Noa Sainz es mexicana, estudió actuación por tres años antes de empezar a hacer música y no le gustan las reglas. Desde 2018 está lanzando sencillos, EPs y colaboraciones, pero recién en 2024 presentó su primer álbum: “ISABEL LP”. Doce canciones que se escuchan – y se sienten – como leer una entrada de diario con banda sonora.
Escuchar “ISABEL LP” es un viaje. Las letras cuentan la historia del trayecto de la infancia a la adultez de la artista. Un camino, según ella, trazado por otros, donde las letras y la música confluyen para hacer un manifiesto a la nostalgia del pasado y el futuro incomprendido.
Su voz mantiene el característico timbre del R&B de los 90 y principios de los 2000. Es dulce y a la vez madura. Se hace preguntas y se responde a sí misma. Hay claros guiños a las artistas del soul que solía escuchar, pero no está intentándolo demasiado, solo está siendo.
En este trabajo Noa se desnuda poéticamente, explora el sonido hecho a mano y sobre todo, colabora. Hablamos con ella sobre el proceso creativo, por qué le tomó tanto tiempo, el origen de su vínculo con el R&B y la depresión como catalizador.
En entrevistas previas cuentas que “Noa Sainz” viene de un juego de palabras con la frase No Science ¿Cómo fue que de Regina Isabel García Vallejo llegaste a esto?
Fue hace mucho. Yo no sabía aún que iba a hacer música y cuando empecé a hacer algunas canciones, tenía muy presente esta cosa de no pensarlo tanto y de solo hacerlo. Yo en ese momento estaba estudiando actuación y pues, en la actuación todo es muy metódico, entonces hacer música iba a ser mi oportunidad de dejar eso atrás. Me vino a la cabeza esto de sin ciencia, sin pensarlo mucho, sin fórmulas y eso es algo que me acompaña hasta la fecha.
¿Por qué te tomó cinco años hacer el álbum?
Pasaron muchas cosas. Yo creo que todo fue una consecuencia del proceso personal en el que yo estaba, ni siquiera como artista, ni siquiera como músico. A finales de 2019 me empecé a dar cuenta de los problemas que estaba teniendo en mis relaciones de trabajo, de amistad, románticas, etc. Problemas que estaban cien por ciento ligados con las cosas que aprendí en mi infancia. Ahí empecé a recordar cosas que antes no recordaba, a reconocer patrones, traumas, abusos y violencias.
Hubo un par de años, 2020 y 2022, en los que no lancé nada de música. En 2020 porque estaba pasando por un proceso legal en relación con la disquera y luego en 2022 pasé por mi momento más fuerte de introspección, tanto que me deprimí por primera vez en la vida. También tuvo que ver con una cuestión de pulir el sonido como yo quería. Es la primera vez que trabajo mucho más en la co-producción, entonces había veces en las que tenía sesiones sola, sin nadie que me ayudara, y como iba aprendiendo me tomaba el doble de tiempo. Pero al final todo se relaciona a ese proceso de sanación que empecé a fines de 2019 y que me estaba haciendo avanzar un paso y retroceder tres.
¿Es verdad que el álbum casi no sale?
Sí, y se lo adjudico mucho mi depresión. Cuando estás deprimido no tienes los pensamientos claros, no puedes tomar decisiones. En ese momento no sabía distinguir si debía, si no debía, si quería o si no quería. También estaba la presión externa que tenemos los artistas de siempre hacer música nueva. Entonces yo decía “mejor ya me olvido de este álbum que es demasiado difícil, demasiado complejo y mejor saco estas canciones para que la gente no se olvide de mí”.
Pero fue mi psicóloga quien me dijo “estás loca, es tu trabajo, lo tienes que sacar”. Gracias a ella y a la pareja que tenía en ese momento, quien me alentó a ir al psiquiatra por primera vez, fue que realmente sané. Salí de ese cuadro de depresión y entonces dije “a chambear.”
Este álbum es un trabajo supremamente colaborativo. En las interpretaciones, la producción, las letras, estás en dupla o en trío o cuarteto, ¿por qué hacer de tu álbum debut un trabajo en comunidad y no en solitario?
No fue algo que pensé antes de empezar a hacerlo. Lo que sí sabía es que quería más músicos y más instrumentos tocados en vivo por alguien más. Ya había estado en un período de música más programada y sabía lo que este sonido iba a requerir. También sabía que necesitaba coros y había estado escuchando álbumes como “IGOR” de Tyler, The Creator y “When I Get Home” de Solange, en el que tienen muchas voces de otros artistas y no precisamente están etiquetados. Yo quise hacer eso y llamé a varios amigos.
En el álbum hay voces de Vanessa Zamora, Ed Maverick, Wet Baes, Babe Mija, Tuzeint, Phern; en ‘Sol’ hay un texto hablado por Daniel Quién, en algunas canciones hay un baterista diferente, hay un tecladista, un flautista, un cuarteto de cuerdas y un compositor de ese arreglo de cuerdas, pero todo esto vino a partir del sonido que yo quería hacer.
En el álbum aunque hay algunas canciones con beats más electrónicos e incluso Hip Hop el hilo conductor sigue siendo el R&B, ¿cuál es tu historia con este sonido?
El R&B vino del rap que escuchaba mi hermana del medio, que es mayor que yo. En el rap se usan mucho los samples de voces de mujeres y me preguntaba “¿Quién es ella?” y era Aretha Franklin o Nina Simone. Entonces dije “lo que hacen ellas lo quiero hacer yo”. De ahí vino este primer interés por la forma de cantar, no tanto en la música o en la sonoridad. Luego, cuando alguien descubre que canto, compongo y quiero hacer un proyecto, me empieza a enseñar R&B contemporáneo y digo “claro, eso es lo que yo puedo hacer”.
En las letras de las canciones hay mucho crecimiento, casi como si contaras con música el tránsito de tu infancia a la adultez, pero sobre todo, el camino de encontrarse a sí misma, ¿haciendo este álbum te encontraste?
Sí, este álbum creo que solo fue la apertura de la llave para reconocer muchas cosas y a la vez, ver como me siguen pasando. Es muy curioso porque sigo cometiendo errores a partir de patrones que descubrí y que pongo en el disco. Es lo que menciono, por ejemplo, en una canción que se llama ‘Lo que vendrá’: “Son sueños que no se diluyen con el tiempo / Que llevo en los huesos y ya no parecen irse jamás”. O sea, yo ahorita sigo aprendiendo y este álbum apenas me está diciendo las cosas que todavía no he bajado al cuerpo. Entonces me gusta eso, que la música sea un recordatorio para mí.
Tu estética visual es algo que siempre me ha atrapado. Desde ‘Qué bueno’ con tu cara entre dos nalgas y ahora, en “ISABEL EP”, la portada del álbum evoca un ambiente muy orgánico, hay un claro énfasis en el azul que también es el nombre de una canción del disco. ¿Cómo se creó el universo visual de este álbum?
Esta portada la tenía muy clara. Estaba tratando de emular un sonido muy setentero en el álbum y quería que la portada también fuera así. Toda la inspiración que hubo eran covers de los años sesenta, setenta, de Juan Gabriel, José José, Daniela Romo, una estética muy fantástica. También, durante un tiempo me obsesioné mucho con la arquitectura Santa Fe y quería encontrar un lugar así para la portada.
Hay otros visuales que pude hacer en la montaña. Aquí en Saltillo, Coahuila, es semidesierto y hay unos paisajes preciosos. Siempre he tenido una afinidad con el desierto porque lo relaciono con otras formas de vida muy mágicas y surreales. Además, soy cáncer, entonces me encanta la naturaleza, el agua, el color azul.
Quiero preguntarte por la intro de ‘Castillo de arena’, ¿de quién es la voz?, ¿era parte de la canción desde el inicio o vino después?
El sample que se escucha al principio es un fragmento de una TED Talk de una actriz argentina que se llama Muriel Santa Ana. Ella tiene esta plática que se llama “Nunca vivas de rentas”. Es un video que alguna vez una maestra de voz me enseñó hace muchísimo tiempo y se quedó conmigo. Entonces, realmente es un video que ha estado conmigo durante mucho tiempo, pero no fue hasta hace muy poco que decidí meter este último fragmento en la canción. Lo estuve dudando durante mucho tiempo porque el intro de ‘Castillo de arena’ es muy bello. Estaban las cuerdas grabadas en un órgano divino muy al estilo de Los Ángeles Negros que yo misma hice con mis manos y no quería ensuciarlo, pero al final dije “es parte de contar la historia” y además, las palabras eran bastante importantes y decidí incluirlo. Esto fue cuando la canción ya estaba realmente terminada.
El intro de ‘Algo que escuché/ Algo que vi’ también es un fragmento de este mismo video, pero es un momento en el que ella está recitando “El Aleph” de Borges.
En ‘Castillo de Arena’ hay una frase que se quedó conmigo y es “la protagonista de nada”. Por eso, quiero preguntarte ¿Qué es para ti el éxito hoy?
Como bien dijo un amigo Ashauri López, escritor de acá de México, “si yo decido que sacar a pasear a mis perros es el éxito, para mí ese es el éxito”. Nosotros como artistas tenemos esta presión de llenar ciertas expectativas, ciertos moldes y como mujeres aún más. En mi caso, desde niña los adultos decían de mí cosas como “que talentosa esta niña, Hollywood, esta niña, ta-ta, ta-ta” y crecí creyendo que tenía que hacer eso y pues, obviamente me encontré con mucha desgracia porque en este mundo capitalista y patriarcal nos venden la idea que el éxito tiene que ver con una cuestión económica, de reconocimiento, fama y es muy doloroso enfrentarse con la verdad.
También, el proceso de este álbum fue un momento para dejar de idealizar esa concepción del éxito que tiene el mundo, cuando en realidad el éxito lo decido yo. O sea, si para mí poder cocinar mis tres comidas al día es éxito, eso es ¿sabes? A lo mejor el éxito es no sacar música, pero haberme recuperado de mi depresión. Entonces esta frase en ‘Castillo de arena’ habla de eso. Toda la información afuera dice que tú tienes que ser especial. Tienes que ganar esta competencia. Tienes que ganar este trofeo. Te venden esta idea de la protagonista o la mejor cantante de R&B en México, la que baila mejor, la que canta mejor, la que escribe mejor, la que lo hace mejor, la única y al final del día es un título que se puede caer como un castillo de arena.