“Esta bestia centelleante que se elvaría con alas satinadas de las madrigueras del corazón agusanado de la Gran Manzana fue la música disco”. Una historia multiracial de sexualidad, fama, dinero, drogas, danza, música y fugacidad dada en pistas de baile y hits provenientes de músicos brillantes o grandes plagiadores.
Ya de por si los hechos son interesantísimos, pero a eso se suma la genialidad de Peter Shapiro para relatar. Su escritura comprende muy bien las tres búsquedas principales para desarrollar este tipo de materiales: Estilística, documental y ensayística. Su prosa es atractiva y eso no quita que constantemente esté adjuntando información nueva que incluso puede llegar a ser abrumadora (creo que una serie de estadísticas en gráficos, líneas del tiempo, flowcharts y/o un glosario ayudarían a no perderse, pero igualmente vale mucho la pena hacer el esfuerzo e ir tomando apuntes). Se presenta la historia de djing, fiestas, clubes, discográficas, músicos, productos, singles, ciudades, sub-géneros, bailes y un generoso etcétera relacionado al disco, sus reinterpretaciones europeas y la cultura dance en general.
La personalidad está presente en cada página y eso es muy valorable por lo entretenido que es leer algo no tan guiado por lo académico, que incluso muchas veces se dedica a discutir con otros autores, periodistas y músicos. Es muy sincero en sus valoraciones positivas y negativas, siempre soltando comentarios sarcásticos o polémicos con gracia. Esto es importantísimo porque no pretende ser objetivo (un intento que sí o sí fallaría y obstaculizaría el presentar una mirada interesante), está proponiendo ideas novedosas para repensar y revalorizar la música disco.
Shapiro caracteriza el movimiento como “la música estadounidense perfecta”, un fenómeno que representó fielmente a USA a nivel comercial y cultural, especialmente en los 70s. Una música y danza que parte de la comunidad gay afroamericana en la putrefacción de Nueva York, compartida con latinos y italo-americanos y apropiada por la Norteamérica Corporativa. El escritor no solo critica la plastificación industrial del género, señala plagios, la elitización y, por supuesto, al nefasto movimiento detractor “Disco Sucks!”. Nunca infla el valor de la movida, hasta aclara que es tonta en variedad de aspectos, pero no deja de rescatar su valor histórico y musical. Es la forma más madura que uno puede encontrar para analizar este tipo de ebulliciones musicales, modas, tan llenos de contradicciones, vicios y virtudes.
La edición que yo leí (un trabajo impecable de Caja Negra) está disponible en físico para Argentina y España. En inglés fue editado en varias ocasiones, por lo que seguramente puedan conseguir comprarlo importado.