“40 acres and a mule”, 40 acres y una mula, fue lo que el gobierno estadounidense, después de la Guerra Civil, le prometió a la gente negra que había vivido esclavizada para que se reintegraran a la economía del país. Por supuesto, no cumplieron. Este tema ha sido hablado una y otra vez recientemente dada la presentación de Kendrick Lamar en el show de medio tiempo del Super Bowl, donde mencionó la frase entre canciones y jugó con distintos simbolismos visuales y musicales para criticar el racismo histórico en Estados Unidos. Una crítica que cobra más fuerza considerando su presidente actual; sin embargo, esta no es la primera vez –y probablemente tampoco la última– que Kendrick da forma a su música con estos temas.
La ya célebre frase “40 acres and a mule” es utilizada por primera vez en ‘Wesley’s Theory’, la canción que abre “To Pimp A Butterfly”. Desde su arranque, este álbum que a diez años de su lanzamiento se erige firme como una obra fundamental par el Hip Hop musical y socio-políticamente, establece la crítica a la segregación que la población negra ha sufrido en Estados Unidos por parte de la clase burguesa. Acto seguido como un complemento perfecto entra ‘For Free?’, que continúa su camino por estos valles manchados de injusticias, sangre y violencia, al abordar esto desde la concepción del mencionado país como una máquina cuya gente sobreexplotada alimenta, hasta hacerla obscenamente rica, para que después sean despreciados.
Una forma de hacer cohesiva la inclusión de estos temas y su manejo sonoro yace en la combinación de elementos convencionales del Hip-hop con otros propios del jazz. Se trata de una pieza importante en la historia de la música que ha pertenecido a este pueblo desde siempre, y su presencia al mismo tiempo que el objeto del discurso no es casualidad.
La otra parte esencial de este trabajo que Kendrick explora es su mismo ser. En tercera persona narra pesares y experiencias, que inminentemente se estrellan con su contexto al ser oriundo de Compton, California. En ‘u’ desarrolla de forma explícita y cruda, un disstrack a sí mismo, donde expresa el repudio que se tiene al haber abandonado a su gente, posteriormente a la fama. Se recrimina cuánto pudo haber hecho por quienes amaba y la hipocresía con la que, aparentemente, carga al predicar ciertos temas, pero no aplicarlos con sus más cercanos. Es el tipo de tema que puede impactar de formas devastadores en muchas personas; la forma en que la música parece romperse y ceder ante el filo de las palabras, lo que provoca que la repetición constante de la frase “loving you is complicated” (amarte es complicado) se transforme poco a poco en la voz del propio oyente, hablando a sí mismo. Estas historias eventualmente alcanzan la otra cara de la moneda, al recordar que Compton es una de las ciudades más peligrosas de Estados Unidos, con altas tasas de pobreza, violencia de todo tipo y una calidad de vida paupérrima.
Ya que los dos ejes principales son establecidos, el trabajo se da la libertad de oscilar cual péndulo entre estos dos elementos inherentes a la vida de su autor, a veces se desvían o recurren a variaciones de los temas, pero sin irse muy lejos. Las preguntas aparecen implícitas para el oyente: ¿Cómo la discriminación perpetuada por siglos a una minoría afecta cómo se ven a sí mismos?¿Es posible ese amor propio y amor al prójimo si siempre las relaciones están manchadas por el maniqueísmo de víctima o victimario?. De forma sutil y casi perfectamente homogénea, se presentan problemáticas raciales y sistemáticas que la gente negra en Estados Unidos vive día a día, amplificadas por el hecho de que el pasado de Kendrick es como el de cualquier otra persona negra en aquellos lugares.
El show de medio tiempo del Super Bowl causó una cantidad de ruido, del más necesario en estos tiempos, por la sutileza poética y simbólica con la que estas historias fueron entregadas, sin dejar de lado otros escándalos cuyo discurso se mueve paralelamente con lo demás. Es su existencia como un espectáculo lo que resalta la lucha ya prolongada que Kendrick ha llevado sobre este tema desde hace años. No solo fue un gran acto, sino el recordatorio de una narrativa histórica que muchos prefieren ignorar, lo que reforzó lo que otros artistas, como Nina Simone o Public Enemy, hicieron al desafiar a las estructuras y jerarquías de poder.
“To Pimp A Butterfly” es una oda a la resistencia en general, pero mucho más específicamente a la resistencia de la población negra, que critica a un país extremadamente racista y su sistema. Ataca a las raíces más encarnadas a su núcleo, que residen con extrema hostilidad, y cuya existencia se ha alimentado de los que viven en su suelo durante siglos. Al mismo tiempo refleja como un espejo la lucha de otros grupos maltratados históricamente. Tal vez no se trata de un álbum que hable por todos, pero la gente oprimida sin importar el sitio, siempre tiene algo qué compartir, y este trabajo saca a relucir eso al generar empatía en quien escucha.
La forma en que Kendrick decide abordar esto, sin restricciones ni rodeos le otorga una importancia cultural y de activismo. Es un álbum que ha representado durante ya casi 10 años a aquellas personas que se alzan contra la segregación y quienes la promueven, que sirvió como un cimiento para establecer uno de los shows más grandes y polémicos en la historia de Estados Unidos, ya no solo en un escenario, sino en EL escenario de este país. Su calidad es innegable, mantiene una consistencia envidiable, una mezcla de géneros, subgéneros y ritmos de todas partes con una naturalidad pocas veces alcanzada, y con una coherencia lírica que pocos autores gozan. Un álbum de la gente, para la gente.