de acciones no podemos dejar de ver sus consecuencias. La contemplación también puede llevarnos a escenarios que generen hastío y déjà vu, la canción también transporta esos posibles resultados, nos habla de que los paisajes pueden enfriarse y amenazar con desaparecer. Las únicas acciones posibles no son las nuestras, se den en el plano que se den. Nuestras decisiones tienen un resultado para los demás y las reacciones a nuestras acciones también pueden arrebatarnos el escenario de contemplar las posibilidades. El “¡Quiero vivir!” que Gabriela nos suelta momentos antes de terminar la canción nos llama a desplazarnos, a jugar un papel y ser consecuentes con las meditaciones que logramos en esos momentos de quietud.
El antagonista
“Unos gobiernan el mundo, otros son el mundo” – Fernando Pessoa
Con el final del viaje llega ‘Posmodernillo Depredador’, figura que representa la negación de todo lo dicho en el disco. Este tema, como ‘Mujeres Vuelan en Guitarras’, es una canción que registra otra voz; ambas vehiculizan consignas más claras y conscientemente encarnan un sonido más aterrizado, directo y claro.
El Posmodernillo es un personaje que directamente no se relaciona, se pone solito en una condición de superioridad y se anima a dictaminar y marcar lo correcto. Se concibe por fuera de la colectividad, ya que su propia construcción, desvinculada de la realidad, de intelecto y ego le han hecho ver a las personas como incorrectas e incoherentes. Esta canción representa a las manos que te quieren agarrar y moldear en la búsqueda de apropiarte un sentido de lo correcto. Gabriela critica y se aleja de este tipo de intenciones. Rechaza las directrices que hablan por fuera de la propia intuición y sensibilidad, por fuera de los círculos cercanos y la familia, por fuera del hogar y de ti mismo, negando así, de manera rotunda, la posibilidad de un camino que no sea el tuyo. Esta canción también es una invitación a que te sacudas, a que sientas el aire que respiras y el calor de la sangre que te recorre el cuerpo, a que llegues apreciar tu camino como Vivo y Palpitante. Y si tú, por alguna razón, te pareces al personaje de la canción ¡deja de corretear a la gente!
Yo no creo en los autores del destino
Posmodernillo Depredador
el camino está vivo
El Sur
El frío y los vientos hablan, pero no son los únicos que tienen voz. El viaje que nos propone «El Sur del Ser» marca un comienzo, pero no un final. Gabriela emprende un recorrido que camina hacia su interior y que refleja e invita a pensar en nuestros centros y en el sentido del Sur que guardamos en ellos.
La producción de este disco es milimétrica. La mano de Gabriela Ponce y Antonio Urdaneta se siente fantasmagórica, pero siempre visible. El álbum juega con el suspenso dentro de su sonido; la disposición de los instrumentos y voces que intervienen está precisamente puesta para sorprender al escucha y asimismo alimentar su imaginación al adentrarse al mundo narrativo del álbum. Esta obra se labra a sí misma un lugar dentro de la música contemporánea colombiana y se dispone a ser partícipe del paisaje sonoro andino y nariñense.
Como nariñense puedo decir que El Sur del Ser suena a mi tierra y es un retrato de la identidad que me recorre entre calores y fríos por el cuerpo. Gabriela por medio de sus canciones pone sobre la mesa sus posturas políticas para dejar consignas y mensajes claros. En el ámbito artístico colombiano muchos de las y los artistas asumen ciertas posturas, o supuestamente lo hacen, y como audiencia asumimos que el arte con el que convivimos es creado por personas con las que compartimos convicciones, anhelos y luchas, pero muchas veces nos llevamos sorpresas desagradables y nuestras relaciones con el arte se ven agrietadas. Gabriela se muestra desde todas sus aristas y pone en palabras mensajes importantes en la búsqueda de transformar los círculos de artistas, reivindicar el ocio como una necesidad, reconstruir las bases de lo que alguna vez se entendió como “mujer artista” y destacar la importancia de apropiarnos y reconocernos pertenecientes a nuestros lugares.
Gracias a Gabriela por este álbum tan maravilloso, polifacético y polifónico.
Gracias por retratar los matices de la experiencia nariñense.
Gracias por ‘Etéreosexual’.
Y gracias por seguir y seguir tocando y cantando, esperemos que siga así por mucho tiempo.
Este pueblo es eterno, mi casa, mi asilo,
‘Sur‘ por Bambarabanda
mi pueblo, mi alma, este sur no lo alquilo,
ss mi vida, mi muerte, es la luz que respiro,
es el tiempo borracho bailando en sus giros.
Este sur es mi eterna morada
aquí espero morirme bailando.
Yo no dejo este sur tan bonito,
aquí espero morirme cantando