Expresarse era atrapar y soltar, hasta que descubrimos el capturar, y con ello, la reproducción del arte. En la música, grabar es un juego demiúrgico de conversiones entre electromagnética y mecánica, señales invisibles replicadas analógicamente hasta la llegada de la era digital. El esfuerzo del CD por mantenerse fiel a la realidad como la conocemos fueron 41.000 muestras por segundo, pero nada detuvo la eventual posibilidad de que el sonido pudiese ser ralentizado a merced, y que con ella se revelasen las criaturas que residen en las ondas que se estiran hasta reptar en morbosa y antinatural lentitud. De espada la pluma y de grimorio el oído, Michael Jordan Bonema se convirtió en MIKE, y pareció jurar no detenerse hasta haber cazado al último de estos—sus demonios.
Su obra se lee y escucha de principio a fin como un diario de guerra que comparte dudas con muchos otros soldados de su generación: se pregunta si las dificultades de su paso a la adultez van a seguir cobrándole peaje tanto como ayer, si el mal amigo y el falso rival ha usurpado ya el lugar que inconscientemente le ha reservado, y si la deificada cosecha de melancolía que se espera del artista reflexivo vale la tan ardua siembra y riega. Una serie de colapsos forma una depresión que, sea geográfica o humana, eventualmente da lugar a jardines edénicos, frutos prohibidos, y por supuesto, serpientes antiguas.
Atravesando diferentes clases de duelo, año tras año las combatió arrastrándose: bucles deformes que se estremecían como boas agonizando contra la grave voz de un guerrero camuflado en su hábitat como un búngaro al anochecer. Aún en sus momentos de mayor vigor, cada batalla parecía ser librada bajo la influencia de un veneno mortal, cuya introducción a la sangre provenía de la picadura de la aguja en vinilos cuidadosamente seleccionados para su mutilación, y que rasgaba todo tono hasta dejarlos irreconocibles. El resultado era inaudito: moribundo, mas siempre victorioso, MIKE no había entrado aún a la década de los 20 cuando su virtud ya lo había condenado a la vida eterna.
Si supo abrirse paso a través de la selva, es porque aprendió a hacerlo con sus propias manos: dj blackpower no es sólo un alias de productor, sino una afirmación identitaria con el peso de una máscara ceremonial que en el 2023 cobró un más que merecido protagonismo. Con este nombre Michael ha confeccionado atmósferas propias que han variado desde sobrecogedoras capas y frazadas con las que cubrirse de la realidad, hasta prendas a medida que le permiten moverse a través de diferentes etapas del sueño. Diseñar su indumentaria teniendo en cuenta que la nostalgia es la tela más resistente es lo que lo ha hecho capaz de mostrar lucidez durante la hipnagogia.
A nivel narrativo, Michael es helicoidal: Le ha dado vueltas y vueltas a lo importante de la vida hasta interiorizarlo. Por más fragmentada que se encuentre alguna de sus propuestas (la introducción a su primer disco lanzado este año aparece minutos antes de finalizar), el movimiento sigue girando alrededor de las prioridades de su obra: paliar el retrogusto tóxico de probar una recompensa que nunca es suficiente. Si se siente algo desorientado, sabe que está yendo por el camino correcto, porque es normal marearse con el espiral del que nace la cornucopia, y confundirse a uno mismo si el espejo está roto. Si aprender es recordar, el más cínico podrá argumentar que Bonema ha memorizado una fórmula que funciona, pero lo que la naturalidad de su variación propone es un axioma y le permite nunca dejar de crecer.
I felt like the world was on my back, don’t know who to hit
I just keep on pearling out this pack, I’m polluting it
I can see it clearer every match with my foolishness
I can’t see a mirror off this gas or hallucinogens
I can’t be the bearer of this angst, I been losing it
Getting even nearer to them answers I’m Googling
How I lost a parent and the pack I commuted with
The Weight (2k20)
No importa qué ancha sea tu espalda: nadie es Atlas para cargar con el mundo de la forma en la que las circunstancias obligan a muchos. ¿Cuál es el peso? Si para otro poeta joven con alma vieja fue el amor, para Michael sin duda es la fe, pero no quita que junto a ella cargue también soledad e insatisfacción. Una roca que heredó de su madre y que lleva consigo desde antes que abandonase este mundo. A veces toma la silueta del origen de la vida en musgo y alquitrán, otras veces se transforma en una esfera de espejos difuminada, pero siempre con luz propia. Este círculo, idea de un ciclo de rumiar más que consumir, se presenta en moldes prodigiosos de expresión en los que ha de vertir su dolor sin perder la solidez de su identidad.
Su selección, a la hora de ser acompañado, siempre ha sido similar, donde todo sonido prestado es propio y lo representa correctamente. Viejas tonadas que evocan imaginarios tanto públicos como privados, oscilan hasta evaporarse con su flujo de consciencia, y líneas de instrumentos atrapadas en un par de barras se equiparan con líneas de pensamiento enteras expuestas en un par de… Compreso, multiplicado, interferido, metalizado y bajo toda clase de efecto es que su embriagador estilo alcanza total sobriedad, y despierta pasión en bucles adormecidos incluso si el ruido blanco se interpone en sus recuerdos. Nada de copiapega: toda vida única sólo puede ser documentada en artesanía.
Estas piezas, al encajarse, forman el pasaje a una realidad en la que su círculo cercano es su continente, el África de donde nace toda la música. Los enemigos de esta, los colonos, están a la vuelta de la esquina, compartiendo la mesa y mojando su pedazo del pan. Inevitablemente sus proezas dictaron gerundios pasados: destacándose dentro de su propio grupo, como talentos perdidos encontrándose, y eventualmente quebrándose en el contexto más despreciable. En estos momentos de opacidad, tanto temática como sónica, es que relució una templanza que influenció a compañeros tanto dentro como fuera de su ciudad.
La última presentación, “Pinball 2”, viene cargada, tanto con nombres de la casa (Seltzer, Niontay, Sideshow, Earl, y miembros de Noc La Familia), así como reputados prolíficos de distintas olas (Clams, Akachi, Dylvinci) y rostros de sonidos más jóvenes: Lunchbox, que hace dos años acuñó ‘New Jazz’, hace el coro sobre un beat de ivvys, cuyo sonido promete conquistar la segunda mitad de la década, aunque todo a su debido tiempo. El intimismo y el tacto lírico que caracterizan a Bonema juega fácil dentro de la cabina, y la roca en su lomo se vuelve una canica metálica que brilla entre todas las luces.
Ya con una década de memorias con base jazz, soul, funk, boom bap, vapor, cloud, plugg y #step, la vanguardia histórica y la actual son homenajeadas una y otra vez en los recuerdos que MIKE nos comparte. Con cada entrada agregada a la bitácora, nuevos sonidos se suman y su posición se esclarece. Desde el sufrido cronista cotidiano de [sLUms.] hasta convertirse en el rey filósofo de Brooklyn, donde haga acto de presencia ninguna víbora es sorda a sus encantos. Desde que empezó a grabar su vida, no se ha detenido y no planea hacerlo. Nueva York está en las manos correctas.
Me and you, that’s best case
My foot down on that pedal, on your neck brace, uh
I can’t lose in these lil’ web pages
The proof was in the pudding when that checkmate, ayy
Chest Painz