Nichess One: “Yo quiero mostrar que estuve ahí, aunque no me conozcas ni me veas”

Conversamos con el rapero y escritor de graffiti venezolano sobre las sociedades que ha establecido en Colombia y cómo cruzar la trocha, experiencia que inspiró su nuevo EP, titulado justamente “Trocha”.

Foto de portada: Sir Amarok.

Es una mañana soleada en Bogotá, el típico clima de sol que predice la lluvia y que tiñe el camino hacia el barrio San Felipe, un territorio ecléctico donde conviven talleres mecánicos, panaderías, zonas residenciales y distritos creativos. Al lado de la estación de la Calle 72 con Caracas, me encuentro con Nichess One, emcee y escritor de graffiti venezolano. Desde el primer contacto (un saludo amable y firme) exhibe sus habilidades de buen conversador y no paramos de hablar durante las dos horas de encuentro. Sus relatos son extensos como poemas épicos transmitidos por el habla. En la entrevista se desenvuelve como si nos conociéramos desde hace tiempo. Un tanto parecido a cuando Ulises cuenta sus aventuras a los feacios en “La Odisea”

Llegar a esta tranquilidad no fue sencillo. Hace tres años, Nichess, como muchos venezolanos en búsqueda de una vida más segura, tuvo que cruzar a Colombia por la trocha. La alternativa clandestina fue su mejor opción, pues, en la trocha nadie ve nada, nadie oye nada, pero todos saben que de día o de noche, hay alguien que los está oyendo o los está mirando. Las fronteras legales fueron cerradas por el Paro Nacional de 2021 y, como un acto de mala suerte, un viaje de paso se convirtió en una estadía indefinida en mitad de un país en caos. Una odisea de Bogotá hasta Cúcuta que, al igual que Odiseo, tuvo que superar con su astucia ante los continuos problemas designados por los dioses. 

Nichess estuvo toda su vida rodeado de arte. Su padre es percusionista de salsa. Su parroquia, Antímano, ubicada en la capital Caracas, fue el hogar del gran Oscar D’León. Un amigo de su hermano mayor le mostró el documental del mítico compilado “Venezuela Subterránea” a los 12 años. A la edad de 14, comenzó con el graffiti y se interesó más por la movida del rap. Empezó escuchando Wu-Tang Clan, Madlib, Mobb Deep, Putrefacta Fe, lo que fue la banda sonora de su arte clandestino. Se dio cuenta de que la corriente under era su estilo y destino. Así nació Crudos Levels con Mic Zoldiah, Lethal Skillz y Doktor Rheal. La intención del grupo siempre ha sido escupir sobre lo real y lo crudo de la calle. Los registros están repletos de rabia y contundencia, pero, más importante, de enviar un mensaje para los oyentes sobre la importancia de ser inteligente en la vida del hampa. Así, Crudos Levels, a través de cinco proyectos publicados entre 2012 y 2021, se convirtieron en una referencia fundamental para el rap grimey y hardcore en Venezuela y Latinoamérica.

La CX3 crew en sus inicios.

La Antímano donde creció Nichess es una tierra sin Dios y para caminarla hay que tener pies de plomo. El reflexionar bien por donde andas y con qué gente te relacionas define si sales vivo de la calle. Llegar a los 20 es un logro que muy pocos se han permitido y las madres de los que ya no están son amargos recordatorios de las consecuencias de la velocidad caraqueña. Hoy Nichess es victorioso gracias al Hip Hop,  mediante sus rimas expone las vivencias de Antímano y advierte los peligros del malandreo. Su discografía en solitario es un reflejo de aquello. “Underground For Life” (2012) y “Disparos” (2022) son escuchas cinematográficas al estilo de una película de Michael Curtiz. La sinergia entre beat y rima se convierte en fotograma reflexivo y terrorífico. Su rap tiene la cara sucia, pero busca la humanidad en su relato. 

La base del EP “Trocha” (2024), su última producción discográfica, es la experiencia del inmigrante ilegal. La obra nació de esa necesidad de seguir estableciendo conexiones por todo el mundo, incluso cuando el panorama no es alentador. Es un camino alterno que no es fácil y muy pocos se atreven a cruzarlo, pero lo vale: es una esperanza para buscar una vida mejor ante la falta de dinero, conflictos políticos o la inseguridad.“Trocha” se escucha como lo que es. El paso por la corriente de un río que puede ahogarte. El peligro de un coyote que intenta robarte o la desesperación de enfermarse dentro de la inhóspita naturaleza. Es una conexión entre Antímano y Cúcuta, que busca mantenerse a pesar de los obstáculos. Big Perni, MC colombiano, es el colaborador principal de la obra junto con Mike Rojazz, Jocbeats y POSMACHINE, encargados de darle vida a este húmedo paisaje sonoro. Las conexiones por Latinoamérica han sido fundamentales para poner su sonido mugriento en el mapa. “El Golpe” con Mseco (2021) y “METAL” con 3m5 y Marc Ginale A.K.A. Lil’ Supa (2023) fueron una muestra del grimey latino. Un sonido que con los años se ha vuelto más propio de mano de productores como Castellanos, Doktor Rheal, Vvstears, Jocbeats y Sabiobeats.


¿Cómo ha sido el proceso de colaborar y descubrir la movida colombiana? 

Trocha” es mi segundo EP en colaboración con colombianos. En el 2021 saqué un proyecto con unos chicos de la costa, los muchachos de The ClassRoom: Big Mic, Bugalú, Izla, provenientes de la ciudad de Cali, Way Cy, productor muy serio de Barranquilla, y West910, también de Cali. El proyecto se llamó Playin’ 4 Keepz y fue mi primer acercamiento al rap de acá. A través de ellos empecé a descubrir la escena local, porque no llega tanto a Venezuela. Sí hay nombres que han sonado gracias a colaboraciones con Akapellah, gente como Nanpa Básico y Yoky Barrios. Antes lo hacían también La Etnnia, Crack Family, Tres Coronas, ese tipo de cosas, pero no todo. Yo desconocía un montón la escena, realmente no sabía la magnitud de la movida. Acá en Bogotá levantas una piedra y hay 10 raperos, una locura hermano.

La primera vez que vine fue en el 2021 y no pude compartir con nadie por el problema del Paro Nacional. Estuve un mes, pero solo me hablaba con los panas de Barranquilla y Cali. Regreso en el 2022 y ahí sí ya vi la cara de la movida del Hip Hop de Colombia, nombres como Jam Block Jr, mi hermanito, que le tengo mucho respeto por lo que hace y el tipo de persona que es. Él me ayudó a gestionar mi primer show en Bogotá ese año. Ya de ahí se han venido abriendo puertas. Yo respeto mucho la movida colombiana porque es auténtica. Obviamente, esta ha sido influenciada por cosas de otros países como todos los demás. Pero mi duda es: ¿Por qué su escena no suena tanto afuera? 

¿Cómo conociste a Big Perni para hacer este EP? 

Perni es mi hermanito, yo fui a Cúcuta gracias a él. Me contactó para que hiciéramos un evento y fue una experiencia increíble. Ahí formamos un lazo de respeto, de cariño. Es mi pana y me interesa saber cómo está él y su familia, qué hace, todo ese tipo de vainas que van más allá de grabar una canción. Por eso hicimos “Trocha”, perro, un proyecto que enlaza la amistad y la refuerza. Las colaboraciones son eso, un aprecio hacia la persona que tengo al lado.

Perni es un buen MC y es una calidad de ser humano, que debe ser más escuchado en general. Normalmente, cuando hay gente que está haciendo algo y es bueno, no siempre es apreciado en su lugar. Nadie es profeta en su tierra y ese dicho yo lo tengo muy marcado. En Venezuela hay muchas personas que hasta ahora están empezando a escuchar mi trabajo. Se dan cuenta de que yo llevo metido en esto muchos años, he pulido mi escritura y mi estilo de rapear. Los raperos siempre estamos representando a algo o alguien, aunque la gente diga que no. Cuando yo hago colaboraciones con gente de otros países, hermano, es para que mi gente escuche a otras personas y viceversa.

¿Cómo nace la idea de que “la trocha” sea el concepto que envuelve la obra?

Perni vive en un barrio que se llama Villa del Rosario, tú pasas apenas la trocha o el puente Simón Bolívar y a cinco minutos está el barrio. También elegimos la temática porque estamos haciendo un enlace, pero no es la conexión que todo el mundo espera. Cuando tú quieres llegar a algún lugar, no siempre te abren la frontera. Entonces, hay que pasar por la trocha. El EP tiene que ver con la migración porque yo soy migrante, ahora vivo en la ciudad de Bogotá, pero siempre estoy viajando. Durante un tiempo, Cúcuta fue mi vía para llegar a Venezuela. Yo tuve que cruzar la trocha en el 2021 cuando hubo el problema del Paro Nacional y no había otra manera de llegar. No es algo fácil y todos los días hay gente haciendo esa vuelta. Decidimos ponerle “Trocha” por eso. Usamos un par de interludios para darle un hilo conductor. La contraportada del disco es un saco que usan las personas para transportar sus pertenencias mientras cruzan el río. Las franjas son la representación de esa bolsa. Si tú eres trochero, tienes ese saco. Entonces, todo tiene un porqué. 

Cuéntame tu experiencia cruzando por la trocha

Yo estuve acá cuando ocurrió el Paro Nacional, solo venía de paso por dos días y me tocó quedarme un mes. Además, me tardé casi un mes de Bogotá hasta Cúcuta porque no había paso por ninguna parte. Teníamos que hablar con los indígenas de la Minga. Ellos controlaban las rutas. Al llegar a Cúcuta, estuve como cuatro o cinco días en casa de un familiar que nos dio hospedaje mientras bajaba la marea. Esa persona nos contactó con los coyotes que te cobran por cruzar. En ese tiempo cobraban un dineral por la misma situación de que no había paso para ninguna parte, aparte era la pospandemia. Yo estaba con mi familia, mi mamá e hijos, y teníamos que pasar a Venezuela. Eso lo cruzamos en un día, pero la vaina es la tensión, el miedo de lo que tú no conoces. Te están adentrando en lo profundo del monte. Tú no conoces esa ruta. Te pueden perder, joder, matar y no pasa nada. Estaba más preocupado por mi familia que por mí, yo puedo persuadir si hay un problema, pero la vuelta es poner en riesgo a tu familia, aunque no había otra alternativa en el momento.

Uno escuchaba muchos cuentos de ahí y cosas reales. Las malas lenguas decían que mataban gente. De hecho, te aconsejaban que no hables con fulano, “si ves a la policía, no digas que vas para allá”. Yo veía gente que le quitaron las pertenencias porque no tenían para pagar en el otro lado. A nosotros no nos pasó nada porque cruzamos con una buena persona y le pagué porque es su trabajo. Pero no fue una experiencia nada bonita. Es un recuerdo que me ayuda para seguir creando. El momento que me toque hablar de eso, ya tengo base para decirlo. 

Ya dijiste que el rapero representa. ¿Tú qué valor le encuentras a la representación qué hiciste en ese disco? 

El reconocimiento es plasmar la experiencia en el disco y que la gente lo vea. Eso la gente lo entiende de distintas formas. A lo mejor tú lo entiendes por la parte migratoria, hay otros que lo entienden por la parte rapera, pero todo eso va dirigido con una misma misión. Es hacer que la gente que lucha, ya sea el rapero o hip hopper, se identifique con esa vuelta. “La Trocha” es un mensaje. Un consejo que te impulsa a buscar las cosas aun sin tener los medios para conseguirlas. Estamos ahí haciendo esa conexión a través de la trocha. 

Hablando de conexiones, ¿cómo te ha ayudado el graffiti a relacionarte con el entorno en otras partes de Latinoamérica? 

En Colombia y en distintos países de Latinoamérica hay conexiones serias. Yo vengo del graffiti, incluso antes que del rap. Mi crew se llama CX3, somos de Venezuela. El equipo ha trascendido gracias al trabajo de cada uno. La migración hizo que tuviéramos que irnos a otros países. Hay gente de mi crew en Argentina, Ecuador, Colombia y todos hemos estado aportando desde nuestra posición. SONZ es un pana venezolano que lleva seis años en Bogotá y se ha ganado mucho respeto. A mí migrar me ha permitido hacer nuevas conexiones, por ejemplo, con Malditos Humanos, WFK, VSK. Error 999 es un escritor bastante respetado en Bogotá y el mundo y un hermano que desde que nos conocemos, hemos compartido chévere. Él también hace rap e hicimos un tema que pronto va a salir. El graffiti me ha permitido conectar con gente del rap y viceversa. Los grafiteros son los que más me escuchan.

Yo camino con escritores de graffiti para todo lado, ya sea en conciertos, vacilando o pintando. Esa es mi otra faceta con la que me siento cómodo. Es una parte más íntima porque con el graffiti me conoces realmente. Una de las primeras cosas que me pasaron cuando llegué a Bogotá fue que me reconocieron en una exposición de arte. Un escritor supo quién era y se puso a hablar conmigo. El marico agarró su teléfono, puso una canción y me dijo que escuchaba mi música para salir a pintar. Eso para mí fue increíble, yo antes escuchaba una canción en bucle para terminar bocetos. Diría que el graffiti es más importante que el rap en mi vida. Aún hay gente que no me toma tan en serio en el graffiti porque me conoce más por el rap y viceversa. Pintar es mi lenguaje, mi competitividad en el rap viene del graffiti. Yo quiero mostrar que estuve ahí, aunque no me conozcas ni me veas. 

¿Qué tanta distancia hay entre el graffiti y el rap? 

Cuando tú eres escritor de graffiti, entiendes el rap porque es tu soundtrack diario, pero no todos los raperos entienden el graffiti. Uno sabe cuando un rapero viene del graffiti por cómo muestra su trabajo. La parte gráfica es muy importante y eso se nota. Hay gente que no entiende nada de graffiti, pero solo te dicen una palabra para maquillar. Entonces, yo por ahí puedo ver quién pinta y quién no. El graffiti en sí es una vaina autónoma, venía del punk, del rock y de otras cosas. Pero lo unieron al Hip Hop para venderlo en la época. Yo conozco escritores de graffiti que les vale un culo el rap. Mi mejor amigo es punk y escritor de graffiti, pero entiende de rap gracias al resto. Él respeta la movida.

Ya que hablaste del diseño gráfico, yo quería preguntarte por Rata. Él ya había hecho la portada de “Disparos” (2022), el disco que hiciste junto con Castellanos. Asimismo, volvió a aparecer para hacer la portada de “Trocha” (2024). ¿Por qué se dio la decisión de traerlo de vuelta? 

Rata es un pintor que respeto mucho y que tiene identidad. Eso es algo que siempre busco en mis trabajos. Cuando vi sus pinturas por primera vez quedé impactado. Me pareció increíble que alguien de mi país esté haciendo estas cosas así. Yo le dije de hacer la portada de “Disparos”. Él ya conocía mi música y comenzamos a darle. Es una persona que trabaja con total libertad creativa, “Disparos” y “Trocha” son obras completas. La primera es violenta, la segunda es tranquila. La pintura de “Trocha” le gusta mucho a la gente porque te está diciendo que hay que tener cuidado, es lo que comunica el disco.

Rata es un elemento bastante importante en mi trabajo de estos últimos años, lo voy a seguir trayendo en el futuro. Él es licenciado en arte, tiene un gran talento y yo lo respeto mucho. Las conexiones hay que mantenerlas. Hard Line Manu es otro pana venezolano que vive en Medellín. Él hizo la parte gráfica del disco. Manu y Rata son personas que están dentro de la escena y están detrás de muchas cosas. Son invisibles, pero aportan mucho desde los detalles. Mucha gente ha llegado a los discos desde el apartado visual.

En una de las barras que tiras en ‘Saoco’, admites haber contemplado retirarte, ¿A qué te refieres con aquello? 

A veces, uno está trabajando, haciendo música, yendo a las ciudades con el público y eso no es bien remunerado. No te hablo de dinero porque es lo de menos. Me refiero al recibimiento y lo digo en parte por mi ciudad. Yo estoy aquí haciendo, representando, enviando mensajes, pero no es tan recíproco el cariño. Es como una relación amorosa unilateral, que tú estás ahí dándolo todo, pero la otra parte nada. Eso me pasa con la movida, pero me ha ayudado bastante salir a conocer otras escenas, por ejemplo, venir a Bogotá me ayudó a recargar gasolina. Es algo que te motiva a seguir haciendo música. Hay gente que dice que es Hip Hop y al final, están más por el nombre de la persona, que por su obra. Yo no sabía cómo era Method Man físicamente, pero me sabía su discografía. Yo no me enamoro del rapero, me enamoro de la obra del rapero.

Hay un universo más allá de todos nosotros, el rap es demasiado amplio y no puedes quedarte escuchando a los mismos raperos de siempre. También muchas veces me pregunto, ¿para qué me voy a retirar de algo que todavía ni he empezado? Puedo tener un montón de años en la movida, pero estoy empezando, cada año me digo lo mismo. No he dejado de hacer música. Es algo que me sale natural, perro. Quiero hacer otro proyecto y compartir la experiencia. Cuando estoy tiempo sin tocar me siento triste. La baja autoestima y la depresión es fatal para los creativos. Por ejemplo, se mató fulano porque cayó en un cuadro depresivo. Su obra quedó ahí y la gente va a darle al amor. Yo siempre digo que hay que darle flores a la gente en vida para que sigan. Lo que me impulsa a continuar es seguir creando y creciendo en esta vuelta.