Decir Chango Spasiuk es decir chamamé. Es uno de las figuras más importantes del folklore argentino contemporáneo. «La Ponzoña» es su cuarto álbum y es uno de mis favoritos. De por sí, el chamamé es uno de esas corrientes de la música folklórica que es imposible escucharlo sin que te levante el ánimo, y el Chango es uno de los mejores haciéndolo.
Acordeonista, compositor, intérprete, misionero. Genera una mezcla de sonidos con su manera de instrumentar las composiciones que es atractiva tanto para quien es habitué como para quien nunca escuchó chamamé. Esto es una marca de Spasiuk a lo largo de toda su discografía, y este álbum no es la excepción. No tiene problema en demostrar sus habilidades con el acordeón, y ensambla su instrumento con percusiones como el cajón peruano, o el birimbau, aparte de tener invitados de altísimo calibre como Héctor Console en el contrabajo, Lalo Doreto poniéndole voz a ‘Canto a Ñande Reta‘, o Antonio Agri en ‘El Violín‘, tocando de una manera excelsa.
El álbum progresa con algunos chamamés más clásicos que otros, y sobre el final varía un poco más los ritmos. Cierra con el antes mencionado tema ‘El Violín‘, que es sin dudas es uno de los puntos más altos, empieza de manera calmada donde primero tiene su turno el acordeón, después el violín, y cerca de la mitad arranca un pregunta-respuesta entre el Chango y Antonio con sus instrumentos, generando un clima de bienestar que cierra el álbum de una manera inmejorable.