“Los que menos esperábamos algo éramos nosotros»: D.I.E.T.R.I.C.H y su retorno a los escenarios

«Solo queríamos volver a tocar“ cuentan los DIETRICH, una banda con shows de talla mítica en el under argentino, que ahora se prepara para cerrar el 2024 en Niceto Club.

Hernán Corera y Rodrigo Cursach, bajo los pseudónimos de Frisco y Hakinen, en 2007 se convirtieron en padres de un proyecto con la energía de quien encara una expedición con tropas a caballo: D.I.E.T.R.I.C.H.

Como parte de una underground bonaerense muy distinto al de ahora, seis hombres tocando su manifiesto pasaron a ser una leyenda colectiva. Sus shows hicieron historia y siguen dando que hablar. En los videos de las Rodeo Sessions todos los años se renovaban los comentarios pidiéndoles que vuelvan a tocar, cosa que no hicieron desde 2015, luego de haber participado de festivales como el Music Wins y el Lollapalooza. De forma un poco repentina, hace ya casi un año resurgieron con una fecha a lo D.I.E.T.R.I.C.H: un ritual con velas y caras tapadas en el escenario de Unione e Benevolenza. En este ritual se volvieron a reunir con su ejército, sus seguidores, los de aquel entonces y los nuevos. Para todos significaba algo muy épico. El 14 de diciembre celebran este primer año de su retorno en Niceto Club.

Su obra refleja un despabilo de la norma y de la realidad actual -cual fuera esta, la de 2007, la de 2015 o la de 2024- que es inspirador. Su música instrumental es un postulado armonioso, pero potente, robusto de fe y de fuerza. En su primer EP, “Dietrich” (2010), de 4 temas que se toman su tiempo y logran que sus instrumentos se vuelvan una sola unidad indivisible, ya comenzaban a asomarse los rasguidos de guitarra marcados que se repiten para perderse en el éter de la canción y la minuciosidad al decidir cada sonido de percusión. Al ser un EP condensan una intensidad reverberante y cada track te deja con hambre de más.

Su primer disco, “Providencia” (2015), salió el día de nuestro libertador Martín Miguel de Güemes, el 17 de junio. Su nombre es una sola palabra que evoca una energía divina y enfatiza la confianza en el destino: providencia para que no haya sequías ni inundaciones en los campos, providencia para el noble trabajador común. Este disco incluye canciones como ‘El triunfo del hombre común’, un track de 8 minutos bellísimo, insaciable, que tiene gusto a cumplir un sueño sin darte cuenta, a pensar con cariño en alguien cuando no está cerca. El triunfo no se siente pretencioso ni recargado de emperifollaje, es sencillo, tanto como volver a tu casa cuando sale el sol en el auto de tu amigo y sacar la mano por la ventana para sentir el viento. Se trata de un grupo de personas que quieren hacer triunfar al ser común y lo logran. Porque somos esa gente normal y, durante ocho minutos, somos invencibles. Al escucharlos o verlos tocar en vivo, que más que tocar lo presentan como una intervención, se comprende que se toman la música con mucho respeto, como a una figura sagrada.

Cuando la música produce sentimientos tan fuertes, nos da esperanza, no solo de un futuro sino de un presente. Una progresión de acordes puede sacudirnos tanto que de un estado de nada podamos pasar al todo. D.I.E.T.R.I.C.H tiene ese poder. Un poder que sabe a esperanza y que logra sucumbirte a un centenar de sentimientos nuevos. Es el poder que nos puede regalar un respiro frente a las catástrofes y penurias de la vida que tan injusta es por momentos, y elevarnos a un arriba en donde las calles son de nubes y se ven desde lo alto las montañas. Donde todos somos hermanos y somos libres de ser.

En sus canciones surgen muchos componentes musicales en un amplio espectro y se presentan logrando texturas armoniosas que son coherentes entre sí, eligiendo muy bien cuando abarcar mucho con intensidad o poco dejando silencios y momentos de calma. Una batería fuerte que galopa, riffs de guitarra agudos con melodías en loop eternas, sintetizadores que palpitan oscilantes, sintetizadores que llenan el aire con humo de colores, silencio que es sintetizador, un cántico con algún efecto que armoniza la voz en los momentos adecuados, un bajo prominente, un bajo que slappea, percusión que hace tic, toc, que hace tuc, tuc, que hace cachín, chín y también panderetas. Por momentos una guitarra al frente pega unos rasgueos con el frenesí e ímpetu de las de Queens of the Stone Age, pero de tanto distenderse en el tiempo se vuelve otra cosa, porque apuestan a la repetición al dejar un riff sonar una mitad entera de un tema. Y en la repetición empiezan a aparecer cosas nuevas a decodificar. Hay algo que está entre el número uno y el dos. Se empieza a sentir eso que está entre un instante y otro, a percibir el medio instante incluso. 

Si agarramos una birome y la sacudimos desde el medio, podemos ver como los extremos se mueven tan rápida y fugazmente que si miramos con atención, con la velocidad se forma un semicírculo. Está ahí, lo podemos ver, es ese entre-medio. Ese trance sucede cuando todo se fusiona sin que te hayas dado cuenta. Los integrantes se volvieron uno y te volviste uno con ellos, te mecés en su ritmo como cuando te mecían para dormir de bebé. 

Cuando compartieron el remix de ‘Tiempo de Perdonar al Tiempo’ hecho por Evlay (productor de Wos, Ysy A y Milo J, entre otros), rezaron: «En el principio era la danza, y la danza estaba en el ritmo, y el ritmo era la danza. En el comienzo era el ritmo y todo ha sido hecho por él, y nada ha sido hecho sin él«. Uno de los grandes hitos de la danza contemporánea fue la alemana Pina Bausch. En su obraRite of Spring’, vemos a las bailarinas sobre la tierra, reiterándonos los movimientos, formas con el cuerpo rígidas o contraídas, inorgánicas pero que en el conjunto de los cuerpos unidos por la obra se vuelven visualmente orgánicas, todo fluye y de nuevo, vemos la unidad indivisible. Pina también se tomaba como algo sagrado bailar. Al igual que esta disciplina, el lenguaje de D.I.E.T.R.I.C.H es universal y su sonido tan puro trasciende cualquier tipo de frontera o de tiempo: trasciende hacia el futuro como lo hizo todos estos años. 

Solían dejar siempre los nombres del alfabeto radiofónico internacional que forman el nombre del proyecto en cada mensaje que emiten en redes sociales y en sus discos en Bandcamp: Delta, India, Echo, Tango, Romeo, India, Charlie, Hotel. D.I.E.T.R.I.C.H.

Buscábamos algo universal. Y nuestro amor por películas de acción de los 80 ‘s hizo el resto. Nacimos viendo esas películas de submarinos y portaaviones. Al mismo tiempo hay algo de jugar con conceptos que en ese entonces parecían no tan artísticos“, cuenta Hakinen.

Si bien su música se caracteriza por tener simplemente palabras, onomatopeyas aisladas y no letras, ¿cómo surgieron las referencias históricas expresadas en los nombres de los temas? Como ‘Ejército del Norte del Sur‘, o muchos de «Providencia«: como ‘El último Martín Fierro‘ y ‘Paso de los Libres‘.

De libros, de intereses. Hoy aplicaríamos los mismos conceptos creativos, pero seguro los nombres serían diferentes. La idea de que un título cargue con la energía de la composición siempre nos pareció inspirador. ‘Ejército del Norte Del Sur‘ sería el ejército de Castelli, antes de una batalla contra los realistas. El nombre ya venía dando vueltas, pero cuando tuvimos la idea no hubo dudas. El ‘Paso de los Libres‘ es más fonético: una canción con acordes tan nobles y positivos no podía llevar otro nombre. Siempre son referencias a libros o películas o viajes personales de cada uno.

Ya va a ser casi el aniversario de su sorpresiva fecha en Unione E Benevolenza ¿Cómo fue este año en el que volvió oficialmente Dietrich a tocar?

No lo habíamos pensado. Vertiginoso. Los que menos esperábamos algo éramos nosotros. Solo queríamos volver a tocar. Fue un año de mucho trabajo éste y el anterior.

Tocaron en el Festival Psicotropia en Santa Fe y ahora cierran el año en Niceto ¿Cómo están preparando esta fecha?

En Santa Fe pensamos un show más libre en lo que respecta a tiempos musicales. Niceto en cambio es un show largo, más estudiado. 

Este año sacaron un remix en colaboración con Evlay y una remasterización de ‘Caballos de Fuerza‘ ¿Les espera algo más del otro lado del 2024?

Tenemos la suerte que muchxs productores escuchaban D.I.E.T.R.I.C.H. Siempre quisimos remixar y que nos remixen. Antes era más raro pero hoy es más común. Seguro se vengan mas. Y pensamos usar el verano para desarrollar ideas que vienen hace un tiempo dando vueltas. Tratamos de llevarlo tranquilos, pero hay planes para el 2025. Ojalá se materialicen.

Entradas disponibles para la nueva fecha en Niceto Club acá.

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