Habiendo pasado más de un cuarto de siglo de la irrupción de Wu-Tang Clan en el mundo del rap con “Enter The Wu-Tang (36 Chambers)”, disco que devolvería a Nueva York a la vanguardia del rap y cambiaría el género para siempre, los protagonistas de esta historia aprovecharon para documentar el nacimiento del Clan a lo grande. Por un lado una serie documental de cuatro episodios llamada “Wu-Tang Clan: Of Mics and Men” publicada en mayo de este año y para este septiembre una serie tipo biopic bajo el nombre de “Wu-Tang: An American Saga”. Además, nosotros inauguramos una nueva sección dedicada a explicar la importancia de proyectos de este calibre, con ustedes: Condenados al éxito.
El documental describe el fenómeno que fue Wu y lo contextualiza en el entorno de miseria en el que nace. Tiene información sobre el lugar donde se criaron y las personas claves para garantizar el éxito como Divine, hermano de RZA y contador del grupo y sus futuras empresas, Power, uno de los productores ejecutivos del grupo, y Mook, publicista y manager. También se habla sobre la muerte de Ol’ Dirty Bastard, el éxito económico y lo más interesante e inesperado: Los problemas entre miembros del grupo y como eso explica en gran parte la pobreza creativa de todos los discos que hicieron juntos este milenio.
Por su lado, la serie muestra el estado mental de supervivencia que tenían y cómo el Hip Hop termina siendo la única esperanza de salir del circuito de venta de drogas para casi todos. Desapareciendo de la historia a U-God y Masta Killa y dándole poca relevancia a Inspectah Deck, GZA y ODB, la serie se concentra en lo que le pasaba a Raekwon, Ghostface Killah, Method Man y RZA; aun así la trama es complejísima y se da tiempo para fijarse en los negocios de estos miembros, sus familias y su acercamiento al rap y al Islam.
La primera escena muestra a Raekwon tiroteando la casa de Ghostface con intenciones de asesinarlo, sin preocuparse por el hecho de que los dos hermanos discapacitados de Ghost estén ahí mismo. Este primer momento ya genera un interés enorme de quienes sabemos que ellos dos terminaron siendo la dupla más cercana de todo el clan. Ese tiroteo formó parte de una disputa entre Stapleton y Park Hill, los dos barrios de Staten Island que habitaban la mayoría de los miembros de Wu, y que es gran parte del contexto violento en el que sobrevivían. A su vez muestran el precoz ingreso fallido en la industria musical de RZA y GZA, en ese momento Prince Rakeem y The Genius, estando en sellos que querían convertirlos en raperos del estilo MC Hammer o Vanilla Ice, mostrando la perseverancia de ambos incluso después de un fracaso estrepitoso.
Quizás el problema más grande de la serie y el documental es dar muchas cosas por sentadadas, cuentan cómo Wu llegó a ser un grupo legendario, pero no desarrollan suficiente sobre la complejidad de los rapeos, el estilo de los beats, el plan empresarial de RZA y Divine o el inmenso universo de referencias a drogas, 5%, ajedrez y kung fu. Inclusive siendo que las biopics de música suelen ser mediocres como “Notorious” de Biggie y “All Eyez On Me” de 2Pac, y que la historia de Wu es muy difícil de contar, toman la responsabilidad de contarla y lo hacen bien, pudiendo dejar satisfechos tanto a fans del grupo como a gente que simplemente quiere ver una serie.
Propuesta distinta
Lo más chocante de los primeros cortes de Wu-Tang Clan, incluso a día de hoy, es la formación: Nueve raperos con uno de ellos que hace los beats. Todos compitiendo entre sí como si estuviesen en un cypher de la esquina tratando de asombrar y superar a sus colegas. Una actitud deportiva y una alineación inédita hasta ese momento; para dar una idea de lo raro que es esto, podríamos plantear un equivalente de una banda que tenga una base instrumental y nueve guitarristas que van haciendo un solo atrás del otro para ver quién es el mejor. Además tenían un nivel absurdo, exceptuando Masta Killa y U-God todos destacaban: Method Man embistiendo los compases como un salvaje, Ghostface Killah escupiendote furioso en la oreja, GZA soltando metáforas y conocimiento, Raekwon dando clases de lingüística callejera, Inspectah Deck con sus técnicas secretas, RZA trayendo imágenes de otros planos y Ol’ Dirty Bastard con sus alaridos irremplazables. Un supergrupo de rookies con distintos estilos y una misma esencia arraigada en la cultura afroamericana y en Staten Island, el rincón más descuidado de todo New York.
A nivel lírico se apostaba más por una espontaneidad de freestyle que dé a entender un estado mental de supervivencia y hustle que por hilos temáticos concretos, siendo pioneros en esta forma de pensar una letra. Esto puede tomarse como un problema, pero la ejecución era siempre tan ingeniosa y llena de acrobacias verbales que terminó siendo una virtud. A la par que trataban sagazmente la vida en el Estados Unidos negro, pobre y metido en el tráfico de drogas, implementaron un imaginario Oriental complejísimo con una cuota de espiritualidad y otra de técnicas mortales de combate que dieron luz al kung fu rap.
Esto se debe a que varios miembros del equipo eran fanáticos del cine asiático de kung fu, esas películas de las cuales las únicas conocidas son en las que actúa Bruce Lee. De ese mundo sale decirle Shaolin a Staten Island, también los nombres de Ghostface Killah, Masta Killa y del mismo Wu-Tang, que era un estilo marcial, rival del estilo Shaolin. Y por esto mismo está lleno de samples de diálogos, golpes y espadazos en los temas producidos por RZA, principal fan de este género. Parece rarísimo, pero estos films tienen una importancia muy poco reconocida, pensemos que gran parte de ese género dio a luz a obras tan referenciadas hoy en día como Dragon Ball, además de que esas pelis ya tenían una presencia en la cultura Hip Hop, influenciando muchos pasos de breakdance. En primera instancia servían como entretenimiento y en segundo lugar como fuente de lecciones sobre la lealtad, el poder y la sabiduría que ellos tomaron como sagradas y las aplicaron a cada aspecto de su vida. El fanatismo llega a tal punto que Bobby a.k.a RZA terminó guionando, dirigiendo y actuando en su propia peli de kung fu: “The Man with the Iron Fists”.
La otra gran influencia oriental que tuvieron fue la de la Nación del 5%, una religión que nace a partir del Islam y con una fuerte presencia en la isla, llegándole primero a GZA y luego fue convenciendo a todos. Esta creencia es muy compleja, pero su influencia es muy importante en el rap neoyorquino así que vamos a intentar explicarla ahora para futuras referencias: Todo parte de la idea de que el hombre negro es el hombre original y, por ende, el mismísimo Dios en la Tierra y la mujer negra es la mismísima Tierra. Ellos argumentan que hay un 85% de la población que ignoran esta realidad, un 10% que la conoce pero se dedica a mantener desinformado al 85% para poder gobernarlo, y por último hay un 5% de personas que sabe la verdad y se dedica a develarla. Diciéndoles que son dueños de su propio destino consiguen empoderar a los africanos y sus descendientes sin caer en la meritocracia liberal. Con esta base construyeron varias reglas y las llamadas Matemáticas Supremas, que tienen una complejidad gigante y lleva mucho estudio entenderlas. El grandísimo periodista de rap mexicano Feli Dávalos da una explicación muy útil sobre la importancia de esta numerología en las letras de Wu-Tang:
La filosofía de la Nación del 5 % es conocida como Matemáticas Supremas. Según éstas, el 9 significa “dar existencia”. Cada corazón humano tiene cuatro cámaras: dos aurículas y dos ventrílocuos. 9 (miembros del Clan) x 4 (cámaras en sus corazones) = 36 cámaras.
El cuerpo humano tiene 108 puntos de presión (1 + 0 + 8 = 9); sólo los maestros del Wu-Tang saben y comprenden que 36 de esos puntos, al presionarlos, causan la muerte (9 + 36 = 45) (4 + 5 = 9); las rimas de los 9 integrantes del Wu-Tang, combinadas, deben considerarse como las 36 técnicas mortales de presión de estos puntos. La gente en el Hip Hop tenía 35 modos de pensar, pero estos 9 individuos trajeron la 36ª dimensión.
Feli Dávalos – MATEMÁTICAS SUPREMAS: LA IMPORTANCIA DE WU-TANG CLAN
La pregunta que surge de todo esto es ¿A quién se le puede ocurrir juntar 8 raperos y formar un grupo que combinase el rap callejero con las artes marciales y el Islam? Solo a RZA. Pero no se le ocurrió solo eso, es muchísimo más complejo. Un adolescente fanático del ajedrez y el Hip Hop que no le gustaba meterse en los negocios de drogas de su hermano estaba obsesionado con hacer pistas y sabía, antes que cualquier otro, que sus amigos eran los mejores raperos que había. En un Nueva York que había dejado de ser el protagonista del rap y con el fiasco discográfico que se había llevado en el 91, diseñó el ya famoso plan de 5 años. Una estrategia en la que le pedía al resto un año de su vida para apostar todo al rap y les prometía que en cinco años iban a ser todos millonarios. Esto comenzó en el 92’ con una demo muy mal grabada que todavía se puede encontrar en internet y su primer single, con ‘Protect Ya Neck’ en la cara A y ‘Method Man’ en la cara B, todo autogestionado, impreso y distribuido de manera independiente. Con ese par de bombas incendiarias consiguieron la atención de todos los sellos y empezó la fase dos del plan de RZA.
Ahora que su potencial estaba a la luz era la hora de negociar un contrato con el que estén a gusto y lo que buscaban era algo muy específico: Un contrato que no diese exclusividad al sello de firmar a sus miembros solistas. Finalmente lo consiguieron con Loud (RCA), lo cual fue una victoria histórica para todos los músicos, pero les costó el tener muy poco apoyo en la grabación de su debut. Aunque eso no importaba demasiado, ese disco iba a ser un gamechanger sin importar la infraestructura. Una vez salido “Enter The Wu-Tang (36 Chambers)”, clásico instantáneo, éxito de ventas y representante de la vuelta del rap neoyorquino al mainstream; empezó otra fase del plan. Ahora RZA iba a producirle un disco solista a cada miembro del clan, la libertad de cada rapero para firmar con distintos sellos no era una cuestión de comodidad, sino parte del plan: Cada uno iba a ir a un sello distinto para que Wu-Tang invada por completo la industria. En el ‘94 sale “Tical” de Method Man bajo Def Jam Records, en el 95’ el debut de ODB con la discográfica Elektra y así siguieron saliendo un clásico tras otro con la excepción de un disco de Inspectah Deck que se grabó pero se perdió completo por una inundación que hubo en el sótano de RZA, lugar donde hacían toda su música. Para 1997 del plan llegó el mayor éxito económico gracias a su segundo álbum grupal, “Wu Tang Forever” disco doble que llegó a cuádruple platino y cerró el plan de los 5 años con un margen de error que brilló por su ausencia.
Pero las tácticas de Rakeem Zig Zag Zig Allah no se quedaban ahí, él supo crear una marca. Con uno de los logos más icónicos del mundo como llave, mercantilizó su obra antes de que lo pueda hacer un externo. Todos los años fundaban una empresa con el prefijo de Wu, la primera fue el sello Wu-Productions, después vino WuWear, con la que terminaron haciendo millones a partir del diseño de indumentaria, siguieron con empresas de juegos, de películas, de videojuegos, de derechos de autor musicales, de derechos de imágen, más sellos hasta llegar a las alrededor de 40 empresas que hay hoy en día. Todas funcionan con una estructura piramidal en la que un porcentaje de las ganancias va al núcleo de Wu-Tang, igual que los discos solistas de los miembros y los discos de sus discípulos. Porque si, en un momento llegó a haber sub-grupos del clan como Sunz of Man y Killa Beez, conformados por raperos desconocidos por los que apostaban los miembros oficiales. Otra estadística que da miedo es que si contamos los discos de Wu y los proyectos de sus 10 miembros oficiales (incluyendo a Cappadona, que entró tras la muerte de ODB) desde la salida de “36 Chambers” tenemos un total de 119 discos, o sea que, sin contar los subgrupos, salen aproximadamente 4,5 discos de Wu-Tang al año. En fin, es probable que estemos viviendo en una extensión de ese plan quinquenal, donde se incluye la serie y el documental que conversamos previamente.
La genialidad de RZA no es solamente empresarial, también lo es musical. Su forma de elegir samples (con el soul sureño, más conocido como deep soul, como principal materia prima) y reventarlos para que sean irreconocibles, unas percusiones que suenan como si estuviesen paliceando un tambor más una contraposición entre la belleza sampleada y la suciedad de lo-fi original con fritura del vinilo y contaminación sonora incluida. La mugre de la producción de “Enter the Wu-Tang” sólo podía ser superada por sí mismo con Ol’ Dirty Bastard en “Return to the 36 Chambers: The Dirty Version” a.k.a el disco más cochino de todos los tiempos.
En ese época el hardware era limitado y se aprendía a prueba y error por lo que samplear era dificilísimo, por eso mismo cada productor desarrollaba su propia técnica y eso terminaba generando un sonido propio. RZA practicaba muchísimo para capturar todos esos diálogos y audios de películas en VHS, los cuales terminaba utilizando como introducciones y estribillo de los beats. En los primeros seis discos que produjo supo ajustarse a los distintos contextos y se convirtió en uno de los más influyentes de su época, al punto de que para “Wu Tang Forever” decidió cambiar radicalmente su receta. Además de hartarse de que le roben, quería demostrar su potencial compositivo sin usar samples, así que para el disco doble tuvimos un montón de pistas con varios instrumentistas dando con algo más complejo, que podía mantener la esencia, pero que quizás no era atractivo como los viejos clásicos. Si bien eso fue un paso adelante en el camino de la evolución, la técnica se quedó ahí, a medio desarrollarse, y la mayoría de sus beats desde ese momento tienen poca magia. Esta misma limitación se terminó por transmitir a casi todo el resto del grupo, que siguieron con su carreras encasillados en un sonido Wu-Tang a medio cocinar; con las excepciones de Inspectah Deck (solo cuando trabaja en Czarface) y Method Man y Ghostface Killah que son los únicos que supieron mantenerse relativamente frescos.
¿De esos 119 discos previamente mencionados que vale la pena escuchar? El debut del Clan es obligatoria para cualquiera que se considere melómano y las primeras siete producciones son imperdibles para cualquier fanático del rap. De ahí en adelante los discos de Method Man con Redman, algunos discos de Czarface, el “Only Built For Cuban Linx pt. II” de Raekwon, el segundo de Ol’ Dirty Bastard y una buena cantidad de discos de Ghostface valen la pena. Aunque para aquellos que quieren aprender y estudiar a fondo el rap, casi todos los miembros tienen cosas que enseñar en cada una de sus producciones. Un hombre sabio dijo una vez que los que rapean mal es porque no escucharon lo suficiente a Raekwon, así que ya saben.
La importancia de Wu-Tang Clan en la historia musical es tan grande que se volvió imposible medirla, tanto en la escala de negocios como en la musical. Miles de raperos imitaron sus beats y sus técnicas pero ninguno pudo emular el feeling de estar compartiendo cypher de su debut, ni siquiera ellos mismos han podido.