Condenados al éxito: Nathy Peluso

Reconocemos los ingredientes que han hecho de Nathy una artista central en la música hispana contemporánea. Con la intención de entender su carrera repasamos los pasos que dio desde sus inicios en Bandcamp y Soundcloud hasta el tocar en el festival mas importante del mundo.

La única explicación de que Nathy Peluso aborde tantos estilos, tantas estéticas, tantos sabores y tantos acentos es que ella es un caleidoscopio humano. Una enorme parte de la cultura Occidental de los últimos casi cien años está de alguna manera en su personaje. Como vivo ejemplo de los cruces culturales de la globalización post internet, ella absorbe desde las big bands de jazz hasta el vaporwave, pasando por el bolero, la bossa nova, el folklore, el rock, el rap y el R&B de los 90s. 

Aunque hay varias claves por las cuales Nathy no es simplemente la suma de sus influencias. Primero, que toma la decisión de no encerrarse en ningún estilo, las inspiraciones son tan variadas que es imposible juntarlas sin una identidad propia como medio. También está la naturalidad con la que hace las fusiones, casi sin proponérselo. Y, por último, una voz única y un oído entrenado en la diversidad. Para la lírica también hay una selección de palabras de distintos idiomas y argots traducida por una variedad de acentos, siempre con la musicalidad de cada sílaba en mente.

Además de la gama sonora, esto se aplica a cuestiones de vestuario y lenguaje corporal. En videoclips y en el escenario hay una gestualidad tan exótica como seductora y coreografías muy ensayadas, pensadas en función de la música. Haber estudiado teatro físico le permite expresar con cada movimiento, algo en lo que piensa cada vez que compone, entablando un diálogo entre su cuerpo y nosotros que acompaña lo que comunican sus canciones.

Prehistoria: Natalia

Nathy nació en Pilar, se crió como infante en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se fue junto a su familia a vivir a España de niña. Ya desde muy chica se apasiona por el teatro y la música, y vivió el cruce cultural en primera persona. Un poco más crecida empezó a perseguir el sueño de vivir del arte, manteniéndose económicamente a base del tipo de trabajos que nadie quiere. Ahí es cuando, después de algunas colaboraciones de reggae con Suruma y Lotast, mas algo de rap con H Ilimitados, empieza a producirse sus primeros temas y subirlos a YouTube junto a varios covers.

Etapa 1: Nathy

Después de ‘Trenzas Bolivianas’, ‘Keomumu’ y ‘Yo Quiero Un Sound’ Nathy conecta con Oddliquor, uno de los productores y cantantes de R&B más finos de España. Él fue el primero en apostar por el talento de Natalia, dándole un level up a su propuesta con una buena infraestructura para grabar y contactos de filmmakers. Además, trabajaban juntos instrumentales para que pueda desarrollar su forma de rapear y una estética propia. En una entrevista de aquella época, ella le dijo a Tiumag sobre su estilo: 

Nathy Peluso viene a decir cosas serias. Viene a proponer un espera y escucha. Viene a introducir el sexy mind mood, la sexualidad no palpable al terreno ‘lo veo o no lo quiero’. Vine a imponer música. Hay cosas que van más allá.
Yo vine de otro fakin espacio temporal a hacer que la peña se replantee la vaina; vine a traer la fiebre.

A principios de 2017 publicaron junto a Oddliquor ‘Platone’, ‘Kun Fu’, ‘Oreen Ishi’, ‘Daga’ y ‘Sandía’, cinco canciones que la catapultaron a ella como una figura de culto en la escena ibérica. Lo seductor de su canto y rapeo en beats que mezclaban lo fi, trap y colores foráneos la dieron a conocer entre los círculos de rap de la región, empezando a conectar con otros productores y creadores audiovisuales. Con ‘Daga, ‘Sandía’ y ‘Esmeralda’ (que aunque fue producida por P.Soul salió en las mismas semanas) Nathy obtuvo un nivel de profesionalismo y un estilo estético y musical bien desarrollado, con ese vaporwave-erótico-frutal. ‘Esmeralda’ la puso en el radar de la música independiente hispana y en la canción definía muy precisamente su búsqueda lírica como ‘palabras boreales’. Letras inconfundibles que son casi una receta culinaria surrealista donde lo literal pasa a segundo plano, dando prioridad al disfrute de los cinco sentidos a través de la escucha. Ya establecida trabajó con otros beatmakers, tres de los mejores del país. Participó en la maravilla de culto “Mudra”, de Dj Swet, y publicó ‘Alabame’ con Gese Da.O y ‘Dafne’ con Zevex, dos singles que juntaría con los anteriores para publicar la mixtape que engloba toda esta etapa: “Esmeralda”.
Como transición entre esta instancia y la siguiente salió el hit que viralizó a Nathy: ‘Corashe’. Con producción del valenciano Louis Amoeba y el argentino Halpe, este trap destaca por una interpretación vocal que eriza la piel y por la letra de Nathy, que juega con el yeísmo rioplatense y combina las metáforas sensoriales a las que nos tenía acostumbrados con una narrativa directa que reclama valor a un hombre inseguro.

Etapa 2: Natalí

Para fines de 2017 ‘Corashe’ había hecho que todos pusieran los ojos en Nathy y a principios de 2018, con la salida del single ‘La Sandunguera’ ya estaban todos esperando verla en vivo con un disco de estudio bajo el brazo.

Acompañada de Peter Party, bajista de Big Menu, y Dano en las instrumentales, hizo un EP con un sonido mucho más orgánico y armonioso que lo que venía trabajando. A su empoderamiento como mujer se le agrega un orgullo por la cultura de la tierra donde nació y la música con la que se crió, especialmente el soul, el R&B y jazz latino. En esta nueva etapa Nathy aparece elegante, pero sin miedo a correrse el maquillaje llorando o mancharse el vestido por comerse una pizza bien aceitosa con la mano. Toma aún más fuerza su elección lingüística tan internacional en la que aparecen, además del español, el inglés, el italiano y hasta el francés, adornados por un acento entre rioplatense y centroamericano. Ha respondido a esta cuestión previamente, hablando con la Rolling Stone Italia: “Creo que es maravilloso mezclar idiomas. La música no tiene barreras, las hemos creado a lo largo de la historia. Personalmente, elijo palabras basadas en el sonido”.
Es este el momento de su carrera en el que, literalmente, despega y recorre una buena parte de Europa y América tocando. Su show es de los pocos de la escena del rap que supera a la experiencia de estudio, quizás por el valor agregado desde que empezó a girar internacionalmente acompañada con Big Menu como banda soporte, un trío de Barcelona con una capacidad para engordar beats a punto de colesterol, con un groove que es el crush de todo rapero. Con el efecto dominó de entradas agotadas en todos los recintos, la banda se fue ampliando, con la suma de un tecladista y un equipo de coristas, alcanzando una espectacularidad aún mayor. En el show no solo se ve a Nathy rapear y cantar sus canciones, también interpreta covers de jazz y bolero y hasta hay segmentos exclusivos del show en los que se dedica a bailar.

Otro fenómeno que se da en sus vivos y, aunque no sea exclusivo de ella, vale la pena rescatarlo es, el público. No sólo es único por la fusión de estilos que tiene su música, entre indie, rap, pop y más, también por conformarse mayormente por mujeres. En casi todos los estilos estamos acostumbrados a que los eventos musicales sean territorio mayormente masculino y este recambio avasallante viene con un cambio de energías y dinámicas interesantísimo. Las emociones estallan y la admiración se convierte en euforia. La relación no es tan lineal como emisor-receptor, no es “chicas pogo”, “chicas bailen” o “chicas, manos arriba”, la iniciativa parte del público y esto le da una credibilidad total a las expresiones de la artista.

Etapa 3: Natikillah

Con todo el éxito innegable de Peluso para apelar a su público haciendo siempre lo que quiera se fueron acercando a los monopolios discográficos y especialmente a Sony, con quienes firmó. Igualmente empezó a recibir ofertas de sponsors de grandes marcas y, entre ellas, una para editar un libro. Todo esto supuso cambios en la vida personal de Nathy , que son tema suyo, pero que han hecho que pase de tener un año y pico super productivo en cuanto a lanzamientos en 2017 y principios del 18 a publicar solo tres canciones desde la salida de su EP. Por un lado estuvieron las giras, por el otro la publicación de su libro “Deja Que Te Combata” y finalmente que el firmar con un sello hoy en día rara vez condiciona los procesos creativos de los músicos, pero sí supone una burocracia mucho mayor a la hora de querer hacer un lanzamiento, con varias estrategias de marketing y tanto papeleo se tarda mucho más que para subir una canción de forma independiente.

Esto no significa algo necesariamente malo, ahora Nathy tiene mucha más infraestructura y seguridad económica para desarrollar sus ideas a fondo. Para ‘Natikillah’ y ‘Business Woman’ tuvo muchísimo vestuario y sets para los videoclips y un equipo de bailarinas con las que crearon coreografías especiales para las canciones, mientras que en ‘Copa Glasé’ pudo grabar una orquesta completa y preparar un set de época completo para filmarlo. Uno cuando ve esto no lo piensa pero son cosas que necesitan grandes grupos de trabajos, equipamientos y, por ende, mucho dinero. Lo que no hace mejores ni peores a estas canciones en comparación con las humildes grabaciones independientes de sus comienzos, pero lo positivo es que ahora Nathy tiene las herramientas para hacer tanto superproducciones como cosas sencillas, pudiendo ejecutar lo que sea que su visión artística le pida.

Esta nueva instancia en la carrera de Natalia, además de lo objetivo de la infraestructura, tiene que ver con otro cambio sonoro que, como siempre, fluye con el albedrío y los motivaciones circunstanciales de ella. Claro ejemplo de esto es ‘Copa Glasé’, que emula las big bands de jazz que eran lo mainstream en USA en los años 40 y 50 para una canción navideña, también una costumbre muy norteamericana. Pero lo interesante es un giro lingüístico inédito, Nathy que siempre canta como trilingüe decidió escribir una letra casi 100% en español. Este detalle es muy probablemente consciente y es una gran prueba para quienes plantean que a géneros como el jazz y el R&B solo le queda bien la sonoridad del inglés. También es destacable que está producido por Rafael Arcaute, uno de los argentinos que mejor se desenvuelve en este rol y que comenzó trabajando con Spinetta, algo que enlaza musical y oficialmente a Nathy con su país natal, en el cual pasó mucho tiempo estos últimos dos años.

Business Woman’ también fue trabajada por Rafa Arcaute junto al ya mencionado Peter Party y Federico Vindver, productor argentino que reside en Estados Unidos y trabajó, por ejemplo, en “Jesus Is King” de Kanye West. Este último single va en una línea muy similar a ‘Natikillah’, ambos emulan un sonido y una estética del rap y el R&B de fines de los 90s y principios de los 2000. El vestuario deportivo a lo Sporty de las Spice Girls o sci-fi inspirado en “Matrix”, los escenarios artificiales, las coreografías y las luces típicas de la época. Los beats y las rapeadas también comparten una agresividad apta para fiestas, televisión y radio, o yendo al hoy, aptas para YouTube y playlists de las plataformas digitales. Esto no es un hecho aislado, primero porque lo retro siempre está de moda y segundo porque, aunque todavía no haya explotado del todo, muchos de los músicos jóvenes que hoy en día triunfan se criaron viendo y escuchando a 50 Cent, Eminem, Usher, Lil Jon, etc y en el caso latino habría que sumar a Daddy Yankee y Don Omar. Y esto se refleja, por ejemplo, en la explosión del twerk o perreo, que se popularizó por aquellos años, en eventos como este festival que están organizando los que hacen Coachella y también en varios músicos que homenajean al reggeaton “viejito”, al crunk y al rap hecho para la disco.

Por último y, lo más importante de esta nueva etapa de la carrera de Nathy, es el mensaje: Nathy se siente independiente, es la dueña de su negocio, de su cuerpo y de sus deseos, y motiva que todos, y especialmente todas, nos sintamos de la misma manera.