Rompecabezas emocional

Del estrés a la ternura, Asia Menor mezcla sonidos y emociones dando como resultado un disco atrapante, que moviliza y toca una fibra íntima.

2018. Cuatro jóvenes del sur de Chile forman Enola Gay, banda que se consolidaba como una de las más prometedoras del país. Entre demos, presentaciones en vivo, canciones sin nombre, y una fanaticada que no haría más que crecer con el paso del tiempo. Llega 2019, previo a un estallido social, se libera uno de los elementos fundamentales de este proceso: Un demo de 4 canciones en Bandcamp. Era inevitable la expectativa generada entre el público, partícipes del mismo impulso que venía recibiendo Asia Menor —en ese entonces Enola Gay—, pero llegó el año 2020 y ocurrió lo impensado: una pandemia que azotó al mundo entero conllevó incluso a tener que ralentizar e ingeniárselas durante la grabación de su álbum debut. No fue hasta dos años después que llegaron las primeras señales por parte de la banda, los singles ‘Patio’ y ‘Doce’. El hype se alimentaba, acorde a la intensiva búsqueda de los músicos y su productor, Víctor Muñoz, figura fundamental para entender el álbum incluso más allá de lo musical.

En conversación, Víctor cuenta que «La ambición no era solo mía, era de ellos también. Sabía que era un gran disco debut, sabía que era muy bueno. Las cosas requieren tiempo. A los únicos que les sirve que la gente saque contenido todos los meses, todas las semanas y todos los años es a la gente que vive de esto, pero no hace música».

Así llegó, el 25 de agosto de 2023, “Enola Gay”. Un debut compuesto por 11 cortes sumamente sólidos que oscilan entre géneros como el art punk y el math rock. Estilos que a pesar de llevar rock y punk en sus etiquetas escapan de su génesis. Asia Menor si bien tiene un vocalista «líder» (Jorge Scheuermann), la figura del frontman o del rockstar no son el atractivo de su música en sí. A lo largo del tracklist aparecen diversas excentricidades y tecnicidad, virtuosismo que vas más allá de demostrar una capacidad, que está al servicio de las canciones, caóticas y atípicas. Así es el caso de ‘Tesela’, que finaliza con una  muralla de ruido acompañada por los gritos de Jorge, o ‘Defensa/Cortar’ y ‘Flores del Naranjo’, que desprenden el lado más ecléctico de la banda sin perder el filo que caracterizaba a las versiones en vivo.

Las letras en este disco también contribuyen a crear un clima de melancolía e introspección a través de motivos que retratan situaciones de estrés, autosabotaje y traumas. Tópicos que se trasladan a canciones como ‘Estrés’, que nos habla sobre los efectos de la somatización bajo un instrumental agitado y frenético, esto último tiene una razón premeditada por la banda, según las palabras de Diego Seguel y Jorge Scheuermann: «Cuando abordamos este tema del estrés hacemos que la canción suene en 7/4, lo cual se desestabiliza, es como una especie de silla con una pata coja. También viene ese disparo o de retumbar que viene de la nada, pareciera que no cierra el ciclo que empieza, como si se estuviera atropellando constantemente«.

Asia Menor cuenta con una búsqueda particular por retratar la turbulencia y el alboroto para contrastarlo con la dulzura, como si se tratara de un puzzle complejo el cual no podemos armar al instante. «El álbum a momentos tiene cierta ternura, porque igual se trata (a veces a la fuerza), sobre el amor. Varias personas lo notan y, aparece entremedio de todo esto como una especie de luz«, cuenta Jorge.  Uno de los mejores ejemplos para demostrar esta -dualidad- a nivel lírico y sonoro es: La Naturaleza‘.

Es violento
El ruido en la calle, el corte de pelo
El cambio de mando, la fiebre en el cuerpo
El vomitar sangre, voces en el oído
Rituales que llaman al ángel caído
La misma naturaleza, imponiéndose sobre la humanidad […]

Descomposición
De un cuerpo en la tierra
Devolución
De sus materiales
Te quiero tanto
Te quiero tanto
Te quiero tanto
Te quiero tanto

La Naturaleza

Ambas estrofas son muestra de la dualidad planteada por la banda, trasladándose también al sonido, introduciendo al tema de una manera, valga la redundancia: ‘Violenta’. El ritmo de esta canción de igual forma va fluctuando de manera constante, Al llegar a la segunda mitad es cuando se calman las aguas y se desarrolla este lado más melódico que se extiende hacia el final del track.

«Enola Gay» representa un desafío constante por derribar las estructuras tradicionales de la música, sin temor al ruido o la disonancia. Si vemos más allá incluso derriba los estándares de lo que alguna vez conocimos como «Indie Chileno» en la década pasada. Aportando nuevas sonoridades a un panorama actual que no hace más que crecer y fortalecerse.

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