Los Chalchaleros - La Cerrillana

Además de tener como columna vertebral el sonido del folclore norteño tocando un disco lleno de zambas, gatos y escondidos, lo mágico es que se adiciona un bandoneón que cumple el rol melódico que después veríamos más frecuentemente con violines.

En Salta no importa dónde mires, se ve la montaña. Escuchar a Los Chalchaleros es escuchar el latido del cerro porque así suena la zamba, es lo primero que aprende un chango a tocar en la guitarra, y es la banda sonora de mil reuniones familiares donde junto con el asado y las empanadas aparece un cuaderno con canciones.

Salta es una de las provincias (junto a Santiago del Estero) que vio nacer a los mejores grupos folclóricos de Argentina, y específicamente Los Chalchas como pioneros en el formato de cuatro voces. Proyectos formados con anterioridad como Los Hermanos Ábalos o La Tropilla de Huachi Pampa difieren en cantidad de miembros o de cantantes. Sobran ejemplos de grupos formados con posterioridad que son a cuatro voces como Los Cantores del Alba, Los Tucu Tucu, Los Manseros Santiagueños, por nombrar algunos.

Hay una seguidilla de publicaciones increíbles entre 1968 y 1973 entre las que está “La Cerrillana”. Además de tener como columna vertebral el sonido del folclore norteño tocando un disco lleno de zambas, gatos y escondidos, lo mágico es que se adiciona un bandoneón que cumple el rol melódico que después veríamos más frecuentemente con violines. La leyenda Dino Saluzzi es el encargado de tocar de forma increíble dicho instrumento.

Este disco pareciera una recorrida musical no solo por el noroeste argentino sino también de Chile, incluyendo temas como ‘La Huanchaqueña’ (gentilicio de Huanchaca, ruinas ubicadas en Antofagasta), o ‘Corazones Partidos’ que es directamente una cueca. Pasando por las múltiples referencias a Cerrillos o Payogasta (Salta), ‘Zamba de la Añoranza’ dedicada a Catamarca, ‘Noches de Tucumán’, ‘Santiago Manta’, hay decenas de referencias a todas estas provincias en las que se comparte una idiosincrasia. Incluso podríamos relacionar esto a la enorme cantidad de palabras en quichua a lo largo del disco. “La Cerrillana” evoca una emotividad muy propia de la región, cuando el bombo pega en el pecho se te infla y hace que cantes cada verso con una pasión digna de quien siente su tierra como propia. Los Chalchaleros son nuestro patrimonio.

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