Joe Cuba, boricua que primero se había hecho llamar Joe Panamá, fue un pilar para la música latina de USA. Durante los 60s tuvo una tracción enorme en Nueva York y dejó una una influencia sustancial para la salsa en los 70s.
No es que haya sido un monstruo de la conga, como lo eran Mongo Santamaría o Ray Barretto; lo suyo no era la ferocidad sino la claridad para dirigir su mítico sexteto. En su liderazgo el grupo tuvo una versatilidad insensata para pasear por casi todos los ritmos afrocubanos pujantes de la época, del cha cha chá al boogaloo, del cual serían uno de los mayores precursores.
Joe, El Alcalde del Barrio, fue fundamental para el blend entre el inglés y el español que le abrió más que nunca las puertas a la música caribeña en Estados Unidos. Hizo éxitos masivos envueltos en un catálogo como pocos nuyoricans en aquella década. Su formato portable de sexteto y la efectividad característica para hacer una música ni tan sencilla ni tan compleja, siempre entretenida, les dio la llave de la ciudad. El toque juvenil y barrial les dio prosperidad en la historia de la música popular caribeña.
Ante la caída de las big bands a principios de la década el Joe Cuba Sextet hizo su lugar en el mercado inaugurando un camino que muchos siguieron. Su apartado melódico no estaba a cargo ni de vientos ni de violines: El vibráfono de Tommy Berríos coloreaba sus canciones. Ya esto los hizo muy particulares, pero también hay que mencionar a Jimmy Sabater, timbalero y cantante de las canciones en inglés que era la mano derecha de Joe. Como si fuera poco su cantante principal fue durante varios años el mítico Cheo Feliciano, una voz de ensueño.
Guía a la discografía:
Diggin’ The Most (1963)
El segundo álbum es el mejor representante de los primeros tres discos del sexteto, la etapa en Seeco Records. “Diggin’ The Most” es un mimo a los bailadores. Rejuveneció la fiesta del barrio con mambo, chachachá y guaguancó en un nuevo estado de gracia. Sus dos lados están para zarandéarse descalzos y corear a Cheo Feliciano. La adictiva versión de ‘Oye Cómo Va’ de Tito Puente, la chistosa pachanga ‘La Lapa’ y la cargadísima apertura ‘Ariñañara’ son fuente segura de piacere.
Vagabundeando (1964)
Si toca canonizar un solo LP como el definitivo de la formación yo me la juego por “Hangin’ Out”. La expresión más clara de todas sus virtudes, la relación entre instrumentistas, la selección de canciones, la condición de sonero de Cheo y cierta picardía agregada a todo lo anterior. El engranaje entre congas, timbales y vibráfono estaba más fortachón que nunca, tirando hacia una influencia de la descarga. Además hay un tumbao de barrio que aparece con más fuerza que nunca. Basta escuchar ‘El Ratón’, con analogía de fábula pero historia de adulterio, para entender su influencia en el porvenir.
Wanted Dead or Alive: Bang! Bang! Push, Push, Push (1966)
Sin Cheo Feliciano llegó el mayor éxito comercial de Joe Cuba: Su primer disco de boogaloo y un clásico del género que fue una moda efímera pero no menor y mucho menos aburrida. No es su álbum más completo, pero entre sus irregularidades aparecen hits anacrónicos. Es una foto de época, con la particularidad del boogaloo de cantar en inglés sobre una orquestación latina y la búsqueda sencilla de divertirse y bailar sin nada que demostrarle al mundo. Luego vendría “Estamos Haciendo Algo Bien”, su último disco memorable de los 60s, con boogaloo no tan fresco pero sí el genial y salvaje tema ‘El Pito’.
Cocinando la Salsa (1976)
A diez años de su mayor éxito Joe Cuba ya no tenía su sexteto, los 70s no habían sido generosos con él, pero buscó la revancha con “Cookin’ The Sauce”, ya sin latin soul ni boogaloo, con salsa. Lo de siempre pero más sabroso. Lo apañó el gran Louie Ramirez como productor y una banda nueva, en la que no faltó Jimmy Sabater, su mayor compañero de andanzas. En el primer tema, ‘Ataca De Nuevo’, se declara “El ritmo de Joe Cuba nunca muere”, y lejos está de ser un grito agónico. El nuyorican acá dio todo para demostrar que nunca perdió la maña, y si lo nuevo era la salsa la iba a hacer, igual que la música disco, en ‘Latin Hustle’. Aún si su comeback no le devolvió el lugar en la industria, se hizo valer con este, su último gran álbum.