Craz Digga: “Yo rapeo con las manos”

Conversamos con el rapero, productor y tornamesista venezolano sobre su último lanzamiento: “Latino Bum Rush”, un disco que reivindica la importancia del DJ dentro del rap

Desde fines de los 90 el rap venezolano ha adquirido una posición más que merecida en el panorama del Hip Hop latinoamericano. Su sonido agresivo que abraza el grimey junto con letras que abordan la violencia del día a día han creado una identidad única, fruto del trabajo de varias generaciones de artistas tanto como musicales hasta audiovisuales.  

A mediados de 2023 llegó “Latino Bum Rush”, un disco que dio homenaje al rap callejero a través de la crudeza y honestidad de sus registros. Sus temas son evidencia de ello. `Underground Hit´, canción hecha en colaboración IceOD y Nygmv, muestra que el ser under es más que un concepto, es un estado mental que representa la calle. Craz Digga, el director de esta obra costumbrista, decidió reunir exponentes de varios lugares de Latinoamérica como Da Steez Brothaz (Colombia), Sarkez (Argentina), Rick Santino (Chile), Lil Supa (Venezuela) y más. 

Escuchar el disco se siente como una puñalada. La crónica de una muerte anunciada dirigida por un tornamesista. El scratch se sirve a la carta y los beats son pesados, oscuros y a la altura de sus intérpretes. “Latino Bum Rush” es un disco que representa, pero también reivindica al DJ como la columna vertebral del Hip Hop. Algo totalmente intencional en su obra, pues, se asegura que la repartición de barras sea equitativa entre rapper y beatmaker, cada quien tiene su espacio para brillar. 

En Lúcuma, hablamos con Craz sobre cómo fue su tarea de dirigir su propio disco como DJ en un país extranjero, sus influencias en el tornamesismo y el recibimiento del disco por parte del público.

¿Cómo nace “Latino Bum Rush”?

Cuando empezó la creación yo estaba en una etapa complicada por el tema de la migración, eso fue en los primeros años que llegué a Argentina. No tenía casi recursos, ni lugar para hacer música. Pasó un tiempo entre salir de Venezuela y lograr ubicarme. En eso, no tuve casi proceso creativo, solo me dedicaba a hacer scratch y pasar música como DJ. Cuando ya logro estar en una mejor situación, un amigo me presta una computadora para producir. Le instalé los programas más viejos para componer. La mayoría de los beats los hice en esa computadora. Esta era pequeña con 512 megabytes de RAM. Con esa laptop hice el beat de `Frío´ (track con Supa’), uno de los más emblemáticos del disco y de mi carrera.

Yo empecé a hacer beats sin tener una dirección clara, quería tener primero una base sólida de creaciones. De ahí salieron los primeros temas con Rick Santino, Bronco Tdf y un par más. En un principio tenía la idea de reanimar mi carrera de productor haciendo música con gente que respeto mucho y sacarla como sencillos. Sin embargo, cuando escuché esos primeros temas me di cuenta de que tienen coherencia y si los trabajaba más, podía sacar un disco. De ahí nació la idea, pero sabía que me iba a comprar tremendo problema: esperar toda la obra completa para que la gente pudiera escuchar cualquiera de los temas. Cuando ya tenía siete temas del disco, no podía dejarlo ahí, había que seguir o iba a quedar incompleto. Fue un compromiso grande con mucho trabajo donde tenía que estar pendiente de la demás gente. Hubo personas que no cumplieron con algunas canciones, al principio me decían que sí y cuatro meses después decían que no. Todo ese aspecto fue más difícil que hacer la música.

¿Cuál fue el mayor desafío del disco? 

Una de las cosas más difíciles fue la producción ejecutiva, todo el proceso de enviar los beats, estar pendiente de las grabaciones y la data. Imagínate lidiar con 15 personas, en el buen sentido, es decir, todos me colaboran a mí, pero ellos tienen sus propias agendas. Yo estoy muy agradecido con todos los que aparecieron en el disco. Le di más valor a la gente que tenía más seriedad, compromiso y respeto a mi trabajo. El disco tardó dos años y medio, había gente que no sabía si iba a salir o si su canción iba a aparecer. Es un proceso largo de enviar un beat, esperar la letra, la grabación, sin presionar, pero se logró. 

¿Cómo fue realizar un álbum que no se sienta como una mixtape que recopila temas de distintos artistas?

La idea fue armar los conceptos de cada persona que figura en el álbum y en la parte musical, buscar un terreno medio entre la estética del disco que tenía en mente. Yo quería representar a cada participante, por eso se llama “Latino Bum Rush”, el acto de representar la cultura latinoamericana del Hip Hop. La mayoría de colaboradores y referentes son de Venezuela, pero también hay representación de Argentina, Chile y Colombia. Fue un proceso de crear varias propuestas, pero con la conceptualización de cómo debía sonar para ser coherente con el disco y el artista como tal. 

Asimismo, entendiendo que es tu disco, ¿cómo fue tu proceso de no ser opacado por tus invitados? 

Es algo que va de la mano con la participación de todas las personas que están en el disco. El álbum está bajo mi nombre y están todos reunidos en mi mesa, eso le da una prioridad a mi personaje. En los cinco vídeos que hicimos, dos de ellos fui figura principal junto con los artistas, aunque yo no rapee. Independientemente del tema, alguien me va a ver ahí. Eso le da un poco de relevancia a la figura del DJ. Además, es bastante claro en destacar los estilos de los ritmos y scratches al ponerlos al mismo nivel del rapero. Yo rapeo con las manos. Tienes temas que la persona rapea la mayoría del tema y luego tienes 16 barras mías de scratches. Tengo dos temas del disco que son puro scratch, ahí resalta la figura del DJ y productor.

¿Qué opinas sobre la nueva identidad del rap venezolano y sus formas de abordar la violencia? 

Me parece increíble que la gente lo está notando, es algo orgánico y genuino. Los artistas venezolanos vienen construyendo una cultura hace más de diez años. Un ejemplo es 3m5, ese loco lleva rapeando desde hace muchos años y es una gran figura dentro de la cultura. Así pasa con los demás invitados del rap venezolano. Es gente con carrera que ha forjado su propio sonido, forma de hablar, de rapear, etc. Uno lo identifica como rap venezolano por la trayectoria de muchos años de trabajo. Yo escucho mucho rap en inglés, pero cuando escucho rap en español, la mayoría que escucho es venezolano. 

Yo no metí mucha mano en las temáticas del disco, sí había momentos donde daba mi opinión acerca de un tema en particular. Pero, de alguna forma, las vivencias que tiene cada uno, ya sea de Venezuela u otras partes de Latinoamérica y del rap en general, hace que uno termine hablando de esa violencia. Los beats también influyen con su energía en la escritura, cada uno los abordó bajo esa energía y le dio la coherencia a los temas. 

Cuéntanos sobre tu inspiración de grupos como The X-ecutioners y otros grupos de turntabilism estadounidenses

Yo soy muy fan de toda la movida tornamesista a nivel mundial, pero soy fan mal de The X-ecutioners. Estoy muy influenciado por la música que hicieron. Además, las competencias de tornamesismo me parecen una locura. Es algo que me atrapó desde el principio que empecé a practicar. Eso trato de reflejar en la música que hago. El DJing tiene ese elemento, que falta, a veces, en algunas otras prácticas, que es el 100 % de pura habilidad. No se trata de cómo te ves o la ropa que vistes, se trata de cuánta habilidad tienes a partir del trabajo duro y la disciplina. Eso es muy bonito. 

Hay algo que le he contado a pocas personas, que es que hay un código secreto en el nombre del disco. Uno de los LPs más representativos de The X-ecutioners se llama “Built From Scratch” y en la portada salen los X-ecutioners y ponen las manos como en un saludo de equipo. Aparece Grand Wizzard Theodore, el inventor del scratch, Grand Mixer DXT y más figuras del tornamesismo anteriores a los X-ecutioners. Estas figuras en esa portada del disco le están pasando la antorcha del DJing a ellos. Esa carátula es una recreación de un disco de Public Enemy “Yo! Bum Rush The Show”.

Mi disco rinde homenaje al scratch y todo eso. El acercamiento como DJ en el disco, busca resaltar esa figura. Siento que cada vez es menos frecuente un productor que también sea DJ y que haga scratch y esté en la movida del tornamesismo. Eso para mí es importante porque a mí me gusta bastante. No quiero decir que tenga que ser así, pero a mí me gusta bastante y le tengo mucho respeto a los DJ en general porque vengo de ese desarrollo. 

Háblanos de tu relación con el vinilo como un instrumento y tu proceso de aprendizaje del tornamesismo.  

Bueno, el proceso empezó con una bandeja Numark, que no es tan apta para scratch, pero con esa aprendí lo más básico. Tenía un amigo que sí tenía las bandejas Technics y tenía un mixer Rane, muy buen mixer. Cuando tuve la plata compré equipos no tan profesionales, pero que me sirvieron para comenzar. Con este brother, que escuchamos la misma música y él sí tenía los equipos. Me dijo: —no sé pone la mano en la bandeja a lo loco porque no va a sonar bien—. La gente tiene la creencia de que es algo que no es complicado, pero no, esto tiene su técnica como cualquier otro instrumento. Cuando veo eso y tengo mis primeros equipos, empiezo a buscar información. Eso no fue cuando empecé. Es decir, yo empecé a hacer beats en el 2004 o 2005, pero el internet no estaba tan consolidado en esa época. En el 2010, ya se podían ver cosas en YouTube, entonces, viendo videos aprendí las técnicas más básicas con mucha práctica. También fue algo que me comenzó a gustar bastante con el tiempo. No practicaba porque me tocaba, sino porque lo disfrutaba cada vez más. Entonces, agarré esa maña de practicar todo el tiempo hasta que llegué a cierto nivel.

En el 2015 conecté con Doktor Rheal de Crudos Levels para hacer un evento juntos donde tocamos como DJ. Nosotros teníamos dos bandejas y un mixer, y otra bandeja y un mixer para hacer scratch específicamente. Entonces hicimos una movida en la que unos soltaban instrumentales y los otros hacían scratch. En una de esas, se sube Doktor Rheal, que yo lo conocía y sabía que hacía beats y rapeaba, pero no sabía qué hacía scratch. El loco sube, empieza a hacer scratch y lo hace bien, o sea, él estaba empezando, pero lo hacía bien. Ahí quedamos y empezamos a juntarnos para practicar y todo. Se volvió una máquina,  en un año ya dominaba muchísimas técnicas. Eso me sirvió mucho también a mí porque me llevó a una evolución. Nosotros practicamos en reuniones en las que pasábamos horas y horas dándole. El loco me enseñaba cosas de vídeos que veía, yo le enseñaba otras cosas y así, sin querer, nos han pasado diez años haciendo scratch. Al sol de hoy gran parte de mis ingresos provienen de hacer scratch. Se ha vuelto una forma de vida, entonces, ¿cómo no plasmar eso en mi música? 

¿Cómo ves la comunidad internacional del DJing tornamesista? Teniendo en cuenta que es una disciplina cada vez más rara de ver en el medio. 

Es un poco complicado porque el tornamesismo en sí es un tipo de disciplina hecha por DJ para DJ, entonces no es algo que la gente del común entienda. O sea, para poder apreciar unos buenos scratches, un buen beat juggling o un buen performance, tienes que ser DJ o tienes que ser tornamesista. Es un círculo vicioso porque mientras haya menos gente que lo practique, menos gente lo entiende, y mientras menos gente lo entienda, hay menos público que se interesa en hacerlo. Es una disciplina bastante jodida, es un instrumento que suena terrible si no lo sabes tocar. Entonces es muy fácil frustrarse si no tienes quién te enseñe o cómo practicarlo.  Además, debes tener la disciplina y disposición para aprender y es caro tener un buen tornamesa y un buen mixer. Al final, es tener muchas ganas de hacerlo y tener en cuenta que es probable que no te vaya bien.

La gente le va más a la movida del DJ que pone música, incluso hay quienes ni siquiera hoy se preocupan por el arte de mezclar. Son personas que creen que con agarrar los discos y tener las bandejas ya son DJ. Para mí, lo que te hace un buen DJ es que tengas conocimiento, aunque no todo el mundo le presta atención a eso. No culpo al público porque ellos no tienen que saber qué tan habilidoso es el DJ, o sea, el público quiere disfrutar de la fiesta y la música, no están juzgando si el DJ hace scratch , si mezcla las canciones. Entonces, se abre la posibilidad que una persona que medio sepa de música y tenga las bandejas y los discos, lo llamen DJ. Ahora con las redes sociales vendes imagen. Eso te hace más exitoso de cierta forma que una persona que lleva tiempo haciendo scratch, que sabe manejar los vinilos. Hay gente que valora el DJing, hay gente que lo practica, pero no es una comunidad grande y, a mí parecer, no está en crecimiento. Lo digo con mucha lástima y lo he pensado bastante, pero no sé si en Latinoamérica las nuevas generaciones quieran continuar con el DJing tornamesista en el futuro. Sobre todo para llevarlo a un nuevo nivel. En Europa y Estados Unidos si hay una cultura bastante sólida. Hay competencias y gente que hace cosas a un nivel enfermo. Obviamente, hay excepciones como Brasil, que ha ganado muchas competencias internacionales, pero bueno, no sé qué tanto las nuevas generaciones acá en Latinoamérica están proyectando seguir en esa movida.

Se nota que le tienes un cariño muy especial al formato vinilo.

Cuando me enamoré del Hip Hop, empiezo a rapear, hacer beats y todo eso yo realmente no quería hacer beats o ser productor, quería rapear. Todo el aprendizaje de hacer beats fue po eso, pero ya después cuando estaba haciendo beats, me gustó bastante. Veía a DJ Premier y ese loco usa vinilos para hacer sus canciones y yo trataba de imitar o de entender qué pasaba con el que buscaba la música en ese formato.

Antes de usar mi bandeja empecé a comprar cosas, empecé a comprar discos para samplear, digamos, para hacer música. Esa forma de conseguir la música es bastante genuina porque tienes que ponerte a buscar entre los discos, lo que llaman diggin’. Es algo que te llama la atención por la carátula, porque conoces a un músico y así, pero no sabes quién es el resto de los músicos y eso te anima a seguir buscando. Está también el ritual de que cuando compras los discos, llegas a tu casa, te sientas y te pones a escucharlos. Es un formato que da mucho amor porque tiene como una metodología diferente a lo que es consumir música en la actualidad. Tienes que ir al lugar, buscar el disco que te gusta y comprarlo. Te digo más, por ahí consigues cosas en vinilo que no están en otra parte y nunca lo hubieras escuchado. A mí me gusta ir a una tienda, toparme con un montón de discos porque eso lo aprendí. Además, es una terapia porque me divierte y se me pasa el día.

Por otro lado, el vinilo es un formato que dura para toda la vida. Un ejemplo, yo saqué el disco de “Latino Bum Rush”. No importa si pasan 100 años, ese disco va a seguir existiendo. El vinilo es un formato bastante jodido para que se dañe. Eso lo hace inmortal. Entonces, para mí, es el formato supremo, porque no han sacado un mejor formato para escuchar música que ese. De paso, lo puedes manipular con la mano, o sea, también tiene valor como tornamesista. Yo tengo dos copias de «Latino Bum Rush» y puedo hacer trucos con el disco mientras lo mezclo. Estoy en una fiesta pasando mis temas y lo puedo repetir, puedo hacer rewind, puedo hacer beat juggling. Eso le da una diversión extra. En otros formatos no lo puedes hacer. 

Teniendo en cuenta que ya ha pasado tiempo desde la salida de “Latino Bum Rush”, ¿Cómo has sentido la recepción del disco por parte del público? 

Ha sido mi disco más representativo hasta ahora. Eso significa que ha sido bastante exitoso para mí, lo han recibido bastante bien. También hice un gran esfuerzo por mantenerlo con las redes, plataformas y todo eso. Todos los días salen miles de discos nuevos y la gente pasa de uno a otro muy rápido. Siento que lo que hice bien porque hasta el día de hoy viene gente a preguntarme por el disco, sabiendo que es un álbum de mediados del año pasado. Entonces, si hoy sacas un disco y solo lo sueltas en plataformas sin otra cosa que le de peso, en una semana ya está olvidado.

Yo me esforcé bastante para darle peso, el disco tiene cinco vídeos y detrás de todos ellos hay una gran movida. Por ejemplo, los primeros dos vídeos, que fue el tema de IceOD, `Underground Hit’´, y `Frío´, que fue con Supa’, salieron antes de que saliera el disco. Eso le dio impacto. Luego sale el disco y sale otro vídeo, que es el de Bronco Tdf en ‘Dudas’. Sale un visualizador de `Tusi´, que es el tema con Robert Tiamo. Meses después sale otro vídeo, que es el del Joyeros del Subsuelo con El Refugio. Cuando ya sale el vinilo como tal, soltamos vídeo con 3m5, `Muay Thai´, que es el cierre de todos los proyectos que tenía con el disco. El recibimiento ha sido bastante bueno porque he dado varios golpes para que el disco se mantenga a flote. La verdad, me ha traído mucha felicidad. Una gran alegría es, por ejemplo, cuando tocamos `Frío´ con Supa’, ver y sentir cómo lo reciben en vivo y cómo se comportan cuando lo escuchan, porque Marlon no lo rapea en otro lugar. Él solo lo rapea acá cuando está conmigo y con Castellanos. Ese tema y el vídeo lo recibió muy bien el público. Yo siempre supe que tenía algo bueno entre manos, pero ya hay cosas que uno no controla, la gente decide si lo agarra o lo deja pasar.