Amantina: “Más que argumentarlo, lo disfruto”

En un espacio que se salió un poco del formato convencional de entrevista hablamos con Amantina sobre las implicaciones de apostar por el reggaetón, principios astrológicos y esotéricos, las manifestaciones del deseo y el poder, nuevas propuestas narrativas y producir desde una perspectiva independiente y alternativa. Todo a razón de su nuevo disco solista: «PARADISO».

Espero en Google Meet por el ingreso de Amantina a la llamada. Mi primer reseña musical, y mi inicio en la escritura, se dio gracias a todo lo que produjo su música en mí. Hace un tiempo que vengo escuchando, tras bambalinas, “PARADISO”. En ese primer texto, que reseñaba su álbum debut, escribí: “…todo se tornó catártico, aquí fue donde este arte echó raíces y de esas raíces brotó un espejo”. Uno de los puntos centrales de la música de Amantina es su capacidad para  reflejarnos a través de su propia exposición. Hoy esa vulnerabilidad que ha llevado por bandera se torna poderosa y desafiante. Enfrente tengo a un artista contento, satisfecho con su propio trabajo y por haber apostado por el espectro urbano.

Amantina es el seudónimo artístico de Daniel Sorzano, cantante, multiinstrumentista y productor nacido en Bogotá, Colombia, pero enraizado en Quito, Ecuador. Sus inicios y futura consolidación en la escena ecuatoriana se dieron a mediados del 2017 con su primera agrupación: Les Petit Bâtards. Este cuarteto, en el que Daniel fue líder, guitarra y voz, nació en la década pasada y escaló rápidamente en medio del auge del indie pop quiteño hasta convertirse en referente de la música alternativa local. Millones de reproducciones en YouTube, giras por todo el país a lo largo de los años y una fanaticada que aún se sostiene, son algunos de los logros de la banda. En el 2019, en una suerte de metamorfosis, nuestro protagonista llegó a Bogotá en búsqueda de independencia, con ganas de probar una escena artística desconocida y apostar por un nuevo sonido enfocado en el R&B, lanzó su proyecto solista como Amantina. Con toda una vida dedicada a la música, un primer álbum solo (“Vivo, Nasty”), una evolución gigantesca como productor y un Festival Estéreo Picnic a hombros, nos trae “PARADISO”. 

En “Vivo, Nasty”, el debut, encontramos la angustia, el dolor y la resignación como protagonistas en medio de sonoridades que desgarraron al R&B, indie y rock para darle espacio a una voz doliente. Daniel retrató de forma tajante como la depresión habitaba un episodio de su vida, haciéndole ver todo desde el filtro de la tristeza. Para ese entonces “Vivo, Nasty” también fue el punto de canalización de la propuesta de Amantina: un lirismo que toca las relaciones amorosas, la soledad, la polivalencia de los duelos y la vivencia electrizante de las emociones, todo narrado desde una voz consciente de su vulnerabilidad, heridas y desencuentros, capaz de ver al abismo sin temer que le devuelva la mirada. 

Oh, mi amor, vaya par de daños
Hay rasguños que medran con los años 
Mis huesos, yo sé, saben a algo ajeno 
Desde que este nimbo me acompaña 
Y, oh, mi amor, se está haciendo claro 
Podría ser peor, ya lo hemos hablado 
Y limpio con humor mis vidrios empañados 
¿Qué importa si es más tarde que temprano?
Tarde Que Temprano

Prestar atención a su obra permite apreciar a un autor con un nivel de conciencia emocional muy desarrollada. Daniel se hundía en su depresión de manera extensa, el álbum fue la fotografía de su desolación y entrega al dolor. Después del lanzamiento Amantina giró y, poco a poco, como tiene acostumbrado, fue desapareciendo de las redes.

Haría su reaparición a finales de 2023, en una ruptura de su propia narrativa con el lanzamiento del primer sencillo de “PARADISO”: ‘SABI’, donde emprendió un viaje solitario hacia su propio centro montado en un reggaetón, con un registro mucho más suelto, dispuesto a vivir el proceso sin pensar en los posibles resultados. Sobre esta diferenciación, con mucha calma, nos cuenta: “En Vivo, Nasty la cosa era así: la tristeza se apoderaba de todo un poco, todo era desde una reflexión más resignada. Fue un poco decir “Esto es lo que hay” y lo tomo porque es lo que hay. A día de hoy ambos discos reflejan momentos muy distintos. En Vivo, Nasty estaba bastante deprimido, ahora, en el momento de crear PARADISO, me atravesaron experiencias muy diferentes y mi manera de vivir estás experiencias también cambió. Siento que las formas en que plasmé todas estas novedades en la música se reflejan en cómo me he “dejado ser frente a los estados”. Creo que este disco muestra los procesos y que, precisamente, en los procesos hay mucha más cabida para algo más que la tristeza que habitaba Vivo, Nasty”.

En sus palabras se siente la claridad de una mirada retrospectiva sobre la propia obra. Para él es claro cómo la introspección solitaria de “Vivo, Nasty” fue una respuesta a un tiempo de su vida. Ahora no se trata de sacar conclusiones, sino de vivir el hoy desde sus múltiples aristas y posibilidades. Sobre esta apertura, Daniel dice: “En este disco más que mostrar resultados se muestran procesos. Siento que todo es menos “reflexivo”, si se quiere pensar de esa forma. PARADISO se trata de poner atención a las sensaciones y los estados de manera mucho más exploratoria, mucho más abierta”. Amantina se permite habitar otro tipo de “estados” que en una época distinta pudieron ser vistos como nocivos o descontrolados. En “PARADISO” experimenta en un presente que se alimenta de tacto, deseo, mística, esoterismo y encuentros nocturnos. En relación a esta nueva postura nos habla sobre ‘SHORI 3, la canción que abre al disco: “La frase “A lo mejor así es mejor” resume muy bien de lo que estamos hablando, porque no sé si está bien, pero a lo mejor y sí.” Todo “PARADISO” se nutre de este tipo de reflexiones y principios, su dinamismo y cambios de perspectiva están enfocados en experimentar y sentir el aquí y ahora. 

En el estribillo del tema homónimo de “Vivo, Nasty” repetía una y otra vez, cantando en medio de una guitarra eléctrica que se lamenta, una batería agresiva y coros gospel: “Si ya no quedan más razones pa’ vivir / No hay lío yo me las puedo inventar / Y si te vas a ir, y me vas a dejar / Apaga la luz antes de salir”. Hoy, después de más de un año, enciende la luz con “PARADISO”. Por medio de ‘TROYA’ se suelta diciendo: “Y no hay borde/ Y no es que me importe / Mientras ese sur sea mi norte / Siendote sincero yo le aporto a ese desorden / Y nos guardamos el nombre, para que nada nos sobre / Nos salen caras estás ganas, siéntate en mi”. Toda una nueva disposición, todo un mundo de sensibilidades y encuentros serán nombrados en esta obra. 

Hablar del abrebocas del disco también nos sirve para introducir la gran sorpresa que nos trae “PARADISO”: Amantina haciendo reggaetón. Empezar con un tema que lleva por nombre ‘SHORI 3’ ya es toda una declaración de intenciones y Daniel se hace cargo. Apuesta, en sus propias palabras, por adentrarse al “espectro de la música urbana”. Toda esta nueva apertura de la que hablamos encuentra su centro en el reggaetón, el género principal al que recurre para narrar su sensibilidad más distendida “dejándose ser en los estados”. Al escuchar “PARADISO”, desde la sorpresa de saber que se está escuchando a un artista con una trayectoría marcada por el R&B e indie pop, se hace natural arrugar el rostro, sentir que de pronto la cadera se despierta y encontrarse con el deseo de estar a oscuras. 

Fotos por: @kekarmanicolas.

Sus intenciones son claras: “Parce, para mi la empresa de este disco era poder agarrar al reggaetón y diversficarlo un tal, alternativizarlo, sin que deje de sonar tampoco como reggaetón”. Y se siente de esa manera, cada track que lleva el perreo como principio es una pieza muy bien ejecutada dentro de los cánones del género: no hay una exploración que no encuentre un techo, ni que se descarrile en su afán por ser diferente. Esto no quiere decir que los rasgos alternativos ocupen un segundo plano: coros, sintetizadores, pianos, guitarras, distorsiones y samples también son protagonistas. El oído reconoce lo que está escuchando, pero al mismo tiempo vibra por los detalles novedosos. La maquinaria está engrasada para que la música no sea experimentada desde un “sonido de culto”, ajeno al cuerpo. Amantina quiere hacerte perrear, quiere que bajes, que experimentes cada uno de los 12 tracks con tus sentidos bien despiertos. 

La apuesta por la diversificación de Amantina nace del cansancio de que todo suene siempre a lo mismo: “Cuando necesito algo nuevo que escuchar me puedo dar el lujo de hacer eso nuevo que quiero escuchar. Siento que de ahí viene también la bendición y la maldición de no conocer el género. Yo no soy un productor que esté encasillado en el reggaetón, serlo me haría “sonar bien en el reggaetón”, pero pegarla en el reggaetón es ser aburrido, porque ya estás, por poner un ejemplo, como Tainy, como Sky, como cualquier productor. Cualquier productor de reggaetón que la esté “rompiendo” suena a algo así, y eso está bien hasta que no. Por suerte yo vengo de una escuela que no es igual, que tiene otros elementos, que tiene recursos del synth-pop e incluso del rock, que me permiten repensar el beat. Puedo estudiar lo que en el reggaetón funciona, coger lo que funciona de mis influencias y meterle otra huevada, ¿Cachas? Eso me ha funcionado. Para mí fue eso, como la premisa de no hacer letras como en el reggaetón clásico y no tratar de sonar a un beat genérico de reggaetón”.

Hablar de Daniel Sorzano también es referirse a un productor con todas las letras. Desde sus inicios ha estado involucrado en procesos de producción, ajenos y propios. Para “Vivo, Nasty” ocupó un rol de dirección creativa marcado y desde entonces ha sido el encargado principal de darle forma al sonido de su proyecto. Sobre esta responsabilidad cuenta que “Esta vez era yo el capitán y el copiloto, básicamente. El que maneja el barco y dispara las armas, el todero. Eso es chimba, pero al mismo tiempo es duro estar cumpliendo la función de varios personajes. Pero para mí fue, después de haber trabajado con mucha gente, tratar de sacar adelante esto por mí mismo, probando de alguna manera el principio, del que soy fiel creyente: la persona que más te va ayudar a sonar cómo quieres eres tú mismo”. 

Dando este contexto, el acto de “agarrar el reggaetón” tiene mucho más sentido. Se trata de una apuesta posible gracias a todos sus aprendizajes. Todo el proyecto que encarna “PARADISO” es muy redondo, consistente. En él se encuentran piezas como ‘CAMINITO DE ECONOMÍA’, ‘VENUS O MARTE’ o ‘FANTASÍA’, que guardan ese sentido cabreado, progresivo y underground que nos transmite un aura de malianteo que se va colando de forma profunda y abrigada en el cuerpo; están ‘SHORI 3’ y ‘MAMBRÚ!‘, temas llenos de aire para desentenderse de cualquier pareja y vibrar en soledad; en los romantikeos, llorones y decididos salen al frente ‘PILL’ y ‘GUILTY PLEASURE’ y en una vibra totalmente cyberpunk ‘SOCIA DEMONIZA’ sorprende como uno de los palos del disco.

Amantina, como buen estudioso del género, nos presenta todo este abanico de matices en un disco que brilla gracias a su dinamismo, lo cual habla muy bien de la capacidad de mutar de su autor, quien se reconoce en la transformación: “Ya entendí cómo hacer la canción en guitarra y voz y por eso me salgo de Les Petit, empiezo mi proyecto nuevo y decido hacer una música diferente y mucho más experimental, luego, me aburro de esa experimentación y me encuentro en el reggaetón y el pop. Ahora no sé cuál va a ser el siguiente paso, pero sé que va a ser diferente y eso es muy reconfortante para mí porque implica que la búsqueda nunca se termina, que es precisamente lo que ha hecho que esto sea lo que quiero hacer”.

Al escuchar reggaetón hay ciertas tematicas comunes: sexo, deseo, dominación, egos, la noche y el coqueteo, entre otros. Todos estos elementos también son parte fundamental de “PARADISO”, pero desde otros lugares. Esta obra en parte es fruto del cansancio por  lo gastadas que están las formas de nombrar y relatar desde el perreo mainstream. Daniel, frente a esto, tira algunos dardos: “…A mi las letras del reggaetón me parecen genuinamente ingeniosas, pero el otro día me puse a analizar canciones y me di cuenta que repetían full metáforas, igualitas. A veces se usa la misma metáfora pero cambiada, por ejemplo: hablan full de esta analogía con la gemela, esto de “si tuvieras una gemela igual te escogería a ti” y hay 6 canciones que dicen lo mismo de maneras diferentes”. 

PARADISO” responde con una nueva narrativa, que, de nuevo, no busca satanizar y moralizar al género o ponerte a perrear un poema de Pizarnik. De la propia voz de Amantina se escucha: “no es como esta pelea moralista con las letras del reggaetón, no se trata de decir “todas las letras hablan de culos”, no, yo entiendo, yo entiendo los códigos”; se trata de dar un giro diferente,  de poner sobre el beat otro tipo de situaciones, imaginarios y lógicas.

Atento al sigilo
miento si digo que encuentro motivo
para quedarme con esto
si es que es compartido
muerde vampiro, me quiero desangrar
No me muestres tu piedad
Arde troya, quiero entrar
Decidiste cabalgar
Ven quítame la paz 
Y no hay borde
Y no es que me importe
Mientras ese sur sea mi norte
Siendote sincero, yo le aporto a ese desorden
TROYA

La propuesta se nutre de dar un trato mucho más dialógico a todo. Lo común es encontrarse, desde el lugar de la persona que narra, con un discurso desde la dominación, el control y el poder, en el que los espacios para que los roles se transformen es mínimo, lo común es encontrarse con el binario dar/recibir en una sola dirección. Amantina suelta el afán por poseerlo todo, propone una lírica en la que está bien dominar, pero también ser dominado. Hay espacio para entonar de manera sugestiva, pero también para encarar el desenfreno; la voz puede encarar desde la dulzura y el desenfado irónico, todo en idas y venidas. 

En ‘GUILTY PLEASURE’ versa: “Portándome bien o grosero / Me dejo de tanto rodeo / Que te imagino sobre mí / Abriendo los poros, no poniendo peros”. Los encuentros nocturnos, el sexo, que una persona llegue a tu fiesta y te cambie completamente el mood, el mal trip, también son escenarios en los que el poder y el deseo se manifiestan. Amantina habla de todo lo ruidoso que puede ser encontrarse en ese tipo de situaciones, de la ansiedad y adrenalina de esos encuentros inesperados, pero no desde la parálisis, sino desde la posibilidad de poder elegir. Una de las canciones que más ejemplifican estas sensaciones es ‘FANTASÍA’: “…La incidencia que tiene que una persona llegue a un espacio en el que tú estás, lo que eso hace contigo, eso también se refleja en el disco. ‘FANTASÍA’ para mi es eso, ese malviaje de “qué hpta esta persona llegó”, pero que terminan llevándote a decir “verga, aquí voy de nuevo””. 

Volvernos a encontrar
parece un mal chiste
Tranqui que no insisto, me avisas y listo
No traigas drama acá que te lo dejo en visto
Deja que entre en ambiente
Tu y yo, sangre caliente
Tenerte en frente, sé que tu me entiendes
Yo no respondo, así que no me tientes” 
FANTASÍA

Otra de las manifestaciones de este nuevo imaginario se encuentra en ‘PILL’, que metaforiza la adicción para hablar de la dependencia emocional: “…finalmente se puede mostrar diferentes artistas en las canciones, el tema de ‘PILL’ es otro al que vuelvo con eso. El poder de adicción que te puede generar una persona que te provoca cosas muy lindas, pero que son directamente proporcionales al bajón que te genera; ahí está esa otra estrategia de poder, que tiene que ver con muchas cuestiones que están ocurriendo al mismo tiempo, todas por igual”. La clave de todo esto están en sus palabras, el “poder” y “la incidencia” se vuelven fundamentales a la hora de entender cómo es lo de “dejarse ser en los estados”. La agencia de las personas tiene un lugar para su autor, pero no solo en un sentido pasivo, sino de reacción y decisión. Este aspecto también pasa por la lectura que hace Amantina de uno de los aspectos centrales en el espectro urbano: la confianza o el exceso de ego.

Sobre ello nos cuenta entre risas: “No solo los reggaetoneros, sino todo el género urbano, hablan desde una seguridad extrema. Yo quisiera tener la confianza que tienen esos gatos para decir “ni te he tocado y ya te mojaste” que es como que, brother, eso no pasa, ya quisieras, pero bue’. Apropiar esa confianza me ha servido mucho, porque siempre he sido muy dubitativo con lo que hago, y esta vez fue como “bueno, no puedo ser tan dubitativo haciendo lo urbano porque si yo no me la creo nadie me va a creer””. La idea para Daniel ha sido ir apropiándose de elementos musicales y narrativos para crear atendiendo a sus intenciones creativas y su sensibilidad. Igualmente, a manera de reivindicación, se preocupa por utilizar su propia jerga, reconociéndose como colombo-ecuatoriano a la hora de escribir: “Algo que podría enriquecer muchísimo al género es hacerlo propio. Por ejemplo, un Carlos Cortés (artista de reggaetón número uno en Ecuador) que en vez de decir “pichar”, use una palabra super ecuatoriana, pero que no lo hace por el miedo a que no escuchen, por el miedo a que no cachen, por miedo a que no sea cool, por lo que sea, pero se nos olvida que en el origen del reggaetón eso es lo que hicieron los puertorriqueños, eso es lo que lo hace hegemónico y por eso ahora todo el mundo se lo quiere copiar”. 

El agarrar confianza en sí mismo también le ha permitido llegar a una escritura más directa: “Estás letras son de las que más orgulloso me siento. Estoy logrando decir las cosas más concretamente, sin tanto artilugio, sin tanto artificio, que no es que esté mal, sino que es otro tipo de recursos. En el momento en el que estoy ahora, esto es más fiel a mí mismo”. Una de las intenciones pilares de “PARADISO” fue darle mucho más protagonismo a las letras. En palabras de su autor “La música se hizo pensando mucho más en la letra, la intención era que la música funcionara como una especie de soundtrack”.  Nos cuenta que antes sus críticos más adultos le recriminaban que “no se le entendía nada”; en respuesta, comparte una anécdota: “Mi papá después de escuchar el disco me dijo, casi celebrando: “eso, muy bien, ahora sí se te entiende””. Esta claridad también va en consonancia con los distintos registros de los que se hace cargo: canto, rapeo, palabreo, todo ok. Acá no hay afán en buscar las letras en Genius, todo está clarito, las capas no se entrecruzan entre distorsiones o disonancias que dificultan la escucha. 

El tratamiento de las voces dentro del disco, dentro de su eclecticismo, también atiende a esa claridad. Ese tono ronco y melosamente rasposo que caracteriza a Daniel a la hora de cantar se mueve entre amores y rabias, entre las cuerdas vocales de un rapper y un cantante. Las participaciones también aportan con todo el peso de su calidad. La voz de la cantante Laura Sofía se cuela entre escalofríos en ‘MAMBRÚ!’ y ‘FANTASÍA’, aportando un aura de misterio; la manera en la que entona los agudos y sostiene las notas da la sensación de estar ante una diosa egipcia para la que cada palabra es una daga. El rapero Señas Sakyas tira sus versos en GUILTY PLEASURE’, tema en el que el dúo, con una química evidente, narra todo lo que  están dispuestos a afrontar con tal de llevar a la realidad su deseo. De fondo se escucha un piano dejando caer sus notas, en una hermosa cortina de arpegios. 

PARADISO” también nos trae nuevos protagonistas dentro de la música de Amantina: criaturas mitológicas, planetas, constelaciones y ritos. Este proyecto presenta toda la mística y los saberes esotéricos que rodean a su autor. Daniel pone en el centro de la narrativa a los rituales que flotan entre encuentros. ‘SHORI 3’ habla de flores secas y velas en medio de recuerdos: “Qué ganas de quitar todo de en medio / Darte de nuevo / Entre sahumerios”. En ‘AMULETO’, reforzado por el videoclip de la canción, se centra en aquellos objetos que llevan sentidos y propósitos intencionados; ‘TROYA’ trae a Venus y Marte como protagonistas para hablar de los desencuentros entre el deseo y el conflicto, no words. Toda esta constelación toca su punto más deslumbrante en ‘CENTAURO’, tema en el que dimensionamos la magnitud de Júpiter y nos enteramos de que ¡Amantina es sagitario! De alguna parte tenía que venir tanta energía y dinamismo. Sobre esta novedad, Daniel nos cuenta:  “Creo que todo esto se armoniza con “No me lea la suerte, hagamela pasar” (frase de ‘SOCIA DEMONIZA’). Si hay un valor en el ritual, en el creer que las cosas son como son porque así son y así tienen que ser. Y también un poco este último tiempo de mi vida me he regido por esto de “Al que le van a dar le guardan y hasta le calientan” y no hay nada más esotérico que eso, pero al mismo tiempo no hay nada más real”.

Daniel confiesa que todo esto es herencia de su madre: “Mi vieja siempre le fue a la homeopatía, la astrología, el tarot. Toda esta conexión tiene una incidencia para mi, porque es creer que hay un movimiento diferente al movimiento literal de las cosas”. También le atribuye a su madre, psicóloga de profesión, el desarrollo de su consciencia emocional y su gusto por el pop y el synth-pop: “Mi vieja era melómana, pero melómana popera. Desde Miguel Bose hasta Cerati”.

El camino de Amantina lo ha llevado, desde su propia obsesión por pulir su sonido, a crear un álbum muy sólido. “PARADISO” se caracteriza por lo orgánico de su propuesta. A pesar de ser una obra tan dinámica y polivalente no se siente perdida, cada canción surge con atmósferas muy bien calibradas que permiten conectar con el presente, el cuerpo y la fuerza de la vulnerabilidad. La mayor tendencia del disco es el reggaetón, pero también hay espacio para tintes poperos en los que ese muchachito sensible sale a la luz. Cuando sube revoluciones lo hace con todo el compromiso y con toda la rudeza del género, el personaje cookie con tintes mitológicos se apersona con confianza y crea piezas que sonarán en ambientes oscuros, pero también puede permitirse parar y samplear un audio de su madre, incluir las voces de sus amistades como skits, abrir espacio al diálogo e incluir detallitos análogos.

Desde su propia dualidad esta obra nos permite adentrarnos en la mente de un artista inquieto, siempre girando, buscando esquinas, instrumentos y fórmulas nuevas. Sobre su proceso a la hora de concebir y materializar “PARADISO” comenta: “Una cosa es la selección de sonidos y otra es el tratamiento de los sonidos. La primera es una cosa más orgánica, mucho más lúdica, es lo que te llama, lo que te gusta; y siento que hay que hacerle caso a ese primer impacto. El tratamiento de los sonidos es una cosa mucho más pensada, pero en lo que a mi respecta uno tiene que buscar algo cercano a la primera selección. Es bueno trabajar en un sentido de panorama, pero no solo debe ser esa cosa operativa, sino también lúdica, pegarse mucho más al asombro y dejarse sorprender por el sonido, por lo que te transmite. A mí me pasa que no lo pienso tanto, se ha vuelto algo mucho más inherente, es un proceso que más que argumentarlo, lo disfruto”. 

Volver al primer sencillo, después de haber apreciado un panorama de la obra, permite entender un poco más el viaje de su autor con este proyecto. ‘SABI’ concluye  “PARADISO” y escucharla ahora, a manera de final, deja ver todo el proceso y cambio de Amantina en este tiempo. Vemos un artista que poco a poco va armonizando con el presente, que prefiere la vivencia de los hechos antes que sacar conclusiones. Continuará experimentando malviajes, visajes, sangrados y soledades, con la nueva posibilidad de recurrir al centro para poder apreciar que “tal vez, la sombra no es más que luz por detrás”. Daniel se afianza en el cambio y lo estruja con todo su cuerpo, que ahora se siente vibrante en medio de la noche. 

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