1983, la última dictadura militar argentina era insostenible y para final del año ya habría un gobierno democrático al mando. Después de varios años de relatar un presente aplastante, empezaba a ser sentido común mirar hacia atrás. Ese arraigo al pasado con su melancolía correspondiente es el núcleo del álbum más radial que hizo Spinetta. El ambiente rioplatense está ahí, pero es la vista del día que sigue al saqueo. De a poco, pocos individuos van saliendo a un barrio que no podría sentirse más solo.
Cacho está muerto
muerto de risa
y ya no siente nada
él solo va con su caña
pero la verdad es que da impresión
ver los blancos peces en un nylon
cuando es tan temprano
Usualmente… sólo flotan cuerpos a esta hora
Resumen Porteño
En un momento en el que el rock argentino abrazaba el pop desde el new wave, el Flaco Spinetta se prestó circunsancialmente a un disco con un aire mucho más accesible del que acostumbraba. Su acercamiento ligeramente se paseaba por el mundo del jazz-rock y fusión (estilos que venía dignificando hacia casi una década) y tenía presente el contexto afro de su proceder (oigase los grooves de ‘Ping-Pong‘). Además, Leo Sujatovich como co-autor y arreglista fue decisivo para empopar sofisticadamente el LP.
Al igual que sucede en toda la carrera de Luis, por más que haya una corriente que lo influya puntualmente, no deja de ser un género en si mismo. Las melodías pegadizas y los firuletes tangueros que advierte el título en su porteñosidad conviven en su voz e imaginarios únicos.
Acompañaron el ya mencionado Sujatovich en las teclas, virtuoso que venía de hacer música publicitaria, el infalible jazz-cat Pomo Lorenzo en la batería y César Franov con un papel excepcional como bajista, entre los más geniales que se acoplaron al Flaco. Por si fuera poco lujo, Osvaldo Fattoruso se aparece en tres canciones como percusionista invitado.
Luis Alberto Spinetta dejó tantas obras históricas que muchas veces los clásicos opacan maravillas como «Bajo Belgrano«. Pero ahí están para ser disfrutadas.