Ya está disponible en la web el documental “Metales Aliados” sobre la banda Atrás Hay Truenos y su disco “Bronce”, que comenzó a gestarse a finales del 2013, dirigido por Mariano Di Césare, cantante y compositor de Mi Amigo Invencible y conocido también por su proyecto solita El Príncipe Idiota. El largometraje, de 60 minutos de duración, se presentó el 15 de diciembre de 2021 en la Sala Lugones, como parte del Festival Escenario, y este 18 de enero de 2024 el músico compartió en su página de Twitter que ya lo podemos encontrar online y gratis a través de la plataforma Vimeo.
El disco en el que se centra el documental salió a la luz en el año 2016 y es el tercero del grupo neuquino integrado por Roberto Aleandri (voz, guitarra y sintetizadores), Diego Martínez (bajo, coros y sintetizadores), Héctor Zuñiga (batería y percusión) e Ignacio Mases (guitarra). Editado por el sello Laptra, al igual que sus dos discos anteriores (“Romanza” (2012) y “Encanto” (2013)), “Bronce” condensa una sensibilidad compartida por una gran parte de la escena indie. Incluye sonoridades alternativas que desarman y descubren nuevas estructuras para la canción, guitarras, pasajes de teclados y una base rítmica que busca instalar un clima. Se construye así una experiencia de sonido que viaja, flota y se mueve a través del aire, dibujando un paisaje que está también presente en las letras, entre un reino de fantasía y la ruta que regresa o se aleja del hogar.
Mariano Di Césare acompañó a la banda durante los años de gestación y grabación del material en un proceso que consolidó uno de los proyectos que había ideado a partir de un taller de cine documental dictado por Ulises Rosell. La realización cinematográfica no fue algo novedoso para el músico: se trata de uno de sus grandes focos de interés e inició con sus primeros años de estudio en la Escuela Regional de Cine y Video de Mendoza para luego continuar en la licenciatura en la Universidad del Cine.
En “Metales Aliados” la cámara que sigue a la banda funciona como unos ojos amigos. La música parte de un espacio aparentemente íntimo de experimentación y tiende, a su vez, sus redes hacia el mundo externo: los escenarios, los festivales, las giras y las rutas. Mudanzas, cenas en familia, abrazos y conversaciones están fusionadas con las voces, sonidos y pruebas en el estudio de grabación.
El documental inicia con los miembros de la banda grabando las campanadas de una inglesa, dentro y fuera, con el murmullo de la gente y el ruido ambiente de la calle. Como pasa muchas veces en la música independiente y el arte contemporáneo, la búsqueda creativa se entrelaza con el fluir de la vida cotidiana. Más allá de la experiencia concreta de los sonidos que forman parte del surgimiento de un disco, lo que Mariano Di Cesare muestra son los modos de hacer diversos que pertenecen a un universo más amplio: las conexiones afectivas cómplices y el valor artístico de los procesos más que el concepto de obra terminada. “La psicodelia no es bella” se escucha, entre risas y conversaciones, en un momento del documental: “Me encanta la psicodelia, pero he descubierto que no es para nada bella”. La distorsión y las interrupciones producen nuevas formas de emoción y escucha, como esos ruidos que salen del fondo de una caja secreta donde están los recuerdos, el futuro y el misterio.
Los lazos afectivos no sólo están presentes en las escenas cotidianas que resuenan entre las grabaciones y los recitales, también en las colaboraciones y en el diálogo que se establece, directa o indirectamente, con otras bandas amigas. Por una parte, la participación como invitados Gustavo Monsalvo (El Mató a un Policía Motorizado) y Rosario Bléfari. Pero también, por otra parte, en uno de los ensayos el grupo tararea versos sueltos de Las Ligas Menores, toca en los viajes canciones de Bestia Bebé y, hacia la mitad del documental, se muestran escenas filmadas durante la Gira Solar de Atrás Hay Truenos, que realizaron junto a Mi Amigo Invencible y Niño Elefante. No se busca solo dejar un registro audiovisual de esos momentos, estas otras voces son en realidad ecos que se quedan detrás de cada creación propia, un sonido compartido y una experiencia común de acompañamiento mutuo, en presencia o en ausencia.
La experiencia afectivo-amorosa es uno de los ejes de “Bronce”. Las letras combinan la nostalgia de un pasado imborrable y, al mismo tiempo, el consuelo de lo que quedó: “todo está grabado en bronce / no lo vamos a olvidar”. El disco superpone dos sensaciones simultáneas, encontrando en los opuestos una especie de armonía: el recuerdo suave de lo efímero permanece en bronce, lo que pasó queda en cada uno como una huella. Las voces son, por momentos, etéreas, bailan amigablemente con las palabras sin dejar de lado el dolor. Las campanadas iniciales del documental quedan resonando como un síntoma de otro de los temas del disco: el paso del tiempo. A la vez, la instantaneidad del presente, los sonidos de la vida: un ascensor, una conversación telefónica, viajes en taxi, cubiertos entrechocándose en una cena con amigos y familia.
La presencia de los afectos en “Metales Aliados” hace que se interprete con otra luz lo que parecía ser un canto por el duelo amoroso en muchas canciones de “Bronce”. El amor es la ciudad natal, los amigos, las puertas abiertas de la casa familiar, caras dormidas en la ruta y azúcar en el mantel, todo lo que se queda como un fantasma amable cuando ya no está, la magia de las cosas mínimas.