El cuerpo no miente

Con el deseo por el mango y una enciclopedia del pop en el corazón Alex Anwandter publicó su quinto disco solista, «El Diablo en el Cuerpo». Más bailable que nunca con, por primera vez, un álbum doble, que supera las expectativas de 5 años que llevaban creciendo desde 2018

La Lupe, la voz más salvaje que dio Cuba, tuvo el Diablo en el cuerpo. Lo cantó espástica, poseída por la lujuria y una oscuridad inspirada en un sectarismo de santería. ‘Con el Diablo en el Cuerpo‘, también título de su primer disco, era una confesión insolente para 1961. «Es la obsesión de querer / Es infierno o es gloria / No lo sé» jadeaba sobre una orquesta de Eddy Gaitán nerviosa, encendida por una pasión catastrófica. Es una de las interpretaciones más recordadas de La Yiyiyí. Lo dio todo. La fuerza de la frase y el sentir es para siempre, y esto también lo sabe, más de seis décadas después, Alex Anwandter.

«El Diablo en el cuerpo» puede representar docenas de ideas distintas. En el ejercicio sobreideológico la encontramos en acusaciones de los cristianos más conservadores, horrorizados frente a la existencia de la diversidad sexual; pero también en uno mismo, represor del propio deseo por una moral punitivista. Anwandter siempre crítico de la iglesia, con muchas razones para serlo, y de los preconceptos de qué está bien y qué esta mal; igual prefiere no caer en lo obvio. En su disco hay mucho de que lo personal es político, la experiencia LGBTIQ+ y, aunque pase cerca, evita los lugares comunes. Sobre el Diablo en el cuerpo prefiere no matar las interpretaciones posibles con una respuesta, solo mostrar el fierro caliente.

Que no creo en Dios pero algo dentro
Me dice que tengo el Diablo en el cuerpo
Si me vengo al puerto cosa mía, si protesto
Entre esto y estar muerto
Tengo el Diablo en el cuerpo

El Diablo en el Cuerpo

La autodescripción que usó en entrevistas Alex fue «Barbie hombre». Nos presta sus zapatos porque calza en cualquier enamoradx dedicar un «No entiendo como algo tan bonito siente dolor«. Una compasión y un deseo que por más marco cultural que haya, se hacen carne en todxs. ‘Ahora Somos Dos‘, de donde viene esa frase, es el single de difusión perfecto porque en nuclea los elementos centrales de todo el álbum. Está el pop de sintetizadores y caderas libres, a la vez que la noción cancionera de autor, la ternura, las declaraciones de amor unapologetically gay y los arreglos de un productor deseado por íconos como Julieta Venegas y Juliana Gattas.

Me dijiste «Gracias a Dios que salí maricón / Que esto no es vida, es pedir perdón»

Maricoteca‘, que abre el disco, como warm up ya es la fiesta. No hay tiempo para elongar, la pegada es directa a codos y rodillas. Quizás el Diablo esla chispa. Tiene algo de padrinazgo, como ‘Ahora Somos Dos‘, de la familia ausente en contraste con una familia que se elige. Lo genuino del sentimiento y la elegancia autoral sortean la posibilidad de caer en un cliché o golpes bajos.

«El Diablo en el Cuerpo» se hizo en pandemia y el que sea tan bailable justamente tiene que ver con la carencia que había en el encierro. Y para otro factor contextual que pareciera agotado está el estallido social en Chile y todo el proceso que decantó mientras se gestaba el álbum. Son tópicos predecibles que el mismo Alex confiesa haber intentado esquivar, pero que perseveraron en el inconsciente. ‘Vamos de Nuevo‘, nace de arrepentirse de tomar distancia de una pareja gracias a tomar perspectiva de lo importante que es el amor. Perspectiva tomada «gracias» al miedo de ver cómo los carabineros de Chile tiroteaban manifestantes en las marchas. La realidad como fuente es inevitable y, aunque Twitter nos haga creer lo contrario a veces, no se agota tan fácil.

Suenan por encima los balazos
Desde lejos te tomo la mano
Solo quiero una oportunidad
De estar contigo de nuevo

Vamos de Nuevo

Cuando Dua Lipa salió con «Future Nostalgia» y estaban Róisín Murphy y Jessie Ware promoviendo la música disco y el house en distintas escalas de lo comercial, se pensó en una de las tantas vueltas cíclicas de viejas modas. Hasta Lady Gaga tuvo una suerte de comeback ochentero en 2020. Pero esa tendencia esencialmente dance, sea electropop o Hi-NRG, lejos de disiparse tomó un lugar céntrico. Ahí está «Rennaisance» de Beyoncé, y acá está «El Diablo en el Cuerpo» de Alex Anwandter. Casos que además se diferencian de otras obras que parten y llegan a los mismos puertos como «Random Access Memories» de Daft Punk porque enaltecen el origen social de esa música bailable. El disco, base indiscutible del paradigma dance, es quizás el género musical más multicultural de todos. Un cónclave en la Costa Este de USA donde se encontraron las marginalidades afro-, judeo-, latino-, italo- y más prefijos con historia, que terminó fulminado por el movimiento redneck rockero del establishment «Disco Sucks» y se reconvirtió en dance-pop, boogie, freestyle, electro, house y muchos más . Está, pero no de vuelta. Nunca se fue.

«El Diablo en el Cuerpo» es mucho más que retro. Alex es un científico del pop, doctorado en baile. Este es un disco doble, con nueve tracks para el CD1 y siete para el CD2, y la primer mitad celebra la música dance casi como un muestrario. ‘Precipicio‘ es música disco sin fecha de vencimiento, con sus líneas de sintes levitando y arreglos orquestales; todos los elementos del disco más brillante de Alec R. Costandinos o Giorgio Moroder. Antes había sonado ‘Qué piensas hacer sin mi amor?‘, electro-disco futurista con luces de synthwave, y después le cae ‘Prediciendo la Ruina‘, el stomp más frenético que haya hecho Alex: Una batería pegajosa de house y un arpegio de sintetizador sobre los que se hilan más sintes, una guitarra funky por acá y unos coros por allá. Es el árbol genealógico del baile pop en una de sus versiones más sofisticadas. Alex casi que hace una cata de sintetizadores, auspiciada por la rotación de su propia colección y la del argentino Ernesto Romeo, referente indiscutible del instrumento.

El pop es tanto de los productores como de las divas y Alex va por dos. Como Prince, decide hacer prácticamente todo él mismo, siendo su propio compositor, intérprete, arreglista y curador. No es soberbia, los resultados le dan la razón y también lo hacen sus colegas. En ‘Unx de nosotrxs‘ colabora con Javiera Mena, siendo madre y padre de una generación popera. Un encuentro en el estudio que se hizo esperar, pero no llega tarde. Es otra prueba de la vigencia de Anwandter como referencia, desde las épocas de Teleradio Donoso y Odisea. Con Javiera brindan por lo bailado, pero no los ata la nostalgia.

Las canciones del CD1 son discotequeras a la vez que se sostienen en un emblema de la música latinoamericana: la canción. La artesanía definitiva. Un buen estribillo, sus estrofas y detalles que la hacen memorable y reversionable. ‘Somos Dos‘ es ejemplar y también lo es ‘Pueblo Fantasma‘, de melodía alegre, esencia ochentosa y una letra desoladora, a modo de despedida de un amigo.

El CD2 se deja llevar todavía más todavía por el oficio cancionista de Anwandter. No deja de lado del todo el movimiento corporal, pero si se seda el ambiente febril. La balada es algo para lo que Alex también tiene sus dotes, ahí está ‘Manifiesto‘ para probarlo. En esta segunda parte florece ‘Tienes una idea muy antigua del amor‘, un dueto con Julieta Venegas que recorre un cuestionamiento del romance tradicional «Yo no soy tu dueño / Y tu no eres mi ángel«. Logra simplificar mil gestos y todo un historial de amores posesivos en unos pocos compases. Es cancionismo en su esplendor, igual que ‘Balada de la Impunidad‘, tal vez su versión más Charly García.

Hay un ministro que la canta siempre
Es favorita de un general
Y hay un soldado que suelta una lágrima
Con la balada de la impunidad

¿Cuánto tiempo va a durar la balada?
Ya llevo décadas acá
Y la canción no es buena si no se acaba

Balada de la Impunidad

El último track y también último dueto es con Christina Rosenvinge, ‘Tengo una confesión‘. Un romance que se deshace por sus propias expectativas, «No puedo fingir que soy / La estrella que habita entre tus sueños«, y de la forma más delicada se clava al corazón. ¿Qué mayor homenaje a la canción que coescribir una tan hermosa con una ídola personal?

Cuando el pop parecía ir hacia un mundo donde prima lo estético y los glitches de lo hyper y el deconstructed club; no se extingue el drama y menos el baile. Alex ahí se diferencia de los contemporáneos, quizás porque ya no es tan joven como parece, pero sigue con el Diablo en el cuerpo.

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