Una conocida paradoja se pregunta qué resultaría del choque entre una fuerza imparable y un objeto inamovible. Nazareno Ramírez (a.k.a. Zeta Sport) es de Funes, Santa Fe. Santiago Bracamonte (a.k.a. Taida SGB) es de Mar de Ajó, Provincia de Buenos Aires. Ninguno de los dos se movió de lugar. Aún así, su arte encontró la manera de llegar a las manos del otro y hoy se conocen profundamente.
La propuesta de Zeta Sport exuda bohemia. A su corta edad pone sobre la mesa la experiencia de alguien que escuchó mil drumless y rapeó otros mil. Creció más aferrado a la música de los 70 que al imaginario del gangsta rap noventero. Hoy domina un rap de referencias e imágenes que pone el mensaje por delante incondicionalmente. Sus letras tejen una introspección a cielo abierto. Conectan con emociones modernas y las expresan a la vieja usanza. Su humor roto, por otro lado, es más víctima de la comedia sarcástica de mitad del siglo pasado que de la cultura del shitposting que se apoderó de nuestras pantallas. No pertenece a la generación Z, este es un Z de otra generación.
Taida SGB afirma que lo suyo es “más freakearla que hacer beats”. Él sí se pasea por los rincones del mundo digital. La gran mayoría de los artistas con los que colaboró todavía no lo conoció personalmente, pero no precisaron esa instancia para catalogarlo como un “shitpostero experto”. Sin embargo, esta hiperconectividad se condensa en su música de una forma totalmente anacrónica. Taida se atiene al soul, pero lo recolorea. El tercer ojo que le dieron estos tiempos le permite, por ejemplo, samplear a Bobby Caldwell y trasponerlo a los oídos de hoy. Cuando se refiere a su tarea como beatmaker, habla en términos de “ambientar”. Esta expresión dice mucho de la manera en la que entiende el rol. Sus beats son tierra fértil para la sensibilidad. Ponen la emoción a flor de piel y las palabras en la punta de la lengua. Hacen parecer que está todo dicho cuando todavía hay mucho por decir.
Zeta pertenece a la cohorte fundacional del Dojo Sambrailo, una comunidad de artistas que mediante su sello Glifosato Dungeon está subrayando el rap de pueblo en el inmenso landscape del Hip Hop santafesino. Taida, en su afán de beatmaker de internet, hizo llegar a Shinovi Sambrailo un remix de su single ‘Las Flores de Praga’. Desde ese día musicaliza su obra, en una relación que da cada vez más indicios de ser monogámica. Juntos publicaron “Archipiélago” (2024), la primera semilla de un abordaje estético del drumless que ya recorre provincias. Mientras tanto, con 2 EPs en sus hombros, Zeta Sport estaba cocinando “Dungeon 2007” (2025), disco debut que salió a la luz bajo la promesa de ser el primero de tres lanzamientos a lo largo de este año.
El segundo de ellos ya llegó y es “Relatos Al Garden” (2025). Esta obra no representa solamente una primera colaboración formal entre Zeta y Taida como dupla; es el fruto de lo que sucede cuando un rapero con el corazón hecho pedazos y un beatmaker con el soul atado a la expresión se unen con el compromiso de retratar la melancolía. Si el disco suena tan fiel a la emoción con la que fue escrito, se debe al vínculo tan estrecho que existe entre Nazareno y Santiago. Esta entrevista se propone descifrar las particularidades de dicho vínculo, las claves de esta tan fuerte sinergia a distancia, y a develar el sentido de que estos jóvenes de menos de veinte años hayan elegido con tanta determinación el drumless como camino artístico.
¿Qué creen que los une?
T: Lo satíricos que somos. Zeta fue de las primeras personas del ambiente con quien congenié en cuanto a sentido del humor. También compartimos el valor de la disciplina: ambos supimos seguir aferrados a nuestro arte a pesar de las adversidades. En el beatmaking puede resultar un poco más fácil porque uno parte de un sample o un estímulo a la hora de crear. Pero en el caso del Zeta lo valoro especialmente, porque la lírica siempre empieza como un lienzo en blanco y no es fácil pintarlo.
Z: Tenemos muchas cosas en común. A medida que conocimos el lado más humano del otro, nos dimos cuenta de que inconscientemente nos estábamos dando la mano para afrontar nuestros problemas. Santi supo acompañarme en procesos muy difíciles. Hoy en día lo que más nos une es la amistad que forjamos. Hace un año hablamos más como amigos que como beatmaker y rapero.
Algo que veo que los une es que ambos son old souls ¿Qué aspectos de su persona influyen en que su arte transmita eso?
T: Mi vieja me suele decir que soy un viejito traído al presente. Tanto por costumbres como por formas de actuar, de vestir y por mis gustos musicales. No es que me haya criado con música tan vieja. Si te dijera que crecí escuchando el soul que sampleo ahora te estaría mintiendo. Pero sí me gustaba mucho la música de los 80. También soy muy fan del vaporwave, que siempre me transmitió nostalgia a pesar de no haber nacido en esa época. Creo que eso se ve reflejado en mi beatmaking. En una época busqué trasladar ese lado vaporwave a algo más rapeable, más relacionado a lo que hago.
Z: Yo lo atribuyo a haberme criado con mis abuelos. Estoy muy atravesado por la influencia de ellos. A veces me visto con ropa que era de mi abuelo y mi abuela me dice que es como verlo a él de joven. Lo tomo como adaptar su época a la mía. Por otro lado, con el tiempo empecé a fanatizarme por distintas estéticas que nacieron en las últimas décadas. Cuando aprendí a samplear y a hacer mis propios ritmos incorporé el hábito de escuchar mucho jazz, soul y R&B durante el día. La creación de instrumentales es en lo que más compartimos el alma vieja con Taida. Debe ser por eso que en los discos que saqué este año hay beats míos que la gente piensa que están hechos por él. Nos han dicho que sampleamos parecido.
Otro punto de conexión, quizás un poco más evidente, es su participación en la obra de Shinovi Sambrailo ¿Qué rescatan del tiempo que llevan compartiendo tan de cerca con él?
Z: Teniendo la amistad que tengo con Sambrailo puedo decir que aprendí mucho más de su persona que de su faceta artística. Escucharlo rapear es inspirador, pero más inspirador es escucharlo dar un consejo. No puedo compararlo a nadie en mi vida, es como un padre. De hecho en ‘Niños Sin Padre’, el track que tenemos juntos en “Archipiélago”, mi letra refiere a ese aspecto de mi relación con él. Fuera de eso, es alucinante tener a uno de los mayores representantes del drumless en Argentina como uno de mis mejores amigos.
T: Más que inspirarme, yo he debatido mucho con él porque soy idealista y él más realista. Pero sí lo veo como alguien que confió incondicionalmente. Es un compañero increíble y le estoy muy agradecido, porque si no hubiera confiado en mi forma de trabajar podría no haber surgido nada de lo que se terminó dando.
Es la primera vez que en Lúcuma cubrimos un proyecto vinculado al Dojo Sambrailo y Glifosato Dungeon. Zeta, sabiendo que formás parte de ambos colectivos ¿cuál es el propósito de cada uno y en qué se distinguen?
Z: La gente suele pensar que el Dojo es una crew, pero no lo es. Es un grupo de artistas en el que están presentes distintos tipos de arte. Se puede encontrar graffiti, dibujo, breakdance, beatmaking y, como ya se conoce, rap. Todos los integrantes fueron convocados por Sambrailo y Ozymandias a partir de viajes que ellos dos organizaron para recorrer la provincia entre 2022 y 2024. Hoy somos alrededor de veinticinco los que formamos parte y lo increíble es que todavía se sigue sumando gente. Creo que lo que hace especial al Dojo es que lo vivimos como una familia. Compartimos ciertas ideas, cierto estilo de vida, e incluso algunas tradiciones. Para que te des una idea, antes de comer nos damos las manos y agradecemos al Dojo. Mantener ese tipo de rituales me parece hermoso. Glifosato Dungeon, por otro lado, es un sello discográfico independiente del cual pueden participar todos los integrantes del Dojo que quieran, siempre desde una base de compromiso hacia el arte que queremos compartir con el mundo. A la hora de diferenciar el Dojo de Glifosato, Sambrailo trae la analogía de una agrupación del comunismo que generalmente actuaba bajo un nombre alternativo, pero que a la hora de presentarse a elecciones sí se postulaba como un Partido Comunista. Entonces Glifosato Dungeon es un espacio que desde su carta de presentación ya toma una impronta más oficial. Por eso le damos un peso distinto a lo que pasa ahí dentro.
T: Yo laburo con bastante gente del Dojo y donde más veo reflejado esto último es en que muchos al principio me plantearon: “Che, tengo un tema con el que quiero entrar a Glifosato”. Ahí ves que antes de decidir subir algo al canal hay una intención de fondo. Sabiendo lo que significa el sello, todos quieren presentar proyectos con identidad, creados desde un lugar más serio.
Hablando con algunos integrantes del Dojo el día de su cypher en la Entre Freestyle, varios me contaron que son los únicos que rapean en sus respectivos pueblos ¿Cómo se vive esa conexión de representar lo mismo desde tantos puntos en simultáneo?
Z: La base tiene que ver con que Sambrailo y Ozymandias son de Casilda, una localidad al sur de Santa Fe. Para empezar, el nombre Glifosato Dungeon surge como protesta frente al uso de glifosato en Casilda. Lo pensaron como una forma de alzar la voz acerca de la realidad de muchos pueblos. En los viajes que mencioné antes, conocieron una serie de raperos de distintas localidades. Algunos se sentían un poco perdidos y gracias al Dojo encontraron un nuevo propósito. Yo tuve la suerte de sumarme a los primeros trayectos. Fui con ellos a Venado Tuerto, de donde es 747, y Pérez, donde viven Rolfi y El Hijo de Zidane. Los viajes ayudaron a construir un grupo enteramente de pueblo. El punto siempre fue que no hace falta viajar a las grandes ciudades para dejar una marca. Eso lo veo muy presente tanto en el caso de Sambrailo como el mío. En los primeros años ni pisamos Rosario, hasta ahora ninguno de los dos viajó a Buenos Aires y aún así encontramos la forma de que nuestro arte empiece a llegar por esos lados. Es el balance de moverse por lo que uno quiere sin sacrificar la esencia. No quejarse de que las cosas no lleguen, pero tampoco quedarse esperando.
En el último tiempo pudimos escuchar varios lanzamientos en Glifosato: hace unos meses Herall Grimm publicó su primer EP “Escupitajos”, La Prima salió con ‘No Siempre’, un single producido por Santoz, Hijo de Zidane y RTA hicieron lo suyo de la mano de Bruno Introini y Kido Beats respectivamente ¿Cómo ves el presente del grupo?
Z: Cada vez mejor. Cada vez más nutridos de conocimiento y conectando con gente a la que hace años veíamos imposible llegar. La Prima fue a rapear a una gala y ¡charló con Francella! Sambrailo está armando puentes con players de todo el país y a mí me llegaron a felicitar por el último disco algunos de mis referentes. Es hermoso ver la evolución de todos, vernos lograr las cosas que antes anhelábamos. Y todo a base de constancia.
Al final de tu disco debut “Dungeon 2007” Ozymandias y Shinovi tienen una aparición especial, también hay una colaboración con Rolfi. Entre ustedes tienen una forma muy cálida de acompañarse en sus lanzamientos…
Z: Siempre me sentí acompañado desde un lugar más humano que artístico y eso a mi criterio vale mucho. Todos son muy buena gente y sé que siempre van a estar para dar una mano. Si hay algo que abunda en el Dojo es amor, y creo que es el único valor que nos mantiene unidos. Mi primer EP se llama “El Amor Salvará al Mundo” y podría afirmar que ellos salvan mi mundo.
Pasando a vos, Taida, hay algo multidimensional en tu forma de abordar el beatmaking. Desde lanzar tus propios tapes hasta colaborar con otros raperos o incluso remixear sus temas ¿Qué importancia le das a la variedad de formatos?
T: Yo creo que pasa porque soy un inquieto de mierda [Risas]. De hecho, tengo a mi audiencia tan brainroteada que si alguna semana no saco algo, de repente me dejan de seguir ochenta personas de un tirón. Los malacostumbré a que siempre salga algo nuevo. Independientemente de eso, me gusta captar a la gente desde lugares diferentes. Tener personas que me conozcan por colaborar, otras por mis beats y así con todo. Los que me inspiran mucho a ser multifacético son Cookin Soul y Knxwledge. Siempre se la rebuscaron para armar remixes, por ejemplo, agarrando freestyles o letras rapeadas en radios. Eso me mostró que si no tengo a alguien que rapee mis beats, igual puedo hacer la mía.
Hay cierta relación entre el “camino del héroe” del beatmaker y la idea de rebuscársela ¿no?
T: Mirá, últimamente me vengo encontrando con muchos ejemplos de samples hechos con inteligencia artificial. No me parece algo estrictamente negativo, pero sí creo que promueve llegar al resultado más que disfrutar del proceso. Es muy importante que el arte del diggin‘ no se pierda. Me parece un hábito apasionante el de investigar para descubrir música nueva. No hay nada más divertido que meterse en los créditos de las canciones, ver quién es el productor, descubrir que a todos los palazos de los 70 que venís sampleando los produjo el mismo chabón, mirar el sello al que pertenece el artista, buscar otros artistas del mismo sello…es muy loco y lo mejor es que la cadena termina donde uno quiera.
Tanto “Yugoslavia Remix” (2024) como “Archipiélago” cuentan con un sonido que se siente propio del proyecto, pero que al mismo tiempo está atravesado por tu impronta ¿Como encarás los trabajos de mayor duración?
T: Me suelo generar de antemano una imagen mental de cómo quiero que suenen. Algo que me ayudó a ganar soltura para eso fue hacer beat tapes temáticas. No las pienso como una obra de igual peso que un EP o un álbum, pero son una gran oportunidad para desbloquear trucos nuevos. En cuanto a los proyectos principales, creo que “Archipiélago” fue en donde mejor pude materializar la vibra en el sonido. Lo hice pensando en acomodar todo para Shinovi. Al priorizarlo a él, no quise enroscarme demasiado con los samples y por eso la mayoría de los que usé son bastante reconocibles. Pero los colores de los beats quedaron muy compatibles con lo que él hace. Me acuerdo que después de terminar ese EP arranqué a trabajar nuevo material con otros artistas y me tuve que repetir a mí mismo: “tenés que seguir haciendo beats sabiendo que no vas a volver a hacer «Archipiélago«. Más que el proyecto en sí, lo irrepetible son las circunstancias, porque no voy a volver a sentirme como me sentía en ese momento ni a conectar con los samples de la misma manera.
Hace poco Jerga Sudaka organizó una sobremesa de beatmakers y un tema que se discutió fue el de las ambiciones en este rubro. Vos mencionabas la importancia de desbloquear trucos nuevos y rebuscártela constantemente, pero por fuera de la evolución sonora ¿Desde qué lugar pensás tu crecimiento individual?
T: Escuché esa sobremesa cuando salió. Me acuerdo que cuando le preguntaron eso a los invitados lo primero que pensé fue “qué buena pregunta”, pero unos segundos después pausé el video y me pregunté “¿a qué carajo aspiro yo?”. Porque ¿sonar en vivo? no salgo de mi casa ¿pegarla? tampoco me importa. Aparte si lo sobrepienso voy a tener todavía menos ganas de hacerlo. Así que llegué a la conclusión de que hice todo esto por nada. Y en el mejor de los sentidos: a veces nos olvidamos de darle un espacio a hacer cosas simplemente porque se nos da la gana. Con Zeta le encontramos el sentido de que, entre tanta gente que tiene como lugar el escenario, mi lugar es el internet.
Es parte del aura de decir “me paso el juego y vuelvo a ser profesor de inglés”.
T: Exactamente [Risas]. Con los pibes siempre jodemos con la idea de que soy un profesor de inglés que en secreto es beatmaker. Honestamente me encanta.
“Relatos Al Garden” no tiene una connotación estrictamente ligada al desamor. También significa una oportunidad de despliegue para un sector de artistas que siguen girando la rueda del drumless en el underground. Uno de ellos encabeza la única colaboración del álbum y es autor de las primeras barras que escuchamos cuando le damos play. Él es correntino. Desde las profundidades de Soundcloud pudo desarrollar con naturalidad un registro humorístico ágil. La acidez en su delivery no resulta tan fácil de asimilar dentro de las convenciones del rap nacional actual. Aún así, le tocó abrir un disco que sigue dichas convenciones e hizo la tarea con creces, demostrando que el drumless puede enaltecerse y diversificarse en igual medida.
Como la última Coca
Mi ñeri me dijo “matala” y no me quedó de otra
El amor de los incomprendidos
Acercándonos al final de la entrevista, hablamos de “Relatos Al Garden”, su concepto, el trasfondo sentimental, las expectativas de cara a futuros proyectos, pero primero…
Hablemos de Nahu Náuseas.
Z: A mi criterio, el rapero más infravalorado del país en cuanto a drumless. Ahora mismo nadie está haciendo lo que él hace. Le agrega un toque sarcástico a las letras, pero lo hace sonar bien. No es lo que acostumbramos a escuchar y por eso hay mucha gente que no termina de comprar con su propuesta. A esa gente le diría que trate de abrir más el oído.
T: Si la gente que bardea al Nahu hubiera nacido en los 2000, habría criticado a Kanye por no rapear como 50 Cent.
Siendo “Relatos Al Garden” un disco tan personal ¿Como fue la decisión de abrir con una estrofa de Nahu?
Z: En su momento él nos había compartido que tenía esa letra y cuando leímos la parte de “venía bumpeando “Dungeon 2007” de mi herma el Zeta y la verdad yo también quería hacer un disco a los diecisiete, pero llegaron los dieciocho, después los diecinueve, veinte, veintiuno…” nos miramos con Taida y dijimos “no importa si no combinamos tanto los estilos, esto es lo que tiene que arrancar el disco”. Encima en la letra nos nombra a mí, a Taida y a Sambrailo. La conexión era total.
T: Lo que le suma épica a ese verso es que Nahu quiso regrabarlo, pero nosotros insistimos en que quedara esa primera toma. No nos importaba que fuera con un micrófono medio choto, la toma era fiel a la impronta con la que rapeó en ese momento. Esa impronta le gana incluso a la lírica.
Cuando anunciaron el proyecto, Zeta advirtió que había que prestar atención a las referencias a “Relatos Salvajes” (2014) ¿De qué manera atraviesa la película al disco?
Z: Szifrón construye muy bien el paralelismo entre el instinto animal y los impulsos humanos. En este disco muestro un lado mucho más humano que en “Dungeon 2007” y quise conceptualizarlo a través de lo que propone la película. Necesitaba recordarme que lo que estaba atravesando en ese momento le podía pasar a cualquiera, por el simple hecho de ser humano. En tracks como ‘Crimen Pasional’ y ‘Coche Bomba’ se ve especialmente la importancia que tuvo para mí hacer este disco. Transformar el sufrimiento en obra terminó siendo la salida más humana de todas.
A lo largo de todo el proyecto es evidente que la lírica y las instrumentales comparten una misma carga emocional ¿Que factores influyeron en que esas dos partes estén tan alineadas en sentimiento?
T: Conociendo lo que le estaba pasando a Naza en ese momento, hubiera sido poco empático de mi parte hacer instrumentales y punto. Es mucho más complejo cuando estás acompañando el dolor real de alguien. A mi me daba cosa, sentía como si estuviera fotografiando un accidente.
Z: Creo que un ejemplo perfecto de como Santi logró estar en la misma sintonía es el beat de ‘La Última Llamada‘. Tengo el recuerdo de que lo llamé y le dije “amigo, acabo de terminar mi relación de cuatro años, necesito que me mandes lo más puro que tengas”. Ese track lo escribí llorando y creo que hasta hoy es lo más honesto que hice. Encima la forma en la que cierra el beat, con un audio mío sampleado en perfecto timing, me dejó sin palabras. Ese tipo de cosas me despiertan mucha admiración por lo que Taida hizo en el disco y por la forma de encarar su labor en general.
En esta misma línea de samplear audios, ‘Vespucio’ termina con un mensaje de Medynna (otro integrante del Dojo) que es una buena síntesis de la propuesta artística del disco:
“Justo ayer estábamos teniendo una discusión con un amigo respecto de lo que representa la figura femenina para el arte. En la mitología griega, por ejemplo, las musas están representadas por una figura femenina. Muchas de las esculturas más bonitas que vi son de figuras femeninas. Canciones, poemas, literatura… es la mejor y la peor creación que hizo Dios”.
¿Por qué decidiste incluirlo?
Z: Cuando le conté a Medynna lo que me andaba pasando, su respuesta fue bastante esclarecedora. Él tiene data de filosofía y lo que me dijo en ese audio describió perfectamente lo que yo venía construyendo con las canciones: a causa de una mujer terminé moldeando esta obra. De alguna forma este disco es la escultura que salió de esa musa.
En ‘Vespucio’ también decís “no termino este disco que ya estoy pensando en otro”. Ya mencionaste que tenés el objetivo de terminar este año con tres discos publicados ¿Que podés contar de lo que se viene en el universo Zeta Sport?
Z: Mi idea es que cada disco sea la marca de una etapa diferente. En “Dungeon 2007” cerré la puerta de la adolescencia, “Relatos Al Garden” habla de los problemas del Zeta Sport actual y “FunesWorldWide” -el próximo- va a desplegar al máximo mi faceta más rapera. Seguramente salga en diciembre y va a tener muchos feats, porque mi idea es hacer a la ciudad tan mundial como se pueda.
Taida: Hace poco Lou Booba compartió que vos fuiste el encargado de cranear el sonido de su próximo proyecto “Genbu Tower 2”. Tengo entendido que es una propuesta ambiciosa a nivel conceptual ¿Como te resultó trabajar en esos beats?
T: Estoy muy emocionado, siento que se me cumplió un sueño. Me gustó mucho hacerlo porque soy un aficionado de los videojuegos y más todavía de los soundtracks. Fue muy interesante porque tuve que diseñar sonidos específicamente para el juego, más allá de los beats en los que rapea Booba. Está casi terminado y tenemos muchas ganas de que salga.
En el último tiempo Holanda a.k.a Priceless lanzó un single producido por vos y Negrata te mencionó en letras que asumo van a sonar sobre beats tuyos muy pronto. Pareciera ser que muchas cosas están orbitando alrededor de Taida SGB en simultáneo ¿Qué de todo esto vamos a poder escuchar en el corto plazo?
T: Hay un montón de cosas esperando salir, pero me da la sensación de que lo próximo va a ser con INMØ, un colega mío al que recomiendo que estén atentos. También se viene un EP con Aq.
Z: Te estás olvidando de algo…
T: ¡Ah sí! En octubre va a haber un adelanto de “FunesWorldWide”.
La paradoja se resignifica: es el artista, en su condición de inamovible, el que desarrolla una fuerza imparable. Más aún cuando lo inamovible es la esencia: Zeta Sport y Taida SGB no solo están ubicados en la periferia de sus provincias, también eligen darle continuidad a un sonido que se desarrolla en la periferia de los algoritmos. El drumless está más cerca de samplear lo que suena en la radio que de sonar en ella. Pero no podrían haber decidido otra cosa. Encontraron el lenguaje que mejor canaliza sus emociones. Y que nadie se atreva a intentar moverlos de ahí.