Como si nunca hubiéramos dicho adiós

El disco homónimo y póstumo de la artista escocesa SOPHIE es un homenaje llevado a cabo por familiares, amigos y colaboradores que intenta mantener vivo el sonido emotivo y extasiante que le brindó a la música electrónica.

Puedo recordar de manera muy específica el momento en el cual escuché a SOPHIE por primera vez. Abril de 2013: revisando la página de Pitchfork para ver si había algo interesante, me encontré con un tema llamado ‘BIPP’, recién nombrado como Best New Track. Jamás había escuchado nada que se asemejara. Como buen adolescente que recién empezaba a formar su propio gusto musical, con mis limitadas referencias lo asocié con una mezcla de pop bailable ochentoso, cercano a la onda “post-dubstep”, relativamente prevalente en esa era. Si bien ambos ADNs están presentes en la canción, fueron la elasticidad de los sonidos, los sintetizadores, el nivel de detalle y, por supuesto, lo instantáneamente pegadizo del tema los aspectos que atrajeron mi atención de manera inmediata.

A partir de ahí, fue muy satisfactorio ver la carrera de la escocesa desarrollarse en los años siguientes. Su asociación con PC Music; el lanzamiento de su primer proyecto, “Product (2015); su creciente influencia en el mundo del pop manifestada en colaboraciones con figuras de la talla de Madonna, Vince Staples o, icónicamente, Charli XCX: todos fueron momentos que la cimentaron como una de las artistas más importantes de la música electrónica del siglo XXI. El pico fue la llegada de su disco debut en 2018: a lo largo de 9 temas, y con la importante contribución de la cantautora y productora canadiense Cecile Believe, “Oil of Every Pearl’s Un-Insides” desarrolló una clara visión de lo que puede llegar a ser la música pop, incorporando elementos industriales de los extremos más experimentales de la electrónica bailable, el ambient y más, todo atravesado por un diseño sonoro extremadamente minucioso, demostrando su gigantesco potencial. 

Por eso, la muerte de SOPHIE fue un golpe muy duro de afrontar. La tragedia (consecuencia de un accidente que sucedió durante su paso por Grecia, en 2021) tuvo un gran impacto en sus oyentes y fans. Tuvimos que hacer frente a una pérdida que se sintió prácticamente personal. 

Tras casi cuatro años de la tragedia, se lanzó “SOPHIE”, el primer disco póstumo de la artista y, según fue confirmado, el último: una obra doble de 16 temas y aproximadamente 70 minutos en total. Sus canciones fueron compiladas por su hermano y frecuente colaborador, Benny Long, en base a un tracklist de un posible segundo LP que nunca llegó, finalizado por él y sus colaboradores. Como era de esperarse, su anuncio generó mucha anticipación y expectativas. Poco tiempo pasó para que se alzaran las voces negativas respecto al proyecto, sobre todo después de la salida de los sencillos promocionales y del tracklist. Muchas de las críticas podrían resumirse en “ella jamás hubiera lanzado esto si estuviese viva”, lo cual se intensificó después de su publicación. 

Pero, ¿que es lo que realmente puede encontrarse en “SOPHIE”? Primero que nada, hay que despejar la expectativa de hallar un sucesor directo a nivel espiritual y conceptual de Oil of Every Pearl’s Un-Insides. En ese disco había una constante conversación entre géneros y estilos como el electropop, el techno, la música ambient, el post-club, entre otros, que resultaba relativamente coherente, así como temáticas que abordaban, de manera más o menos explícita, la experiencia de vida trans. En todo caso, al menos a nivel estructural, “SOPHIEse asemeja más a su versión de remixes, en el cual refragmentaba completamente los temas para transformarlos en ritmos de house etéreos, techno ácido y denso, y ambient extremadamente oscuro.

Empezando por ‘Do You Wanna Be Alive?’, hasta llegar a ‘Gallop’ (colaboración con la artista griega y también su pareja, Evita Manji), la sección media del disco aparenta ser la más bailable, pero no hay ningún estribillo o ganchos pegajosos a los que acostumbraba en ‘Vyzee’ o ‘Nothing More to Say’. Más bien lo que brilla es su diseño sonoro, extremadamente detallista, así como los instrumentales intensos e impredecibles. Las transiciones entre cada tema (o entre las distintas partes de un track, como en ‘Elegance’) te hacen sentir como si estuvieses escuchando a la mejor DJ de un club en el año 2050. Este apartado culmina con el anticlimático ‘One More Time’, que, a pesar de parecer en primera escucha un interludio extendido, resulta uno de los momentos mejores logrados en cuanto a la búsqueda de abstracción dentro del proyecto.

Más allá de sus ambiciones y de sus momentos verdaderamente brillantes, es cierto que no todas las ideas terminan de cerrar. ‘Exhilirate’, junto con Bibi Bourelly, busca ser un tema de pop eufórico, pero suena como un hit radial genérico de 2017, solo que adornado con los efectos de sonidos típicamente asociados a SOPHIE. Por otro lado, ‘Why Lies?’, junto a LIZ, decepciona con un estribillo poco memorable y básico, que se asimila más a una versión inferior de las canciones más bubblegum que supo crear en otra de sus eras. Tampoco es de mucha ayuda la primera parte del proyecto: tras una introducción oscura de cuatro minutos, ‘RAWWWWWW’ ofrece un trap experimental que remite a una interpretación más minimalista de “Vroom Vroom”. Esto se desquicia aún más con ‘Plunging Asymptote’, feat con la artista multimedia Juliana Huxtable (lanzado originalmente en 2019 bajo el nombre artístico de Analemma), con sus arpegios dramáticos marcados por kicks muy pesados y acompañados de letras abstractas. The Dome’s Protection’ es aún más difícil como escucha: un ambient de 7 minutos en el cual la controversial DJ y productora Nina Kraviz recita un poema sobre… ¿Abducción extraterrestre?, que suena más como una meditación guiada que otra cosa. 

Dicho esto, los cuestionamientos sobre el disco encontraron cierto cause. Su carácter póstumo ya de por sí generó debates acerca de si verdaderamente representa su visión artística y, por lo tanto, de si debería existir, a pesar de que prácticamente es uno de los álbumes de este tipo más éticos de los últimos años respecto a la gente involucrada y a la integridad de su lanzamiento (porque, seamos sinceros, mucha plata de esto no van a sacar). De más está decir que aunque uno pueda argumentar que la pieza es buena de por sí, jamás va a representar a cómo un disco de SOPHIE sonaría hoy en día. Lo más cercano  sería conformarse con una captura de su sonido e ideas hasta, como más pronto, finales de enero de 2021.

En parte, creo que también se debe a que muchos fans no pueden entender que SOPHIE haya hecho música que no sea de su agrado o se centrara en búsquedas que se alejaran de sus proyectos más icónicos. Entonces empieza la cacería de culpables, acusando a sus colaboradores y, en particular, a su hermano, en faltar el respeto a su integridad artística, cuando la verdad es que la dirección que se tomó en el disco parece derivar directamente de los últimos DJ sets, remixes y performances que hizo, en vez de basarse en filtraciones o temas que habían sido compuestos incluso mucho antes de “Oil of Every Pearl’s Un-Insides”. Se trata también de posicionarla a una altura tan pero tan inalcanzable como artista, algo que probablemente jamás hubiese deseado que ocurriera, cruzando muy cerca de la deshumanización. Si bien personalmente SOPHIE fue una artista muy importante para mí, creerla incapaz de hacer música que no sea de mi gusto es algo que sería injusto para con ella.

De lo que realmente creo que trata este disco más bien es de un homenaje. No sólo de parte de su familia, también de sus colaboradores e incluso hasta sus fanáticos, para cerrar un poco la herida de su pérdida, para poder comenzar a dar final al proceso del duelo. Si bien no destaca por su consistencia, tiene mucho de lo que enamoró a miles de personas respecto a la música de SOPHIE en un principio, e introduce un poco más de lo que podía llegar a hacer con su sonido. 

Los tres temas que cierran el disco en cierta forma ofrecen una clave sobre ello. Si bien fueron obviamente compuestos previo a su fallecimiento, parecen estar una constante conversación con lo ocurrido. ‘Always and Forever’ es una colaboración con la miembro clave de PC Music, Hannah Diamond, en una balada que habla de “trascender el tiempo” y recordar a una persona por el resto de tus días. ‘My Forever’, otro tema con Cecile Believe, toca una fibra emocional similar. Inicialmente adelantada en su performance de HEAV3N durante 2020, es una canción electropop que lidia con una pérdida. Si bien parece indicar una ruptura amorosa, letras tales como “I want to go back to forever / you’ll always be my forever” adquieren un nuevo significado después de la partida de la artista. Por último, Love Me Off Earth’, junto con la productora Doss, cierra con un momento extasiante que gradualmente se pone más y más intenso, pero que nunca culmina de manera satisfactoria, dejando en cierta forma un final abierto.

Este trecho del álbum en particular tiene mucho de lo que me generó escuchar a SOPHIE por primera vez en mi adolescencia: influencias de música electrónica tanto comercial como de nicho, pero con una melancolía pop muy pronunciada al mismo tiempo, una producción extremadamente preciosista que suena como burbujas reventando en tus oídos y una sensación de euforia constante. En cierta forma, “SOPHIE” busca cerrar ese final abierto, sabiendo muy bien que es una tarea prácticamente imposible. Quizá tampoco sea necesario: desde lo masivo de “BRAT”, hasta el reflejo de su influencia en artistas de Latinoamérica como Taichu o Akriila, su legado parece más que asegurado. Lo bueno de siempre haber sonado como el futuro es que todavía hay gente intentando alcanzarte.

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