Durante el punto álgido de la pandemia, entre 2020 y 2021, muchas cosas sucedieron en internet, entre ellas, el reavivamiento de la música de los 90. Como si buscara algo distinto de qué alimentarse, la gen z desenterró lo que sus padres consumían en su juventud, cosa que llevó nuevos oyentes a proyectos icónicos de aquel entonces, por ejemplo, Deftones.
La banda californiana de metal alternativo llevaba una ya larga trayectoria para inicios de la década de los 20, que si bien era exitosa y reconocida en todas partes, su boom en internet enfureció la llama de la pasión de un nuevo público. Sus riffs pesados y rasposos con la melódica voz de Chino, a veces virando al shoegaze y la atmosférica emotividad fueron la pieza fundamental que formó una nueva identidad entre quienes pasan por la adolescencia y la adultez joven. En cuanto eso sucedía y el nombre Deftones más resonaba en la cámara de la fama y tendencias, la banda iba preparando, con notable entusiasmo, “private music”, su más reciente trabajo.
Después de muchos años en los que entraron y salieron de distintos estilos, del el nu metal en los 90 a la fusión con el shoegaze a inicios de los 2000 para luego permanecer de lleno en el metal alternativo, private music viene a culminar ese paseo, como si la agrupación hubiera decidido definitivamente con qué se quedarán.
El trabajo en sí, recolecta muchas de las características más sobresalientes de discos anteriores. La atmosférica emotividad de “Koi No Yokan”, la espontánea agresividad de “Diamond Eyes”, los armónicos muros de ruido de “Saturday Night Wrist” y la experimentación de “Ohms”, pero las condensa en algo que, si bien recuerda al pasado, se siente fresco sin perder la chispa Deftones. Transitar el álbum es como conocer una galería privada, hecha por la misma banda, que expone lo mejor de su trayectoria en un solo proyecto.
Al mismo tiempo, hay una exploración lírica de la intimidad mucho más franca, en vez de metafórica, que aumenta la cercanía del diálogo. Las letras son más directas y concisas, al punto en que el mismo título ya habla de su sentir, como “I think about you all the time”, pero por otra parte, incluso la idea del retiro se parece barajar en ‘infinite source’ la cual, en paralelo, puede interpretarse como un homenaje a Chi Cheng, ex-bajista de la banda. El despliegue sentimental esamplio y lleno de confianza, cosa que puede devenir de su resurgimiento mediático.
Hay un aura de convicción muy grande en todo el trabajo. La manera en que se reintegran características dejadas atrás o se experimenta con otras es de requerir seguridad en el proyecto. Elementos icónicos son prescindidos como los screamo sangrados de Chino y la pesadez distorsionada, pero opuesto a ser una carencia, resulta en una decisión deliberada. Este abanico expositivo es palpable en forma de presentación, algo que traducido desde el lenguaje musical es como “Somos Deftones, sabemos que nos descubrieron y si les gustó lo que hemos hecho, también podemos ser más accesibles”. “private music” es digerible y satisfactorio de transitar sin despojarse de la fórmula que hace a Deftones ser Deftones.
De forma exitosa, logra mudar de piel y escurrir en dirección a un público que probablemente está viviendo su primer lanzamiento de la banda en tiempo real y lo logra sin despojarse de su color original, pero sí adaptándolo en una tonalidad que apremia al nuevo oyente con más de lo que ya agrada, pero amplificado.
Crear un álbum como este habla de madurez y auto conocimiento, es prueba de una ya larga trayectoria que saltó de subgénero en subgénero, público en público y época en época, que recoge lo mejor de cada uno y lo enlata en algo que sólamente la experiencia puede solidificar así.