El dolor de vivir y las pérdidas por existir

Durante años y años Beth Gibbons, la incomparable cantante de Portishead, maceró su gran regreso y un nuevo comienzo: su primer álbum solista. «Lives Outgrown» llegó con un hechizo y, por suerte, no se va a ir más.

Después de más de treinta años de una prolífica carrera siendo la voz de Portishead, uno de los principales grupos del trip hop, Beth Gibbons entregó su debut solista: “Lives Outgrown”. Aunque no es su primer trabajo bajo su nombre de pila (sacó un disco en 2002 con Rustin Man), si es el primer proyecto totalmente de su pluma. En este proceso, Beth se alejó del sonido que la hizo famosa con su banda, uno que remite mucho a paisajes urbanos y sucios con sonidos electrónicos y sintéticos. Aquí, la cantante inglesa decidió dejar esos espacios citadinos atrás y darle más protagonismo del que nunca tuvo a su voz en una experiencia acústica y folclórica. Junto a los productores James Ford y Lee Harris, Beth buscó exponer los paisajes que surcan dentro de nuestra mente y su vida.

Si partimos desde el componente visual de la portada, podemos ver a Beth en movimiento. Ese tipo de movimiento aparece en el tema que abre el disco ‘Tell me Who You Are Today’, donde se oye una de las piedras angulares del proyecto: el peso del cuerpo y la búsqueda de liberarse de sentimientos que nos agobian.

I could change the way I feel
I could make my body heal
Free from all I hear inside

Puedo cambiar la forma en la que siento
Puedo hacer que mi cuerpo se cure
Que quede libre de todo lo que oigo adentro
Tell me Who You Are Today

Floating on a Moment’ muestra cómo la cantante entiende su relación con lo efímero de los momentos de la vida y la movilidad del humano. Tal vez el movimiento de su cara (o el hecho que se encuentra flotando) busque acercarnos a un intento por guardar un momento valioso al cual no podremos regresar, porque el tiempo nunca deja de pasar y no hay nada que podamos hacer para evitar eso. En ese proceso de flotar en momentos, Beth busca algo más allá de los instantes que acomodan toda nuestra vida, a veces muy ligados a nuestra rutina acelerada dentro de los espacios urbanos. Hay un esfuerzo por salirse de la mundanidad de la existencia citadina, podrida y llena de smog que destruye nuestros pulmones. En respuesta a esto, se intenta alcanzar una pureza espacial y un escape de la tensión momentánea, representada en ‘Rewind’. En esta canción Beth rechaza estos ambientes, hablando sobre cómo el daño que el ser humano le ha hecho a la naturaleza con esa polución parece traer consecuencias alarmantes, al punto que no podremos “rebobinar” a esos momentos más sanos. 

And the wild has no more to give
Gone too deep
Gone too far to rewind

Y lo salvaje no tiene más que dar
Hemos ido muy profundo
Muy lejos para rebobinar
Rewind

Si queremos plantear una continuidad con Portishead, la intensidad emocional de su voz y los sentimientos expresados por ella también tienen protagonismo acá. Sin embargo, se profundiza en toda esa catarsis gibbonsiana que siempre busca conectar con algún sentimiento de amor sincero y puro. Es una tarea difícil y que puede traer mucho sufrimiento, pero a pesar de eso Beth siempre se sintió atraída por manifestarla en su arte. 

«Lives Outgrown» presenta una especie de liturgia pagana y nihilista de la que Beth podría ser una de sus principales sacerdotisas. En su unión con aquel culto, la cantante busca un saber sobre algo que se escapa del aquí y ahora, tan presente en las retóricas digitales que asolan a la humanidad hoy en día. Ella clama por llegar a este conocimiento, no solo por un intento de absorberse en las capas de la pureza natural, sino también para lidiar con la propia pesadez que le supone vivir. En su objetivo de escaparse de esos pesares, ella canta y deja que los instrumentos la acompañen para echar raíces dentro de la serenidad. Y con esta serenidad, busca recordarnos también la belleza de la vida y los momentos que la reconfortan. En ese proceso por entender la existencia, también debemos reconocer aquellas cosas pesadas que forman parte de nuestra condición, y ahí entra otro aspecto al que Beth le interesa mucho entender: la pérdida.

En este campo otoñal que nos presenta Gibbons se entretejen detalles íntimos dentro de la pesadez de incontables pérdidas y dolores que aún no han sido sanados. Conforme avanza el disco es más que evidente esta amargura enorme por lo que acontece en su vida. Pero no es solo el hecho de lidiar y entender la pérdida sino también, como cada ser humano evidencia estas cargas que son más extensas y grandes que las raíces de un viejo árbol. Lo podemos escuchar en el inquietante ‘Burden Of Life’, donde la batería amenazante y unos arreglos de tono gigantesco evocan algo enterrado en tu subconsciente que fue creciendo cada vez más y más por el tiempo que lo ignoraste, y ahora se decidió por consumirte. Los distintos arreglos favorecen esta atmósfera turbia y la voz de Beth suaviza el terror por lo olvidado y perdido, para convertirse casi en un regreso a todo lo esencial de la existencia.

Es como si en este disco la misma Beth consiguiera revivir todos esos momentos y a esas personas de su vida que se fueron, dándoles voz y alma a las emociones que encapsularon aquellos instantes. Como si de fantasmas se tratasen, todos estos recuerdos de su vida transmutan y viajan en nuestra conciencia, llamados por los sonidos austeros del disco, que anhelan porque esas emociones conecten con nosotros. Estas imágenes de individuos que quizás no nos sean familiares nos acompañan gratamente a lo más recóndito de nuestra memoria, creando una nostalgia linda y terrible a la vez. Por medio de los distintos pasajes del álbum estas figuras que Beth revive se desvanecen y vuelven al lugar que pertenecen. Pero aunque se vayan su sentir se queda impregnado en el alma de cualquiera que emprenda este viaje por las emociones de la naturaleza a la que nos invita la cantante. Distanciandose de ese regreso al pasado dentro del espacio digital, nos queda ver a los fantasmas desde una óptica más catártica y honesta, abrazando todas las contradicciones que ellos representan.

La forma en la que se maneja la pérdida y el paso del tiempo se replica como una bella amalgama de emociones que nos estructuran como seres humanos, desde los dolores generacionales y traumas que nos rodean, hasta el sol de hoy. Se ve de una forma humana y necesaria para una sociedad que no ha sanado todas sus heridas. Esto se presenta con cierta esperanza como en ‘Lost Changes’ donde las cuerdas, voz y letra de Beth tienen un sentir reconfortante y nostálgico.

Time changes
Life changes
Love changes things
And all that I want is to love you
The way that I used to

El tiempo cambia
La vida cambia
El amor cambia cosas
Y todo lo que quiero es amarte
Como solía hacerlo
Lost Changes

Beth actúa como nuestro ángel de la guardia e invita a aceptar que las cosas cambian, a apreciar lo dulce y apasionante de cada momento de nuestras vidas y no olvidar que con el paso del tiempo una persona evoluciona de muchas maneras. Un recordatorio de volver a nuestro ser que va mutando cada vez más. En ese proceso de transformación está clarísimo que van a aparecer millones de dudas sobre el sentido de nuestra vida. Este estadio de duda parece estar muy presente en los versos de Beth y parece ser lo que más la atormenta y lo que más busca comprender. Y para profundizar esa comprensión, decide hacerse cargo de este culto pagano, buscando la verdad en la naturaleza. Según Beth, esta porta una verdad que el ser humano está rechazando. Se ve que quiere inmolarse al océano (‘Oceans’) en busca del fin de todos sus dolores físicos, o necesita el amor del sol, la estrella que permite que vivamos en nuestra tierra (‘Whispering Love’).

En su búsqueda por la pureza, Beth plantea miles de preguntas ¿Cómo queremos que sea nuestra vida? ¿Nuestra condición humana impide escaparnos de nuestras ataduras terrenales? ¿Estas ataduras son las que hacen que suframos tanto? ¿Vamos a cargar con dolor toda nuestra vida o tenemos que tomar el camino del amor para sanar nuestra alma? Probablemente descifrar las respuestas a estos interrogantes nos lleve toda una vida y más, pero tener estos factores en cuenta nos puede ayudar a comprender mejor todo lo que nos rodea. Sincerarse con el paso de nuestro tiempo y lo efímero de nuestra vida nos va a costar. Por ahí nunca alcanzamos una conclusión definida, pero si aceptamos nuestros cambios, nuestras experiencias y contradicciones, por ahí logramos cultivar un atisbo de esperanza por lo que queremos construir para llegar a nuestra pequeña paz interior. Si en el proceso vemos un pedazo de sinceridad cruda como la que siempre le gustó cantar a Beth, al menos la búsqueda va a ser menos tortuosa. 

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