Ritual en ebullición: 15 años de Militantes del Clímax

En la antesala de lo que promete ser un increíble ritual de Militantes del Clímax hoy en Groove, conversamos con ellos para diseccionar parte de los condimentos que lleva la banda, su obra y su puesta en escena.

Hay una glosa murguera de Buenos Aires que reza: “Aunque la vaga memoria lo entorpezca, igual, siempre igual te veo brillar. Te pintaré la cara y tendrás colores nuevos. Te vestiré de fiesta y serás figura viva. Te rendiré el homenaje que has merecido desde siempre y porque sí. Comprobarás, por si te hace falta, que los ritos no atropellan calendarios ya vacíos. Que se ganan y se renuevan en la lucha por seguir. Y sabrás, entusiasmado, que es posible otra vez un nuevo enlace; ya verás que no es en vano la emoción, la risa franca, y que bien vale encontrarse y sonreír.” (Los Quitapenas)

Algunas de las cualidades más lindas del carnaval pueden encontrarse en rituales de otros mundos. Militantes del Clímax es un testimonio de eso. Después de 15 años de trabajo conjunto, cosechan un público fiel. Una horda de militantes de Militantes que no solamente atiende a sus eventos, sino que los espera como quien espera un lavaje espiritual a base de celebración, de atención total, de despojo. Un público que, además, creció y sumó una nueva generación dispuesta a vivir el goce funk que prometen y cumplen los shows de los Clímax.

Este año la banda presentó un flamante trabajo de larga duración, “Nueva Sangre”, que llegó en forma de videodisco. Como todo lo que rodea su desarrollo, el trabajo detrás de este proyecto nació del fluir del tiempo, de una originalidad incandescente y de las dinámicas del grupo. En conversación con Lúcuma y para iluminar tanta explosión de talento, diseccionaron sus perspectivas y desglosaron sus inspiraciones, su forma de trabajar, y la particular relación con su público. 

— ¿Cómo se sienten sacando nueva música tras 15 años de trabajar juntos? ¿Qué elementos fueron cambiando en sus dinámicas de trabajo?

Estamos muy contentos. Honestamente sentimos que es nuestro mejor material, y estamos ansiosos por salir a presentarlo. La manera de producir cambió mucho, antes trabajamos más con la zapada y ahora estamos en un proceso de composición más de laboratorio, de estudio.

— ¿Sienten que el panorama musical actual está más cerca del área que vienen laburando hace tanto tiempo? ¿Se ven más acompañados por otras bandas en su tendencia? 

Más allá de que últimamente han surgido muchos proyectos que estan más cerca de nuestro estilo, la banda siempre se sintió cómoda en la escena musical. Entre nuestro público hay gente de distintos palos y hemos compartido con todo tipo de artistas y en distintos escenarios.

— ¿Cómo fue el desarrollo de las ideas ensambladas en “Nueva Sangre”? ¿Qué pueden contarnos del trabajo compositivo y el posterior proceso de grabación? 

Hay algunos temas que teníamos en el tintero hace tiempo y hay otros que forman parte de un nuevo sonido. Los procesos de composición cambian mucho según la canción: algunos temas estuvieron puliéndose durante años, y otros nacieron y se concretaron en una semana. En el disco se encuentran distintas etapas de la banda. Se nota mucho en las letras de rap, que varían entre rimas más lúdicas y reflexiones más profundas y maduras. Tratamos de buscar un ensamble más fino entre lo instrumental y la palabra, entre lo oscuro y lo luminoso. Generalmente trabajamos con una base a la que después se le suman las letras, y prestamos mucha atención a los arreglos de caños y de coros. Mucho laburo de estudio y de laboratorio.

— ¿Cómo surgió el potente complemento audiovisual del disco? 

Empezamos haciendo la preproducción para el videoclip de un tema con Pablo Rojzman, el director, y en un momento nos dimos cuenta de que la propuesta daba para más y de que teníamos ganas de profundizar en un videodisco. Hicimos un guion cuando el disco todavía no estaba definido, se fueron sacando temas y agregando otros mientras avanzábamos y hubo un dialogo fluido entre el equipo de grabación y el de filmación. Así nos fuimos complementando y fuimos encontrándole la vuelta al proyecto. Estamos muy orgullosos del resultado final.

— Sus shows generan una ebullición muy especial en el público, ¿a qué creen que se debe tal conexión? 

El vivo es muy importante para nosotros, la experiencia Militantes del Clímax se termina de concretar ahí, con la gente. Tratamos de ofrecer un show completo y de calidad, con una banda grande, rap, e intervenciones teatrales, para llevar a la gente por distintas intensidades y propuestas.

— Sus elementos performáticos sobre los escenarios pendulan entre distintas clases de influencias. ¿Cuáles consideran ustedes que son las inspiraciones, en lo individual o lo colectivo, que los alimentan? 

El performer de la banda es Franco Bersi, que está desde el principio, cuando éramos un grupo de amigos aglutinándose en un proyecto donde cada uno pudiera desarrollar su inquietud. La identidad inicial de la banda, más que una decisión consciente, es un devenir de los vínculos. Las influencias más tangibles de la propuesta teatral tienen que ver con la movida del Parakultural en los ‘80.

— Los Clímax parecen hacer culto al goce musical desde la oda a diferentes formas de vivirlo y con diversas herramientas (fiesta, indumentaria, teatralidad, sampleos, etc.) ¿Es algo a lo que apuntan? ¿Existe esa búsqueda en lo que la banda transmite? 

Tratamos de que nuestros recitales tengan un tono ritual y que el público se sienta interpelado desde ahí. Con el tiempo fuimos ganando experiencia y desarrollando herramientas y recursos que nos permitan alimentar esa esencia ceremonial. Todo lo que pueda sumar a esa búsqueda tratamos de incorporarlo.

— ¿Piensan en el futuro y el potencial desarrollo de la banda? ¿Qué proyectan a corto, mediano, o largo plazo? 

En este momento la prioridad es salir a mostrar el disco nuevo y tratar de tocar en distintos lugares. Una vez que hayamos terminado esa etapa nos vamos a enfocar en la composición de nuevo material.

Todo lo que comentan los Clímax tiene una estaca fuerte en la realidad. Cualquier peatón cercano a su arte puede confirmarlo. A partir de personajes hipnotizantes, un sonido fresco, una puesta en escena desarrollada y puntillosa, y una poesía que toma las almas por asalto en sus vivos, las influencias del funk y el soul se encuentran como ola contra las rocas en un estado de equilibrio que exorciza. Dibujan el goce en el aire, sintonizan y sintetizan la lucidez y el juego. Labia, rap, groove y carnaval se entrelazan para regalarnos un hechizo de música y teatralidad que genera una plusvalía única. “Nueva Sangre” es un nuevo capítulo de esta banda consagrada en sus bases como pocas, pionera de un sonido en el que nunca se comieron un cuento sino, más bien, compusieron una historia que afortunadamente todavía tiene mucho por recorrer.

Su próximo ritual es este viernes 6 de diciembre en Groove, con una interesante antesala aportada por los uruguayos de Dostrescinco, conseguí tus entradas a precio popular en este link:

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