La esperanza en la confusión

Cameron Winter con sus Geese conforman la mayor revelación del rock estadounidense esta década. Del country punk de «3D Country» pasaron al inclasificable «Getting Killed» de 2025. Con él, proponen liberación.

En efecto, somos el mundo que heredamos, a veces incluso la música que heredamos, pero podemos ser mejores, más auténticos.

Detrás de una apariencia despreocupada y una indiferencia impostada, los chicos de Geese esconden una gran capacidad para retratar una profunda incertidumbre, una incertidumbre que acompaña a la generación Z, eclipsada por el desamparo y el agotamiento, por la aparente imposibilidad de un compromiso de por vida, la desconexión con el mundo y una gran soledad. Sin embargo, lo más impactante es que su último álbum, “Getting Killed, que abraza sin reparo estos temas, no es un lamento en lo absoluto; es, en cambio, algo brutalmente enérgico: una celebración.

Los chicos de Geese han logrado cuajar un álbum que se destaca por su gran diversidad. Por un lado una diversidad musical en la forma en que su sonido se mueve entre épocas y estilos: una sinuosa simbiosis que combina, de manera inesperada, elementos clásicos del rock de los 60 y 70 con expresiones más cercanas a la música alternativa que ha representado la vanguardia en las últimas décadas. Desde coros que parecen haber sido extraídos directamente del “In Rainbows hasta los impetuosos riffs de guitarra con los que Black Midi sorprendió al mundo. De ahí que la escucha completa del álbum pueda resultar algo abrumadora la primera vez.

No obstante, por encima de esa riqueza estilística, “Getting Killeddestaca también por una diversidad emocional aún más profunda. Sus letras —contenidas, a veces dolorosas y otras francamente divertidas— revelan una banda dispuesta a explorar los matices de la vulnerabilidad, resultando en un disco con una gran disposición a las reescuchas y reinterpretaciones: un cancionero que no busca consolidar una firma personal más allá de que quiere que sepas que no debe haber límites en la creatividad, y la implacable energía que emanan sus canciones es prueba de ello.

El mundo, por su parte, no ha sido ajeno a “Getting Killed«. Este álbum ha significado un gran posicionamiento mediático para la banda neoyorquina, la “nueva sangre rockera”. Pero esta gran exposición de sentires y la búsqueda de una expresión propia no son algo que empezó en 2025, ni mucho menos con este disco. Ya para 2023, con el lanzamiento de “3D Country”, dábamos cuenta de una agrupación con un exuberante performance y muchas cosas que decir. Sin embargo, para este punto, Geese era solamente lo que su ímpetu era capaz de expresar.

Todo dio un gran vuelco tras el lanzamiento de “Heavy Metal, el debut como solista de Cameron Winter, líder de Geese: una escapada brutal al territorio del chamber. Al mejor estilo de Nick Cave o Scott Walker, Winter nos guía por un viaje de abstracción, reconocimiento emocional, meditaciones a barítono y grandes arreglos orquestales, elevando sus composiciones a una categoría espiritual, donde la memoria es un refugio y donde Dios sí existe. “Heavy Metal sin dudas ha funcionado como un punto de quiebre en las capacidades líricas de Winter, así como ha ampliado sus herramientas compositivas.

A partir de este punto nos encontramos con la atrapante presencia de “Getting Killed”. Desde el primer corte, ‘Trinidad’, la banda propone una forma particular de abrir el álbum: una declaración sobre el cansancio, construida a partir de un sample de JPEGMAFIA en medio de un caos instrumental. Las letras aluden a un ataque terrorista, mientras Cameron funde su voz en una euforia que expresa la inevitable obligación de seguir adelante pese a las tristezas y al constante sufrimiento. Esa misma idea es clave en la canción que da título al disco, ‘Getting Killed’, donde finalmente Winter afirma:  “I have been fucking destroyed by this city tonight / I’m getting killed by a pretty good life” (Esta noche la ciudad me ha destrozado / Me está matando una vida bastante buena).

Las inseguridades sobre nuestra capacidad de ofrecer amor parecen ser otra preocupación constante en el álbum. ‘Cobra’, el segundo tema, explora otra dualidad dentro de las canciones, retratando las primeras etapas de la seducción, cuando todas las dudas y alertas parecen desvanecerse en una nube embriagadora, donde el dolor está presente, pero parece carecer de importancia. En contraste, en ‘Au Pays du Cocaine’ la banda busca reflejar la fría realidad de una relación rota, una metáfora cruel que se hace evidente cuando Winter repite: “Like a sailor in a big green boat / You can be free” (Como un marinero en un gran barco verde / Puedes ser libre).

Y es que hay algo primigenio e impactante en sus pistas, en lo sutil con que sus letras son capaces de expresarse a través de una simpleza deslumbrante —a veces también mediante absurdas elucubraciones, como en ‘Taxes’, una diatriba surrealista contra el pago de impuestos—. Pero, más allá de eso, la gran virtud de “Getting Killed” es ser una celebración de estos padecimientos que, inequívocamente, nos permiten vernos y afirmar que somos seres humanos. Incluso a nivel musical, Geese plantea un álbum abundante en energía, donde los brillantes pasajes multi instrumentales nos llenan el corazón.

Su leitmotiv, la frase que escucharás de manera recurrente a lo largo de sus 45 minutos: “Im alright”. En conjunto, se trata de una energía omnipresente que revela el propósito de todo el disco: la de darse cuenta de que puedes caminar el camino que quieras, la de una esperanza en la confusión y la de encontrar la liberación personal.

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