MissLupe: “El mundo es un caos hermoso y horrible”

MissLupe, productora y cantante platense recientemente rebautizada, nos regaló su primer largo. «Reset»: 18 tracks con la pista de baile presentada como espacio transformador y catártico; y donde personajes queer, disidencias colectivas y desvalidxs cobran vida y resisten.

MissLupe es dueña y ama de su universo musical independiente. Puertas adentro escribe, produce, graba y mezcla sus canciones. Puertas afuera al comando de la pista de baile, canta y se mueve con la misma energía que satura a los parlantes en las fiestas. Debutó casi diez años atrás con un EP de voz y guitarra acústica. Este inicio –que poco tiene que ver con el presente musical de la artista nacida en La Plata y radicada en CABA– manifiesta el poder transmisivo de su voz y su sensibilidad para escribir vigente desde el día cero. 

La música que sostiene sus letras –que muchas veces giran en torno a la amistad, el romance, las identidades colectivas, la denuncia social o el llamado a la acción– fue mutando naturalmente y viró a un sonido más ligado a la electrónica y a la cultura dance. “No fue tan consciente, fue como algo natural, pero sí fue muy consciente la decisión de producir yo sola” — contó MissLupe dos años atrás, cuando el proyecto musical despegaba. Ahora gira por Latinoamérica, Europa y China. 

Reset y la pista de baile 

Estamos en 2025 y Lucía Peuscovich comenzó una etapa nueva, rebautizó el proyecto y se convirtió en MissLupe por asuntos legales en el extranjero. Un palo en el camino que ahora y después de todo funciona como buen presagio. Un contratiempo inesperado que apareció cuando tenía que hacerlo y entró en sincronía con la salida de su primer disco de larga duración: Reset

Damos ‘(Play)‘ y tenemos una hora y cuarto de música por delante. MissLupe nos introduce al álbum con la elegancia de una diva pop y una voz delicada y sensual nos invoca a la pista de baile. Cruzamos la intro y se encienden la máquinas. MissLupe acelera a 120 BPM y sintetiza en la primera estrofa lo que desarrollará más adelante en el álbum: «Dejame contarte una historia real / Hay un lugar a donde voy cuando me siento mal / Y no tengo donde quedarme / Lleno de mostras underground / Haciendo saturar / Un parlante / Que me hace bailar / Y también llorar«.

A través de la mirada de MissLupe, la pista de baile se presenta como espacio de transformación y catarsis. En «Reset«, la pista ocupa un papel central y funciona como hilo narrativo. Es el espacio donde todo ocurre y desde donde todas las historias se desprenden para relatar un mundo donde resisten colectivos disidentes, personajes underground y desvalidxs. 

Reset empieza y no para” –le dijo una amiga a la compositora–, te enchufa y acopla al ritmo firme del house que avanza a golpes de kick. Está de más decir que es un disco para bailar, pero merece la pena sentarse frente a los parlantes, subir el volumen y disfrutar de la ingeniería de sonido que esta artista –que no se escapa del pop– diseñó para cada instrumento.


Para conversar nos comunicamos a través de una videollamada. Mientras chequeamos que estemos escuchándonos bien, nos saludamos, hablamos un poco de cualquier cosa y sin darnos cuenta ya estamos adentro de la entrevista. MissLupe entra directo y me cuenta que todavía no aterrizó de la experiencia que fue sacar el disco, armar una listening party y a los tres días embarcarse al Lejano Oriente.

MissLupe: Irme a China fue una locura. Es cualquier cosa, en el buen sentido. Es lo más impensado. Me llevó un programa que se llama Circuit Mixers. Este programa reúne tres festivales de todo el mundo. Este de China, otro que se hace en Suiza y MUTEK acá en Argentina. 

Más allá del contraste por fuera de lo musical, ¿alguna diferencia notable entre las pistas de baile de allá y las argentinas?

Lo vi super parecido a acá y fue hermoso. La forma de acercarse que percibí de los chinos en general es muy parecida a lo que se vive en Argentina. Como que te miran a los ojos, te reconocen y te preguntan si necesitás algo. Por lo que percibí, todos eran muy frontales, muy colaborativos y con un sentido de comunidad. Me preguntaron si noté alguna diferencia con el público en Argentina y dije que lo único que noté era que no cantaban las canciones porque no se las sabían, pero que tenían esa actitud de querer. Se acercaban y estaban prestando atención. Después mandaron mensajes y hasta conecté con alguien del público. Primero di un workshop y después el show. Con una persona que estuvo en ambos momentos conecté tanto que le pedí que me haga un remix. Re intensa. Realmente no lo digo porque haya ido y quiera contar algo lindo, sino que realmente me parecieron muy piola todos. 

También me sorprendió el nivel de fashion y de queer. Era lo más cool del mundo. Veía la gente que iba al festival y pensaba que nunca en mi vida vi tantos looks así de increíbles. De verdad, uno detrás de otro. En un momento me daba vergüenza de cómo estaba yo. Era nivel películas tipo cyberpunk, pero ellos son realmente así. Había muchos que estaban en el festival, pero que vivían, por ejemplo, en Shanghái o Hong Kong, y tienen un nivel de relación con la tecnología y con lo cyberpunk que no es una fantasía para ellos. Están vestidos de una forma increíble y no es una pose. 

La música electrónica sigue en crecimiento y en algunas partes la pose y la moda se notan. Después de haber tocado tanto como venís tocando, ¿podés sentir esa pose o alguna clase de falsedad en el ambiente?

Lo he sentido. Inclusive lo sentí cuando fui a Berghain, en Berlín. Uno de los mejores clubes del mundo supuestamente. Fui, estuve media hora y me volví. Quizás no era la noche. Fui justo un finde que no me gustaba tanto lo que sonaba. Viste esa fila que tenés que hacer… Volvería a hacerla para conocer mejor. Esa noche en particular al menos había un sector donde sentía lo real, como que veías la cultura local y te dabas cuenta de lo genuino. Y de repente había mucha situación donde se sentían algunos clichés, si bien no se pueden usar celulares, veía lo que pasa cuando algo se vuelve muy turista. En la pista parecía que la gente ni siquiera estaba compartiendo un sentido de comunidad real de baile. Todos eran como estar viendo un Pinterest. Algo que quizás pasa cuando la fiesta es realizada solamente para hacer un lugar justamente consumido por el mismo capitalismo. Algo que nos pasa a todos, nuestras vidas están atravesadas por eso. Siento que todo tiene un equilibrio, pero cuando solo es capitalismo te das cuenta. 

Para entrar un poco en el disco y charlar sobre esta nueva etapa que estás atravesando. Contame cómo llegaste a estas canciones. La idea que te llevó a hacer un álbum de más de una hora.

Lo primero que hice fue trabajar mucho tiempo en el álbum para que sea lo más cercano a lo que yo quería que fuera. Siento que eso de que sea largo me da la tranquilidad de pensar que tardé un montón en sacar este disco, pero las personas que les gusta escuchar mi música van a poder hacer un click y realmente acceder a un archivo. Volver a escuchar, ver cuál les gusta, cuál no les gusta, cuál les gusta más, lo que sea. Salir un poco de esa instantaneidad. Me gustaba pensar al disco como una forma de plantar una bandera y decir: yo me enamoré de discos de los 90 y los 2000 que tenían esa identidad de disco, de álbum, y que fueron retratos de una época y un artista. Quería y quiero trabajar de esa manera. 

Al costado de eso, creciste mucho en los últimos dos años. Muchas fechas, viajes por Latinoamérica, Europa y este proyecto que te llevó a China. Hubo una especie de despegue y pasaste a otro nivel en tu trayectoria musical.

A nivel proyecto, creo que hay una diferencia en que justamente nunca había hecho un álbum entero de una manera tan organizada y con tanta conciencia. Fue la decisión de empezar a hacer con otros. Apostar todo en el proyecto. Siempre estuvo la decisión, pero ahora fue hacer público que, sé que es una locura, pero de verdad quiero vivir de la música en este país. No es mi hobby, es lo quiero hacer con todo y como soy. No está en mis planes bajar 40 kilos y ser Emilia Mernes. Voy a hacerlo a mi manera, voy a estar acá de una manera muy consciente y sin tanto miedo. 

Como la frase de Míralo a la Cara: “Si quieres vencer el miedo / Miralo a la cara de una vez / Miralo a la cara de una vez / Ya no es tan terrible lo que ves”. Hay un mensaje en el fondo de las canciones que dice “vamos para arriba”. Esas frases del house cantadas de un sinfín de maneras. 

Hice terapia con el disco. Es como que me puse a mí misma en otro lugar, también desde la composición y todo. Siento que es genuino, que realmente me transformó. Eso es muy loco. Lo siento, pero no hace un mes, lo sentí todo el proceso. Con el cambio de nombre también. Como un asumirse. Un amigo me ayudó mucho también hace unos años, me dijo, “Si te va a molestar lo que la gente piense de vos, no te expongas, pero asumiste exponerte como un artista, entonces es tu trabajo”. No queda otra que mirar la realidad y reconocerla, pero seguir adelante porque. Eso de ir adelante y detenerse y literalmente morir, al menos para mí, no es una opción. Personalmente, creo que el mundo es un caos hermoso y horrible y se transforma todo el tiempo. Después y siempre vamos a encontrar la manera extraña de convertirnos en lo que sea que nos tengamos que convertirnos. Pero sí

El disco empieza con (Play) y termina con Reset, un mismo track invertido. En el medio 16 canciones. Mucho laburo en el medio supongo. Recuerdo que me contaste que venías elaborando muchísimas canciones y de todo ese proceso salió este disco.

Sí, en realidad primero hice un montón de canciones, después descarté muchas y de ahí quedó el descarte del descarte. Eso para mí va a ser como un disco Reset lado B o no sé. Después hubo un momento en el cual empecé de vuelta. Esos últimos 18 fueron hechos realmente al final. Lo que hice, medio exageraba, fue que me puse un papelito que decía: “Tomaste una decisión, sostenela”. Me hice toda una autopsicología y agarré el estudio y lo di vuelta en toda la casa. Era completamente no funcional, entrabas a mi casa y parecía un estudio de streaming. Fue un buen tiempo para hacer todo al revés, algo así como crear unos viajes mentales.

Que se interponga la música en el medio de la casa.

Sí. Como arrancar con un hachazo mental, a descontracturarse y jugar…

Quiero entrar en un asunto que me parece clave en el disco: la pista de baile. Construiste un universo para lavar el desamor, el malestar social, la falta de guita, el miedo, o lo que sea. Incluso aparece la palabra “spa”. Desde la perspectiva de Reset, la pista de baile aparece como un espacio de creación, en vez de, como decías, un lugar para ser consumido por el capitalismo. Es como si funcionaría la idea de no ir a bailar como escape, sino como una forma de construcción colectiva de soporte. 

Pienso mucho y a veces me hago un imaginario de quién va a estar en la pista. Por ejemplo, me hago un personaje como quien se pone a dibujar e inventa un dibujo. Me imagino y tiro parámetros random en la mente: persona de 18 años que vive en zona sur, que es queer, que la está pasando re mal, que no tiene plata, que no sabe a qué dedicarse, lo que sea. Pienso en lo que se va a encontrar cuando entre a la pista a la noche. Como que ahí hay algo en el sentido de pertenencia. Puede juntarse con personas, puede, escuchando música, crear con su imaginación ideas, procesar cosas, conocer gente, distraerse, tener el acceso al disfrute, como a muchas cosas. Pero sí, creo en la pista de baile, como situación aislada de la nocturnidad. Es difícil aislarlo, pero con la imaginación se puede. Para mí la pista de baile son esas conversaciones que se dan yendo al baño o bailar con tus amigos o conocer gente que hace cosas. Toda esa parte es linda y ha sido un lugar que le ha dado sentido a mi vida también, que por eso me atraviesa tanto. 

Lo único que me da un poco de miedo es que el proyecto llegue a más gente y deje de tener esa oportunidad, ese sentido de realidad. De que seamos setenta personas en una habitación. Hay fiestas que quizás propician eso más naturalmente y hay otras que inclusive son de hasta más difícil acceso económico. Creo que es muy difícil ese equilibrio del que hablo, pero hay fiestas donde ya directamente no hay nada de eso. Es un mundo lejanísimo para mí. También siento que el hecho de que un line up sea diverso en las personas que tocan, automáticamente condiciona de una forma interesante al público. Va a ser más diverso. Si las productoras apostaran más a la diversidad en esas cosas tan gigantes, no por una cuestión de cupo, sino por una cuestión de interés genuino o de nutrir una escena, se generarían encuentros interesantes. 

Cantás: “Buenos Aires está muy bailada”. Me pareció interesante que el imaginario se extienda más allá de la pista de baile y hables de la ciudad. Contame cómo y por qué llegó esta canción.

La realidad es que puede haber algo inconsciente. Siento que hay algo. Yo soy de La Plata y esa cuestión de ser de Zona Sur e ingresar y ver la gran ciudad de repente… Pienso que nunca se me rompió esa fantasía de la ciudad y siempre voy al Obelisco y a veces al cine que queda ahí cerca y miro la gente bailando. Miro todo, soy como un cliché. Nací en La Plata y siempre va a ser mi ciudad natal, pero siento que Buenos Aires también es mi ciudad porque realmente construí mi identidad como adulta acá. Desde los 20 años que estoy. La viví y la vi cómo está bailada. Podés salir y vas a tener siempre cosas para hacer como cualquier ciudad grande. Me gustaba esto de marcar adónde se hizo el disco. También hay algo poético en las letras que está narrando una historia y me parece importante que en algún momento se dijera dónde sucede. 

La frase surgió de una anécdota cuando fui a bailar a Ache Paraje, en la plaza que está a la par de la facultad de derecho. Es increíble porque es un patio que tiene profundidad y en el medio hay una escalera que te lleva a un árbol. Estás bailando en el medio de la ciudad, pero también arriba de un árbol, es rarísimo. A la salida, cuando estábamos esperando el uber, mi amigo Ezequiel empezó a señalar lugares random y tiró, “allá tocó Charly cuando ya no lo iba a ver a nadie y vendía 150 tickets”, allá hubo tal fiesta, allá tal cosa y allá tal otra. Estábamos sobre Libertador, donde no suele haber muchas cosas para bailar, y aun así él señalaba lugares donde la gente había ido a eventos y había bailado. De ahí sale un poco todo. Lo pensé, lo escribí y en casa hice la canción. Todo la misma noche. Pensaba esto de que a donde vas en esta ciudad podés ver esta cosa medio fantasmal, como un rastro, como un “acá hubo gente bailando”.

Las letras parecen funcionar como parte estructural del concepto del disco. De alguna manera parecen salir todas de un mismo imaginario.

El disco arrancó un poco por las letras. Si bien experimenté mucho con la música, en este disco la música casi fue un poco el vehículo. Tenía que sostener todas esas letras. Digamos que en el único track que me dejé ser más sensible fue en ‘Nadie’. En los demás hacía correcciones más profundas tipo, “No, no puede decir esto porque este tiempo es pasado y acá se repite tres veces…”.

Estoy Loca también es más de descarga que darle vueltas a cada palabra, melodía o lo que sea.

De hecho fue el día que di vuelta el estudio. Ese tema es esa desfachatez que también necesité. Como que un poquito de solemnidad, un poco de seriedad, pero también poder tomarse las cosas con humor.

Nadie es un track especial dentro del conjunto de las canciones. Romántico y con aires de R&B.

Sí, medio que está ahí entre el R&B y el house. Quise como hacer un guiño, ya que un poco que las bases del house en realidad también vienen del soul. Fue una especie de improvisación vocal. Una forma también de abrazar algo cursi, íntimo. 

En ese momento del disco, me viene a la mente la imagen de una pista de baile que queda silenciada por la introspección de un personaje rodeado de gente bailando. Con la música sonando en un segundo plano de atención, pensando en alguien.

Total. Me encanta esto que decís, porque es una nueva visión. Me gusta más inclusive esto de estar bailando, estar en tu mente y sentir esa intimidad con la música. Pero también para mí es como cuando me quedo sola después de un show. Es pasar de la experiencia de los flashes y sonidos, de toda esa sobreestimulación a la intimidad. La letra habla justamente de cómo proceso la intimidad y el contraste también de estar con un montón de gente y de repente querer estar absolutamente sola. Habla también un poco de la soledad y como si la música fuera mi compañera, al menos por el momento. Es la intención de querer tener intimidad con otro ser humano también, pero que todo sea muy complejo. 

La intro, la balada y el último track son las últimas cosas que hice del disco para dar esa suavidad, porque si no era como una cosa un poco dura y todo muy repentino.

Desmenuzando un poco más el disco y volviendo al asunto del encuentro entre las personas en la pista de baile, en No Soy Gigante hablás de las pantallas. Algo que en sus múltiples formas, nos tiene atrapados, nos distrae y estamos más desconectados.

Sí. Es tal cual lo que decís. Creo que es el sentido más positivo de una pista de baile hoy en día. Como algo de poder ver una alternativa a eso. Un momento donde realmente salgas de las pantallas. Para mí es re importante. 

Cuando sos más chico, tenés la obligación de ir a la escuela y actividades donde tenés que reunirte con otros. Cuando comenzás a hacerte adulto, más allá del trabajo y amistades, está la tendencia del celular. Si no te organizás actividades donde te encuentres con otres, es cada vez más probable que no lo hagas. Y siento que ahí es donde aparecen cosas terribles como la depresión, la sensación de que no hay futuro y un montón de cosas. También estamos sobreinformados. Hoy podés sentarte con un celu e informarte sobre las 300.000 posibilidades que hay del fin del mundo en un segundo; versus, salir a la calle, y sobre todo, salir a la pista de baile. Te encontrás con personas reales y les ves la cara, cómo están, qué te dicen, de qué hablan. Quizás, si se ven en las mismas fiestas recurrentemente empiezan a formar parte de tu vida. Quizás no son tus amigas íntimas, pero empiezan a ser parte como de un imaginario, de una escena de la vida. En China, por ejemplo, pude ver a esa juventud china ¿por qué? porque fueron a una fiesta. Si se hubieran quedado cada uno en su casa, no me hubiera enterado nunca cómo se visten y cómo están. Me parece que es medio milagroso que siga existiendo un lugar donde nos encontremos en persona de esa forma medio ritual.

El mundo virtual se está comiendo al mundo. Como sucede hoy que quizás se trabaja más para Instagram que para la obra en sí misma. Se invierte más tiempo en los reels que en las propias canciones.

Exactamente. De hecho, creo que las redes hoy en día son importantes para comunicar y está bueno reconocer eso, darle ese lugar. Pero para mí tiene que haber una sustancia, tiene que haber una obra, tiene que estar puesto el foco en eso. De última después poner foco en cómo comunicarlo mejor, me parece que es algo inteligente para hacer. Y cuanto antes lo reconozcamos, capaz lo podemos hacer sin sufrir tanto.

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