Todas nuestras palabras nos preparan para las últimas. Cada una que pronunciamos le da más peso a la siguiente y, a medida que acumulamos vivencias, tendemos a sentir mayor responsabilidad sobre aquello que decimos. Cuanto más conscientes somos de la medida en la que nuestro mensaje impacta en el otro, aumenta el rigor al elegir cuándo expresarnos o callar. Para Franco Carter el silencio ya no es una opción. Solo el momento de tomar carrera para pronunciarse nuevamente.
Cada adición a la discografía de Franco representa para él una oportunidad para forjarse como vocero dentro del Hip Hop hispano. Su inmersión en este proceso y el crecimiento orgánico de su audiencia le permitieron gradualmente darse nuevas licencias en la forma de transmitir sus ideas. Independientemente de su alcance, Carter siempre se interesó en sostener la autenticidad en su comunicar. Sin embargo, el respiro posterior a “Sunday Truce” (2023) le dio tiempo de observar la escena en perspectiva y tomar dimensión de su influencia. En “Los Sepulcros” (2025), la narrativa profética encabezada por el running gag “#VoteForCarter” toma la forma de una nueva intencionalidad.
Después de colaborar con distintos beatmakers para darle una identidad propia a cada proyecto, el madrileño elige emprender este camino a la par del sevillano Jeke Mamoneos. No es casual que el proyecto de Carter más directo y transparente en sus formas esté acompañado por una cabeza creativa tan desfachatada. El enfoque artístico de Mamoneos siempre se caracterizó por lo espontáneo y es esa misma impronta la que aporta a este proyecto: reducir las metáforas más complejas a su forma más primitiva y encarar la labor del beatmaker con un espíritu lúdico.
Frente a un contexto social cuyo capital cultural se sigue rebajando a las migajas de la inmediatez, y una industria musical que responde a esas condiciones, Carter debe reunir toda su paciencia. Su reencuentro con la escena es comparable a un padre viendo la habitación de sus hijos desordenada: indignación, decepción, sorpresa y – sobre todo – la sensación de ser el único afectado por la gravedad de la situación. La lucha que el artista se propone dar es una contra el silencio. No aquel silencio que trae armonía, sino el que surge como efecto de la inercia y la indeterminación. Franco ve inminente tomar el micrófono y expresarse en compensación de todos aquellos que no lo hacen (“Tuvimos que venir para hacer contrapeso”).
A lo largo del proyecto, Carter comparte cuatro condiciones que considera centrales para llevar a cabo esta lucha de forma sincera, ordenada y responsable. Una de ellas es un llamado a desligarse de las distracciones banales del día a día. Esos hábitos de autodestrucción que obstaculizan el progreso individual y colectivo. La entidad que se le da a lo material (“¿Vuelvo aquí y seguís hablando de puto dinero?”) y la lógica impuesta por las redes sociales nos sumergen en un loop que a veces resulta inescapable. Erradicar estas costumbres facilita un accionar consciente.
No pueden compartir si luego no publican
¿Qué esperas? Solo les enseñaste a que compitan
Flu Game ‘97
Otra de estas condiciones es preservar la lucha sea cual sea el estado anímico del momento. Esta pelea debe darse día a día y, por ende, se sobrepone a las circunstancias personales. Aunque cada vez se haga “más grande el portero y más pequeño el arco” es menester persistir teniendo presente el sentido que subyace a la causa. Como es de esperar de un referente, Carter da el primer paso y nos muestra el ejemplo: “Me ocupo del asunto independientemente del momento que atravieso”.
Por otro lado, le es sumamente relevante que esta lucha se dé mediante la palabra. ‘Chocar Guantes’ hace especial énfasis en el ideal de una pelea limpia. Aunque en primer lugar, para que esa armonía sea viable, se debe partir de la base de una credibilidad recíproca. No hay lugar a diálogo si no confiamos en la palabra de quien tenemos frente a nosotros (“Si mientes te excomulgo”).
Por último, este disco fomenta la unión como un aspecto innegociable para poner en el ojo público las injusticias y combatir la barrera de silencio que las invisibiliza. Los dieciséis llamados a la acción que hacen a la tracklist son abarcados por una verdad aún mayor: al fin y al cabo, más allá de toda guía, “solo el pueblo puede salvar al pueblo”.
La importancia de la unión para Carter se ve reflejada en el espíritu colaborativo de este proyecto. A diferencia de trabajos previos como “We The People” (2018) o el mismo “Sunday Truce” (2023), en los que los featurings tuvieron una presencia esporádica y destinada casi exclusivamente al panorama español, esta obra está plagada de cruces transatlánticos: desde la Colombia de Luis7Lunes y N. Hardem hasta la pisada rioplatense de H de Perra y Sáez’93, Carter se encarga de reclutar voces contemporáneas alineadas a su mirada, para dejar asentado que ser agente de cambio no puede pensarse como un trabajo solitario.
Todas las colaboraciones – inclusive las de los compatriotas Chef Cheeza y Hide Tyson – hacen sentido al hilo argumentativo del disco y refuerzan el mensaje de sus respectivas canciones. Un ejemplo remarcable es el aporte de Luis7Lunes en ‘The Human Dignity Bloc’, track en el cual el medellinense comparte su visión acerca del rol del rapero como comunicador, alegando que “este año hay menos rappers” y que “si aquí no sudas ¿a qué viniste?”. En ‘Freed’, Carter abre líneas reflexivas sobre el rol divino y el funcionamiento del poder. Acto seguido, H de Perra toma las ideas que lo anteceden y redobla el despliegue filosófico.
Hoy toca redondear conceptos:
es el rey el que depende del consejo
¿no es cierto?
Freed
Los feats le dan a las ideas del disco un sentido de completud. Sin ellos, varias reflexiones significativas quedarían sin desarrollarse del todo. Al final, para llevar a cabo esta disputa simbólica, Carter depende tanto de sus colegas como un rey de su consejo. Solo que este rey se dio el lujo de traer a otros reyes al campo de batalla.
El beatmaking es un elemento inseparable del mensaje que atraviesa este LP. Jeke Mamoneos logra establecer un balance entre coherencia y heterogeneidad en lo instrumental, enhebrando un hilo ondulado pero inquebrantable. Estos beats marcan un punto diferencial. Son un canal diseñado a la medida de las palabras de Carter, y dejan en claro que estas conforman un discurso unificado.
Siendo muchas veces subestimado el proceso creativo detrás del drumless, una de las conquistas más meritorias de Mamoneos es la diversificación de este sonido. A lo largo de la extensa tracklist, la escala cromática de los beats oscila entre climas sumamente heterogéneos. Viajamos de la templanza de ‘Barry’ a la agresividad de ‘Flu Game ‘97’, desde la absorbente introspección en ‘Freed’ hacia la alegría efervescente del soul de los 70s en ‘Chocar Guantes’. La variedad de este recorrido y la cantidad de matices que lo enriquecen nos aseguran que estamos frente a “el hombre al que señalar si preguntas por drumless”. Sin embargo, si tuviéramos que detenernos a señalar un solo beat que defina el universo sonoro creado por el sevillano, nos quedariamos a mitad de camino ante semejante amplitud.
Tanto con sus beats como con sus intervenciones rapeando, Mamoneos hace un gran trabajo en que este feroz despliegue de verdades sea digerible. La atmósfera de sus samples brinda un colchón que amortigua el impacto de las barras más crudas y embellece el de las más esperanzadoras. Porque el drumless es ese espacio que da rienda suelta a la palabra en su expresión más pura pero también, en ausencia de la voz, es ese respiro que buscamos cuando salimos al balcón después de una conversación incómoda (como todas las que abre Carter).
Si pensamos por nosotros mismos, tal como “Los Sepulcros” nos invita a poner en práctica, podríamos decidir no seguir al líder que se nos presenta. Sin embargo, conociendo de cerca su forma de pensar el poder y que solo lo quiere “para distribuirlo”, entendemos que es de confiar: se va a asegurar de “que pueda llegarle a todos” y nos lo va a “devolver con creces”.
No siempre es posible elegir qué dirá nuestro sepulcro. Sin embargo, en este disco Franco Carter y Jeke Mamoneos nos invitan a creer que con honestidad y compromiso la palabra puede ganarle la pulseada a lo efímero. Y quizás, si esa pulseada ganada nos permite trascender, habremos elegido nosotros mismos las palabras que nos representen por siempre. Esas que queden talladas en piedra.